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PERSONAJES | 14-06-2013 15:10

“Era una mujer fuerte, dulce y ocurrente”

El hijo de Mercedes Sosa produjo el documental sobre el legado cultural y personal de la cantante. La dictadura, reencuentros y sintonía K.

Todavía no terminó de hacer el duelo, aunque en octubre se cumplirán cuatro años del fallecimiento de Haydée Mercedes Sosa, su madre. “Tuve un infarto en el 2010, lo que me llevó a replantearme cómo enfrentar las situaciones a resolver”, dice Fabián Matus como para dimensionar la angustia que aún le provoca la partida de quien llama “la mamá”. Padre de Araceli (36) y de Agustín (27), quien le dio una nieta, Lara, aventura: “A lo mejor, cuando la Fundación Mercedes Sosa ya tenga su plan funcionando, puedo decir que ya cumplí con mi tarea”. Pero de momento, lo requieren muchas actividades relacionadas con el legado de “la Negra”. Entre ellas, la realización del documental “Mercedes Sosa, la voz de Latinoamérica”, que sobre idea suya y dirigido por Rodrigo H. Vila, acaba de estrenarse.

A lo largo de casi dos horas se recorren sus cincuenta años de carrera, con muchos testimonios de sí misma, de sus hermanos y amigos, como de otros artistas: Milton Nascimento, Pablo Milanés, Isabel Parra, León Gieco, Víctor Heredia, Charly García, Julio Bocca, Teresa Parodi y David Byrne, entre otros. “La Negra” debía ese apodo a su primer marido, el folklorista mendocino Oscar Matus, cofundador del movimiento Nuevo Cancionero. A él lo llamaban “el Negro”, y la costumbre indicaba que la mujer recibía, feminizado, el apodo de su esposo.

Noticias: ¿Qué sintió cuando se dio cuenta de que su madre era famosa?

Fabián Matus: Para mí fue así siempre. Fijate que la mamá era muy jovencita, tenía 31 años cuando en el ‘66 Jorge Cafrune la hizo subir al escenario en el festival de Cosquín. Y ya en aquel momento no era una desconocida: no había peñas, pero los artistas cantaban en las confiterías del lugar –por ejemplo, en La Europea–, así que se la conocía; el público hablaba de una mujer muy fuerte, muy “salvaje”, que cantaba canciones “con contenido”; no se entendía por qué no la dejaban subir al escenario en Cosquín. El tema era que la comisión que organizaba el festival no estaba de acuerdo con las posturas ideológicas de la mamá, que era comunista. Así de simple.

Noticias: Entonces, ¿no tiene recuerdos donde su madre no fuera célebre?

Matus: Tengo recuerdos de los dos no-célebres, papá también. Yo nací en diciembre de 1958, ya estábamos en Buenos Aires; la mamá estaba embarazada de mí cuando se vino con mi papá desde Mendoza a tentar suerte. Vivíamos en pensiones, un poco hacinados; pero estaba bueno, porque estábamos los tres. Vivieron juntos hasta que yo tuve siete años; la última pensión fue en la Avenida Rivadavia. Después se separaron y nos fuimos con la mami a otra pensión sobre la misma calle, más cerca del Congreso.

Noticias: En el documental, su madre habla de lo que sufrió cuando su padre la dejó. ¿Presenció ese típico cuadro de mujer recién separada, deshecha en lágrimas?

Matus: No. Es cierto que mi papá la dejó por otra mujer; y que ella sufrió mucho, porque en aquella época todas las mujeres se casaban para toda la vida. Pero la mamá era muy dura. Esto te lo digo como tucumano: los tucumanos son duros en general, porque tienen una vida muy complicada; es una provincia históricamente chica, muy pobre, de muy pocos recursos. Por suerte está cambiando en los últimos años, está todo mucho mejor. Pero el tucumano es muy duro, muy sufrido, porque no le quedaba otra. Entonces emigraba todo el tiempo, y afuera tenés que endurecerte más todavía; la Capital también es muy brava cuando venís de otra provincia. Si no te endurecés, te pasan por arriba. Dentro de eso, para las mujeres era todavía peor. Y la mami no fue la excepción.

Noticias: ¿Y con usted también fue dura o era demostrativa con sus afectos?

Matus: Era una mujer muy dulce, muy cariñosa y muy expresiva, de mucha sonrisa. No solo conmigo. Todos sus amigos la recuerdan, además, como una mujer ocurrente. Era capaz de hacer unos comentarios por lo bajo que, si no te agarraba bien parado, te empezabas a reír en lugares donde no tenías que reírte. Tenía muy buen humor y, como intelectualmente era muy formada, tenía esa acidez para la observación y el comentario. Estaba muy formada, aunque desde la informalidad: hizo la primaria y la secundaria, y el resto fue leer libros, visitar museos, entrevistarse con artistas plásticos, escritores, periodistas… Así se hizo una mujer muy intelectual.

Para leer la nota completa, adquiera online la edición 1903 de la revista NOTICIAS.

por Paula Ancery

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