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CIENCIA | 26-04-2013 15:24

“Nos cambiará la vida a todos”

Por qué el bosón de Higgs tiene utilidad más allá de la ciencia básica, según la italiana candidata al Nobel y coordinadora del CERN.

Al frente de los equipos de investigadores del LHC (Gran colisionador de hadrones), el acelerador de partículas más grande del mundo, la física italiana Fabiola Gianotti lideró la experiencia más cara en la historia de la ciencia. Duró cuatro años, costó 10.000 millones de dólares y culminó con la detección de una tenue partícula subatómica prevista por la teoría, pero que nunca antes había dado señales de existir en la realidad. Gianotti y su equipo encontraron pruebas inequívocas de esa partícula, la única de las piezas de entre 61 elementos que dan basamento a las teorías fundamentales de la física, que faltaba ser observada en el laboratorio. Sin su descubrimiento, todo el edificio teórico que explica la naturaleza más íntima del Universo corría el riesgo de derrumbarse, dejando en la nada todo un siglo de arduas conquistas.

Ese ladrillo cósmico tan esencial es un bosón de Higgs, así bautizado en homenaje al físico teórico que previó su existencia. Desde su oficina en la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), sede del LHC, en la frontera de Suiza con Francia, Gianotti (candidata obvia al premio Nobel, aseguran muchos expertos), dice que todo lo hallado sirve para dilucidar apenas un 5% de la composición del Universo. Asegura que será necesario hacer nuevas investigaciones teóricas y prácticas para responder la más simple pero también la más incómoda de las preguntas: ¿por qué existe el Universo?

Periodista: ¿La partícula exótica hallada en el LHC fue anunciada como “un” bosón de Higgs, pero con dudas acerca de que tal vez no sea “el” bosón de Higgs. ¿Por qué razón los científicos le ponen tanto énfasis a ese artículo indefinido?

Fabiola Gianotti: Esa palabrita cambia todo para la historia de la ciencia, y también modifica el modo en que entendemos las reglas de la naturaleza. Si fuera “el” Higgs, estaríamos garantizando que el elemento que descubrimos es exactamente el que preveían las teorías de la física. Ese bosón es el que creó el campo que da masa a todo lo que existe, y era la pieza que faltaba para explicar lo que conocemos como Modelo Estándar, la representación teórica que mejor explica las complejas interacciones entre energía y materia que dieron origen al Universo. Pero si fuera “un” bosón de Higgs, sería señal de que la partícula encontrada tiene un impacto aún más revolucionario. El Modelo Estándar es consistente y hace décadas que guía la investigación y producción científicas. Su comprobación práctica sería un hecho extraordinario, aun cuando solo explicaría apenas el 5% del Cosmos, la parte compuesta por la materia que logramos detectar por estar organizada en forma de estrellas, planetas y seres vivos en la Tierra. Pero resta un 95%, compuesto principalmente por materia y energía oscura, sobre los cuales poco sabemos. Actualmente, existe el consenso de que esa porción oscura del Universo es la que guarda la explicación final sobre las leyes fundamentales de la naturaleza. Su existencia depende de partículas todavía más exóticas que el Higgs.

Periodista: ¿Qué teoría ampara este hallazgo?

Gianotti: Una de las mejores explicaciones para la existencia de ese 95% es una teoría que cierra muy bien, la de la supersimetría. Ella propone que para cada partícula ordinaria que se conoce en el Universo hay una réplica, casi idéntica. La supersimetría se basa en la hipótesis de la existencia de una partícula, el neutralino, que puede explicar la creación de toda la materia oscura. Por la supersimetría, habría no uno sino cinco tipos de bosón de Higgs. Si la partícula que hallamos fuera uno de esos cinco, esto nos llevaría a investigar una realidad mucho más amplia.

Periodista: ¿Qué nuevas preguntas tendrán que ser hechas para que podamos comprender la materia oscura y las partículas supersimétricas?

Gianotti: El desafío es amplificar nuestra visión sobre las reglas elegidas por la naturaleza para crear la realidad en la que vivimos. Es lo que hacemos en el LHC. Nuestro trabajo fue interrumpido para hacer una reforma que durará dos años y que va a mejorar el funcionamiento de los cuatro detectores gigantes de partículas que administramos. El resultado de esa obra es que duplicaremos la energía que logramos producir en las colisiones de partículas que hacemos en los núcleos del experimento. También duplicaremos el número y la frecuencia de esas colisiones, lo que nos permitirá hallar elementos aun más exóticos que el Higgs. Son justamente esas las partículas elementales responsables de la existencia de la materia visible y de la materia y de la energía invisibles. Ellas intervinieron en los instantes iniciales del Big Bang, la súbita expansión que dio origen a nuestro Universo. Estoy convencida de que nosotros vamos a encontrar esas partículas misteriosas, y eso puede explicar los agujeros negros, la formación de planetas, la aceleración de la tasa de expansión del Universo y otros grandes misterios. Son esas partículas las que nos permitirían hacer las preguntas concretas y dar las respuestas a las investigaciones más fundamentales de la aventura intelectual humana. Ellas son la clave para responder finalmente cómo surgió el Universo y su corolario, de dónde venimos.

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por Filipe Vilicic

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