Thursday 28 de March, 2024

CLáSICA | 23-08-2013 13:32

Las bodas de Fígaro, buenas voces y poco encanto

De Wolfgang Amadeus Mozart. Con Erwin Schrott, Matthias Hausmann, Maija Kovalevska y elenco. Dirección: Roberto Paternostro. Teatro Colón.

La dupla que formaron Mozart y el libretista Lorenzo Da Ponte es una de las sociedades artísticas más extraordinarias de la historia. De la unión del genio de esos creadores surgieron solo tres óperas, y la primera de ellas fue “Las bodas de Fígaro”, una obra magistral que combina humor, enredos, denuncia social y música gloriosa.

En la puesta que presenta el Colón, la gracia y el dinamismo estuvieron presentes solo de manera ocasional. Las marcaciones actorales lucieron convencionales y esquemáticas, sobre una escenografía estática y monocorde. Un espacio que representaba un recinto en el interior de un palacio fue el único marco escénico durante toda la obra. Los cambios de escena se resolvieron mediante proyecciones, que, según las circunstancias, podían ambientar lugares o mostrar imágenes alusivas a las palabras del texto. El recurso, reiterado y aplicado de manera rudimentaria, resultó más tedioso que eficaz.

La dirección musical de Roberto Paternostro fue pulcra y correcta, pero planteó, por momentos, tiempos extremadamente lentos, que contribuyeron a restarle vivacidad a la obra. En el elenco se destacó el estupendo Fígaro de Erwin Schrott, de voz imponente, buena presencia y fraseo impecable. La mezzo Serena Malfi fue un Cherubino encantador, vocalmente intachable y escénicamente creíble, y la soprano Maija Kovalevska le aportó musicalidad y dignidad a su Condesa. Eficaces, aunque menos impactantes, fueron las actuaciones de Matthias Hausmann (Conde) y Julia Novikova (Susanna). Una mención especial merecen los argentinos Guadalupe Barrientos, Oriana Favaro, Luis Gaeta y Sergio Spina, que lograron aportarles a sus personajes frescura y relieve, a fuerza de talento y profesionalismo.

por Margarita Zelarayán

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