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PERSONAJES | 14-06-2013 14:49

“Soy un soñador, con ganas todo se puede”

Actúa en el musical “Camila”, prepara un disco con sus canciones y es flamante abogado. Budismo con asados, Hugh Laurie y las fans.

No es cuestión de discutirle si él mismo lo dice, mirando fijo con sus grandes ojos celestes. Sin embargo, cuando Santiago Ramundo se define como “un soñador” las evidencias indican que, en realidad, respondería al tipo “emprendedor”, el de aquellos que se ponen una meta y no olvidan. Nada dejó al azar: al deseo por la actuación y la música que desde la infancia se encarga de cumplir, le agregó un “por las dudas” y acaba de recibirse de abogado en la Universidad de Buenos Aires. Pero no es en un bufete y de traje donde va a encontrarlo, sino arriba de un escenario y de sotana.

Cada noche, en el teatro Lola Membrives, Ramundo es Eduardo, el hermano sacerdote de Camila O'Gorman y el amigo del padre Ladislao Gutiérrez. La obra, por supuesto, es “Camila”, el musical de nuestra más famosa historia de amor, protagonizado por Natalie Pérez y Peter Lanzani, que en 1984 llevó al cine María Luisa Bemberg con Susú Pecoraro e Imanol Arias. “La película la vi dos veces y la historia argentina me encanta. En esa época, o eras militar o eras cura. Y Eduardo, mi personaje, no sabe si esa es su vocación o si es su destino”, dice Ramundo.

Noticias: ¿Cómo se lleva con la religión?

Santiago Ramundo: Fui a una escuela católica, Santa Rita de Villa del Parque, desde los cuatro años hasta los 17. Cuando empecé a estudiar, trabajar y tener otras responsabilidades, sentía que el catolicismo no me daba las respuestas que buscaba. Entonces, en el 2008 Karina K, compañera en la tira “La maga y el camino dorado” que hacíamos en el cable, me empezó a hablar de budismo y ahí encontré una filosofía de vida. ¡Pero no me hice vegetariano! El asado no lo dejo ni loco.

Es el mayor de los tres hijos de Blanca y José, le siguen Sebastián (26) y María de los Ángeles (22). A los 9 años empezó a tocar el piano y a cantar, vocación que sus padres no contradijeron: cursó en la escuela de Valeria Lynch y tomó clases con María Rosa Fugazot. “Me enamoré de la actuación. Trabajaba en el puesto de diarios con mi papá, que es canillita, iba a la Facultad de Derecho y estudiaba teatro y música. Después conseguí trabajo en un juzgado comercial. Hasta que salió un casting en Telefe, para protagonizar una tira que se hacía acá y en Rusia, “Tango del último amor”. Me presenté, quedé y ahí nomás planté la renuncia en el juzgado, a fines del 2005, y en febrero del 2006 arranqué a grabar”, cuenta. Al término de un año en Rusia, encontró un lugar en las ficciones de El Trece: “Son de Fierro”, “Mujeres de nadie” y “Valentino, el argentino”. Hasta que llegó “Sueña conmigo”, en el 2009, la telenovela juvenil transmitida a nivel internacional, que se vio por Nickelodeon, Televisa y Telefe. “Acá, en la tele no se le dio bola pero, a pesar de eso, hicimos diez Gran Rex, veinte Ópera, sacamos dos discos y salimos de gira nacional. Hasta mediados del 2011, estuve a full con eso”, dice el Luca Grossi de la comedia que le dio el primer gran éxito personal y al que siguió el reciente, con la tira “Dulce amor”, por Telefe, donde interpretaba a Ciro, el profesor de Brenda (Rocío Igarzábal).

Noticias: ¿Llegó a ejercer de abogado?

Ramundo: No, para nada. El título lo tengo arriba del piano. La verdad es que quería ser sociólogo pero me di cuenta de que para cagarme de hambre ya tenía el teatro; por eso, me cambié a abogacía. Mi cabecita ya veía que había actores que la remaban para conseguir trabajo.

Para leer la nota completa, adquiera online la edición 1903 de la revista NOTICIAS.

Producción: Esteban Vedia. Fotografía: Andrés Setepani. Agradecemos a Coexist, Ona Saez y Prototype 

por Leni González

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