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PERSONAJES | 11-06-2013 17:45

“Buenos Aires tiene alma, la adoro”

Dirige el hotel Sofitel y vivió en veinte países. Tsunami, negocios con Michael Jackson, Robert Redford, y Navidad en una favela.

La cadena francesa Sofitel, con más de 120 hoteles en los cinco continentes, premia todos los años a sus hoteles más destacados. El mejor de toda América está en manos de Philippe Seigel, su director general hace tres años, quien se pasea por el lobby como si fuera una extensión de su casa. Es común verlo con su mujer, Delphine, cenando con amigos en el restó Le Sud o tomando un café en la Bibliotèque, mientras, de paso, da la bienvenida a un huésped ilustre o echa una hojeada al uniforme del bellboy. Elegante, simpático, rápido de reflejos, Seigle combina refinamiento francés con una calidez espontánea. Y es difícil decir de dónde es este hombre tan mundano, hasta que habla y lo denuncian unas “erres” de inspector Clouseau.

Noticias: ¿Hace cuánto que viaja por el mundo?

Philippe Seigle: Desde siempre. Nací en Marruecos en 1954, cuando era un protectorado francés. Después de la independencia, se abrió la primera embajada francesa y mi padre comenzó su carrera diplomática. A los ocho años nos mudamos a México, después a Togo, en el África del Este, y más tarde a Argelia. A los 14 estuve dos años pupilo en Nimes, sur de Francia, mientras mis padres estaban en Togo. Terminé la escuela y una de mis abuelas me convenció para que estudiara Hotelería, cosa que hice durante tres años en Tours, Francia. Y desde entonces viví en veinte países: Togo, Costa de Marfil, Gabón, Arabia Saudita, Rusia, los Emiratos, Turquía, Chipre, Saint Marteen, Seychelles, Polonia, Marruecos, Tailandia, Brasil, Marruecos, entre otros, y desde el 2009 estoy en Buenos Aires.

Noticias: ¿Y siempre con la familia a cuestas? ¿Nunca se resistieron a dejar atrás amigos, noviazgos, rutinas?

Seigle: No, tanto mi primera mujer y nuestros dos hijos, como mi mujer actual y nuestro pequeño Luca, sabemos desde que llegamos que en algún momento nos iremos. Nos acostumbramos a vivir el presente más que proyectarnos en el futuro, por eso nuestra relación con los demás es intensa: no sabemos si mañana volveremos a verlos. Cambiar es muy excitante.

Noticias: ¿Cómo se siente en Buenos Aires?

Seigle: Un francés en Buenos Aires no se puede quejar. Tenemos links culturales muy fuertes. Los porteños son muy franceses. Yo, que viví siempre como un extranjero, aquí me siento muy bienvenido, no me ven como un francés. Adoro esta ciudad, pero no porque tenga algún edificio que se parezca a uno parisino, esta ciudad tiene alma. Vivo en Belgrano, un barrio muy animado, nunca podría vivir en un country o una ciudad pequeña.

Noticias: Usted se siente claramente un francés, ¿cuántos años vivió en Francia?

Seigle: Sólo cinco, pero me siento más francés estando en otro país, porque las raíces culturales no se pueden negar. Vivir en otro país es embeberse de sus tradiciones, tal vez hasta aún más que los locales, porque las veo con más nitidez. Me visto como ellos, como igual que ellos, hago sus mismas salidas, me ajusto a sus horarios. No busco la comunidad francesa en el país donde vivo, ir a otro país para moverse solo entre franceses, me parece una tontería.

Noticias: Y de todos los países donde vivió, ¿con cuál se quedaría?

Seigle: No tengo un país favorito, hay algunos que son más difíciles para vivir que otros, pero en el fondo es la gente la que hace a un lugar, no son sus paisajes ni sus tesoros culturales. Puedes estar en un paraíso y no encontrar gente interesante y entonces tu paraíso se vuelve un infierno. La relación con la gente es vital. Lo mismo pasa con los hoteles: más que la arquitectura, la decoración o la tecnología, lo que cuenta es el servicio.

Para leer la nota completa, adquiera online la edición 1902 de la revista NOTICIAS.

por Silvina Pini

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