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MUNDO | 09-08-2013 15:44

Otra apuesta por la paz

Israelíes y palestinos se preparan una vez más para retomar una negociación que parece imposible. Esta vez, el secretario de Estado norteamericano John Kerry es el mediador. ¿Habrá milagro?

Jamás negociemos con miedo, pero jamás temamos negociar”, planteó John Kennedy como sólido principio de su diplomacia. Medio siglo después, es el principio que John Kerry logró que israelíes y palestinos aceptaran, para reiniciar una negociación de paz que genera cada vez menos expectativas de éxito. El mundo no se contagió el optimismo con que el secretario de Estado norteamericano anunció el pronto inicio de un nuevo proceso negociador que, “en nueve meses”, alumbrará “un acuerdo definitivo” de paz.

Nadie duda de que un acuerdo palestino-israelí causará dolores de parto, lo que no convence es la certeza que tiene Kerry de haber logrado darle vida una mesa de diálogo que lleva años de infertilidad.

¿Realmente cree el jefe de la diplomacia de los Estados Unidos que esta vez funcionará lo que tantas veces fracasó? ¿O simplemente simula un optimismo que no tiene? ¿Por qué lo haría? Sencillamente porque desde hace décadas, ningún secretario de Estado puede pasar por ese cargo sin haber intentado, al menos una vez, el acuerdo de paz que permita el nacimiento de un Estado palestino independiente.

Hay razones para el escepticismo. Ninguna de las partes dio señales de flexibilidad en los temas que obstruyen la negociación. Los palestinos siguen exigiendo el regreso de su inmensa diáspora a los hogares que perdieron entre las guerras de 1948 y 1967; mientras que Israel mantiene firme su rechazo, alegando que semejante alteración demografía le impediría seguir siendo un Estado judío.

También rechaza volver a las fronteras previas a la Guerra de los Seis Días y repatriar a los colonos de los asentamientos establecidos en Cisjordania, una exigencia que la Autoridad Palestina no está en condiciones de deponer, ni sería lógico que lo hiciera. Tampoco cede un ápice en la pretensión de que el este de Jerusalén sea la capital de su Estado, a lo que los israelíes responden con el mantra de “la capital única, indivisible y eterna” del pueblo de David y Moisés.

Finalmente, otra razón para no alentar el optimismo es que el primer ministro israelí sigue siendo el durísimo Benjamín Netanyahu, mientras que la Franja de Gaza continúa en manos de Hamas, la fuerza de fanáticos ultraislamistas que no quieren una Palestina plural y laica, ni aceptan la existencia de Israel.

Todos mojones que marcarían el camino hacia el fracaso. Sin embargo, hay razones para la esperanza.

Para leer la nota completa, adquiera online la edición 1911 de la revista NOTICIAS.

por Claudio Fantini

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