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COSTUMBRES | 02-08-2013 14:32

El nuevo Pilar

Es la flamante estrella del Gran Buenos Aires. En countries y quintas, su población se multiplica. Colegios, shopping y estilo de vida cool.

Los primeros indicios pueden verse desde la autopista. Carteles de marcas masivas se multiplican en la bajada del kilómetro 44 de Panamericana, ramal Campana. Es la entrada al pueblo de Ingeniero Maschwitz, partido de Escobar, que hasta hace unos años era mucho menos colorida y llamativa.

Pero aquella primera impresión, aunque claro signo de crecimiento e interés comercial, no refleja en absoluto el verdadero encanto del lugar. El corazón y espíritu de Maschwitz, en cambio, comienza a apreciarse a unos metros tras esa bajada, sobre la calle Mendoza. Talleres de arte y música, proveedurías orgánicas, restaurantes con impronta casera, jugueterías didácticas, locales de artesanías, ropa y objetos de diseño: todo se sucede en un perfecto vaivén de callecitas y paseos comerciales que se descubren entre adoquines y madera. Basta alejarse unos metros del ruido para comenzar a sintonizar con el alma de un lugar que, por más expansión que viva, jamás dejará de ser un pueblo.

Iguales y diferentes. En muchos aspectos, Maschwitz efectivamente es similar a Pilar. Al igual que su vecina del otro ramal, su crecimiento comenzó con la ampliación y mejora de la ruta Panamericana, en la década de 1950. Por aquel entonces, todo eran quintas y chacras. Le siguieron muchos años de paz y tranquilidad, en los cuales el crecimiento de countries y barrios privados fue llegando, pero nunca con la voracidad con la que lo hizo a otros lares –por ejemplo, la mencionada Pilar–. La crisis del 2001 golpeó a la zona del mismo modo que al resto, pero, curiosamente, Maschwitz no se levantó cuando el rubro inmobiliario se fue recuperando, entre 2003 y 2005. “En ese momento la localidad quedó estancada. Pero unos años más tarde, en el 2006 y 2007, la gente empezó a darse cuenta de que era una linda zona y además estaba barata”, relata Rodolfo Bühler, de Bühler Propiedades, inmobiliaria con 13 años de experiencia en el partido.

A partir de entonces, comenzó un crecimiento sostenido que se mantiene hasta hoy, y cuyas miras y expectativas, apuntaladas por emprendimientos en construcción como Puertos del Lago (la nueva ciudad pueblo de Eduardo Costantini, a la manera de Nordelta) y El Cantón (un complejo de cuatro barrios con centro comercial común y un posible puerto deportivo), parecen no tener techo. Más allá de los grandes proyectos, otros barrios cerrados y countries más pequeños fueron floreciendo en derredor, empujados por la demanda de gente proveniente de la zona norte y sur de la ciudad de Buenos Aires. E incluso los barrios abiertos vieron aumentar su demanda e interés, atraídos por personas que se habían cansado de la “burbuja del country”. “El crecimiento no paró y los precios tampoco. Quizás por eso hoy los lotes se han subdividido, pasando de 2.500 metros a 1.000 u 800”, apunta Bühler, quien sostiene que uno de los mayores atractivos de la zona es su añosa arboleda, casi única. Los precios de un lote bien ubicado arrancan en cifras cercanas a los US$ 100.000 y se multiplican cuando se trata de casas o quintas.

Su verde innegable, sin embargo, no es realmente el rasgo más distintivo y convocante de la localidad. Lo seductor es que Maschwitz entona una canción diferente de la de todos los otros barrios. Pueblo de artistas y de amantes de la naturaleza, congrega a una comunidad de gente sensible que vive a un ritmo mucho más tranquilo que el común de la sociedad. Por eso no asombra que un gran atractivo sea el colegio Clara de Asís, uno de los precursores en enseñar la pedagogía Waldorf, que busca educar sin descuidar los aspectos relacionados con la salud física y emocional del niño. De hecho, son varios los famosos que se han mudado a la zona con el fin de mandar a sus chicos a esta escuela.

Para leer la nota completa, adquiera online la edición 1910 de la revista NOTICIAS.

por Vicky Guazzone

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