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PERSONAJES | 17-05-2013 14:30

“El deseo es una pulsión muy fuerte”

Su show revisionista “Delirio gaucho” generó un CD con temas de los años '30. Teatro en Francia con Alfredo Arias, identidad y diversidad.

Tiene un vestido sexy, con generoso escote, el pelo rojo como una llamarada, corto muy corto y cada tanto lo revuelve con la mano. No hace mucho que llegó de París –su vida se reparte entre esa ciudad y Buenos Aires– donde supo diseñar su carrera por más de 15 años. Ganadora de los Premios Hugo 2011/2012 Mejor Music Hall, Café Concert y/o Varieté Musical, y Mejor Intérprete en el mismo rubro, fue nominada para los Premios ACE como Mejor Café Concert por “Delirio gaucho. Canciones del interior”, acompañada por Los Primos Gabino, un trío de guitarras de primer nivel, con quienes grabó el CD homónimo, su primer disco. “El formato de Delirio –que presenté el mes pasado en Clásica & Moderna– es el de una intérprete que canta, una suerte de conferencia con música” explica con tono vivaz. Hija de una pianista y un sociólogo, con una abuela sastre y un abuelo boxeador, es dueña de un glorioso histrionismo que exhibe sobre un escenario o sentada a la mesa de un café.

Noticias: Por lo que se infiere, usted es un producto genéticamente incorrecto, de puro histrionismo en genes.

Alejandra Radano: (risas) Sí, y algo más. ¡Tuve un abuelo jugador de ruleta, un ludópata empedernido, tirando a Dostoievski! Y creo que sí, que uno construye desde los genes. “Delirio…” es un pilar. Cuando digo “Canciones del interior” hay una doble mirada, no solo alude al repertorio (canciones camperas que tienen que ver con nuestro paisaje y, a la vez, están atravesadas por el surrealismo), sino a ese interior mío. Uno desarrolla un discurso a través de las imágenes que procesa y cómo las procesa; después  deviene en cantante, cartero, periodista…

Noticias: ¿En qué barrio vivió su infancia y juventud?

Radano: En el barrio inglés de Temperley. Estudié en el Conservatorio de Música de Banfield y como estudiante tuve épocas, fui muy buena y después me descarrié. Pero el estudio es el eje de mi vida; lo veo claramente en este momento, con 43 años.

Noticias: ¿Quiso ser cantante de ópera?

Radano: Sí, cuando tenía 13 años. Pero bueno… me costó llegar a desarrollarme como cantante. Lo deseaba mucho y el deseo es una pulsión muy fuerte. Después está la disciplina. Me enoja la gente que dice “yo no tengo voz”; si tenés el deseo, se puede. Aunque entiendo que hay algo inmanejable, un misterio por el cual algunos llegan y otros no. Imagino que tiene que ver con poder focalizar lo que querés hacer. No siempre uno lo ve y es parte de la gran angustia del ser humano.

Noticias: ¿Su primera presentación importante fue en “Drácula”, de Pepito Cibrián?

Radano: Debuté profesionalmente en “Drácula”. Recuerdo que antes de estrenar subimos con Pepe a la parte más alta de la popular del Luna Park y me dijo: “Mirá, esto va a estar lleno”. Y ahí entendí lo que era poner el foco en la ambición. Hubo dos gestos de Pepe para mí inolvidables; este, una metáfora del deseo, y el día que me llevó a ver “Familia de artistas” con Iris Marga y Norma Pons, en el Teatro Maipo, dirigida por Alfredo Arias. Cuando terminó, Pepe lloraba a mares porque la obra tocaba íntimamente lo que había sido su vida, con sus padres (N. de R: Ana María Campoy y José Cribrián). Además, la vida del artista te obliga a mantener un vínculo con el elenco por una cantidad de meses, y ese grupo después se desarma… Cuando estás mucho tiempo en cartel, como en “Drácula”, cuando termina, se produce una ruptura con la gente, una separación difícil, un duelo. Ahí lo conocí a Alfredo, uno de los directores con quien trabajo frecuentemente en Francia y en Europa.

Noticias: Siguieron “Cats”, “The Beauty and the Best”, “Chicago” y “Cabaret”. Alto curriculum.

Radano: Tuve la suerte de hacer los musicales más lindos. ¡Y la “Ópera de tres centavos”!

Noticias: ¿Sintió que su coronación oficial fue cuando Kive Staiff le propuso hacer esta ópera?

Radano: Si, porque es el musical por antonomasia. Y, además, porque era una de las últimas obras que ponía Staiff, un pope que formó gente valiosa. Tuve la suerte y tengo el orgullo de haber trabajado con él, Pepe, Midón, Ricky Pashkus y Roberto Catarineu, que es una gloria.

Foto: Marcelo Escayola. Producción: Esteban Vedia. Agradecemos a: Hotel Savoy www.savoyhotel.com.ar) y Café de los Angelitos (www.cafedelosangelitos.com).

Ropa: Las pepas. Zapatos: Claude Benard.

Para leer la nota completa, adquiera online la edición 1899 de la revista NOTICIAS.

por Sissi Ciosescu

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