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SHOWBIZ | 27-03-2013 18:00

Televisión del futuro

Con “House of cards”, el primer gran éxito, empiezan a imponerse las series transmitidas por internet. Producción local y PNT.

Asegurarse más de 33 millones de espectadores en todo el mundo es el deseo de cualquier productor, además de una carnada más que jugosa para potenciales marcas auspiciantes. Ese sueño dorado lo tiene en sus manos Netflix, un servicio de suscripción a Internet de streaming de programas de televisión y películas, que ya superó esa cantidad de usuarios. A razón de 7,99 dólares la suscripción mensual, con una calculadora alcanza para entender la dimensión de un negocio que apenas empieza a asomar la nariz, pero que se proyecta como una opción a futuro interesante y redituable.

La compañía norteamericana, sin embargo, decidió ir más allá de la mera distribución –en forma legal, por supuesto– de producciones audiovisuales hechas por estudios y se aventuraron a producir su propia serie. El éxito fue tan esperable como inmediato y revolucionó el mercado. motivando inclusive a otras compañías del área tecnológica a aventurarse en este nuevo y aún algo inexplorado terreno.

En este marco, las series web se abren paso, y como por una alfombra roja, “House of cards”, producida por y para Netflix, se convirtió en febrero en la trama para este formato con más éxito de la red. Según Todd Yelin, vicepresidente de innovación de la empresa, el proyecto funcionó “excesivamente bien”, siendo el show más visto en la historia de la plataforma, con resultados que “superaron nuestros sueños más ambiciosos”.

La serie del boom. Dirigida por David Fincher, protagonizada por Kevin Spacey y basada en una popular serie británica, “House of cards” es una de las piezas más vistas en los Estados Unidos y otros cuarenta países, según el New York Times. La gallina de los huevos de oro, que costó unos 100 millones dólares, tuvo un detalle innovador con respecto a otros intentos anteriores de llevar ficción a la web: sus 13 episodios fueron subidos a la plataforma al mismo tiempo. No más "cliffhangers", no más carteles de "continuará". El público decide si quiere dosificar la serie lentamente o verla toda de corrido en un maratón.

Más allá de la artística –un director como Fincher, con un buen curriculum que incluye las películas “Zodiac” y “Red Social”; además de la actuación de un indiscutible como Spacey– el mundo está ante una nueva forma de hacer y mirar el mercado audiovisual. El rating ya no es la medida, sino que la relación emisor-receptores tienen un vínculo directo, mensurable no solo por la cantidad de visitas, sino también por los comentarios que dejan en el sitio. No hay secretos en el medio. Gustó o no gustó.

“Hay 33 millones de versiones diferentes de Netflix” explicaría al Times Joris Evers, director de la compañía. Películas y programas de televisión en ese servidor son marcados con cientos de “etiquetas” descriptoras insertadas por los espectadores encargados de juzgar el talento, la acción, el tono y el género, entre otras características. A través de estas categorizaciones se conoce lo que quiere el público activo antes, durante y después de mostrar un producto.

De esta forma, el marketing tambalea en sus propias bases, porque ya no necesitan mucho más aparato de sondeo que el de la cantidad de streaming y la opinión de los que vieron.

Netflix tiene 27 millones de usuarios solamente en los Estados Unidos, uno de los países modelo en desarrollo de tecnología de entretenimiento. Sin embargo, y a pesar de que la compañía se ofrece una innumerable cantidad de material, los competidores están a la orden del día, y no son los únicos interesados en tamaño mercado en expansión. Hulu y Amazon son los principales contrincantes de esta megaempresa. El segundo, con unos 10 millones de usuarios (según Morningstar y Consumer Intelligence Retail Partners), anunció que en breve planea ofrecer gratis los pilotos de sus once producciones originales y, según la respuesta de las audiencias, evaluarán sus posibilidades de convertirse en series o dejarlas por el camino.

Para leer la nota completa, adquiera online la edición 1892 de la revista NOTICIAS.

por Paula Fortín

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