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ECONOMíA | 25-10-2013 17:07

El dólar del día después de las elecciones

Crecen las expectativas por las medidas oficiales post 28-O. Tope a las tarjetas en el exterior y prohibición de publicar el precio del paralelo.

Feriado cambiario. Prohibición de publicar la cotización del dólar paralelo. Desdoblamiento del mercado y dólar financiero para reponer el atesoramiento de los ahorristas (aún a costa de blanquear el blue). Tope a los gastos con tarjeta en el exterior. Impuesto al turismo. ¿O en vez de mayor intervencionismo y restricciones, volver a la flotación-devaluación administrada? ¿Se puede salir del cepo con inflación acelerada y atraso cambiario?

Son las medidas que discutieron los referentes económicos del Gobierno hasta pocas horas antes de las elecciones sin ponerse de acuerdo. El 28-O atormentó hasta último momento a Guillermo Moreno, Axel Kicillof, Mercedes Marcó del Pont y Ricardo Echegaray tanto como los límites políticos que les impondrá la ausencia de Cristina Fernández para tomar decisiones y pegar un “volantazo” poselectoral. El ministro Hernán Lorenzino, en cambio, se enfrascó en su propio desafío: negociar con los fondos buitres una fórmula de pago diferido que evite un nuevo default ante los tribunales de Nueva York.

La pérdida y escasez de dólares resumen el desatino que guió a la conducción económica desde que el Gobierno se autoimpuso el cepo cambiario hace casi dos años. Solo en lo que va del año, el Banco Central perdió 9.200 millones de sus reservas, el mayor volumen desde el colapso del 2001. En los dos últimos años se evaporaron divisas por 20.000 millones.

Todos los días, el Central sacrifica un promedio de 32 millones de dólares por el turismo: US$ 24 millones por consumos con tarjeta de crédito en el exterior, US$ 3 millones por la adquisición de paquetes turísticos, US$ 3 millones por pasajes y US$ 2 millones por autorizaciones a la compra de divisas al tipo de cambio oficial.

El desbalance turístico es apenas uno de los agujeros negros.El argentino medio sufre de pánico inflacionario: cree que ahorra gastando en dólares baratos (el oficial) y se protege contra una eventual devaluación al ritmo del mercado negro.

En la semana previa a las elecciones, el blue volvió a los dos dígitos. Nada que no pudiera preverse al proyectar la mala praxis oficial: el martes 22 cerró con una cotización de 10,10 pesos, cerca del pico histórico de 10,45 del 8 de mayo pasado, cuando los funcionarios despotricaban contra la “corrida cambiaria” y demonizaban a banqueros y casas de cambio por fomentarla. Así se llegó al blanqueo que pretendía recuperar algo de las divisas perdidas, y enseguida, a su estrepitoso fracaso. El “irrelevante” dólar paralelo se llevó puesto uno a uno cada parche tramado en los despachos oficiales para achicar la brecha cambiaria.

Las cifras de la fuga. El Gobierno estaba en el mismo punto, pero peor. Atrapado en sus propios errores y sin políticas. Las cifras reales de la fuga de dólares -pese al cepo- son lapidarias:

A pesar de las restricciones a las compras en el exterior, el déficit comercial de la industria sumó más de 20.000 millones de dólares solo en los 9 primeros meses de este año. La supuesta “reindustrialización” del relato oficial es fácilmente desmentida cuando se comprueba que se gastaron casi 41.000 millones de dólares en importaciones de repuestos, insumos industriales y bienes terminados, sin contar los 2.000 millones en bienes de consumo basados en la industria. Pese a que la industria manufacturera apenas creció el 0,8%.

Si se suma el déficit de combustibles, el intercambio industrial y energético acumula un desequilibrio de más de 25.000 millones de dólares.

Las importaciones de orígen asiático, cruciales para el ensamblado de artículos electrónicos en Tierra del Fuego, les costaron al Gobierno, entre el 1°de enero y el 17 de septiembre, otros 6.700 millones de dólares. Se llevarán gastados 9.000 millones para fin de año, el oneroso precio total de los beneficios impositivos de la isla para promover la supuesta “sustitución de importaciones”.

La diferencia entre exportaciones e importaciones, cayó un 30% en lo que va del año respecto a los 12.000 millones de dólares del 2012: este año se reducirá hasta unos 8.500 millones, con ventas al exterior que crecieron apenas 4% contra importaciones que suben 11%. Los estudios privados proyectan mayores estrechezes: el año que viene quedarían en el país apenas 5.700 millones de dólares de superávit.

El rojo de la balanza turística -debido al aumento de los los gastos de los argentinos en el exterior- podría trepar este año hasta los 7.700 millones de dólares. Y el déficit energético no bajará del nivel de los 6.500 / 7.000 millones. Hay que sumar otros 9.000 millones de dólares anuales que se van por el pago de la deuda, según estimaciones del propio Banco Central.

Estos datos conocidos últimamente -y admitidos por los funcionarios- confirman que la caja en dólares del Gobierno está en completa crisis. Con tendencia a agravarse. Claramente, el superávit comercial -la única fuente genuina de dólares- no alcanza para pagar el triple déficit de la energía importada, el turismo en el exterior y la industria nacional. Lejos de reflejar un supuesto plan de sabotaje, la escalada del dólar no solo refleja expectativas de inflación y devaluación para después de las elecciones sino la desconfianza generalizada de consumidores y empresas en las futuras decisiones de un Gobierno que no sabe cómo llegar al fin de su mandato en el 2015.

Falla estructural. Mientras tanto, como precaución electoralista, los funcionarios escondieron los números reales de la economía. Y se refugiaron en un relato “productivista” falaz. La industria nacional no produce ni crece sin importaciones. Al revés, las exportaciones industriales argentinas todavía tienen bajo valor agregado, o porque se reduce a ensamblar insumos importados o debido a que cuentan con escasa elaboración.

El “intercambio compensado” con Brasil, por ejemplo, es crónicamente deficitario para el país: ya en el 2012, el desbalance automotor indicaba pérdidas anuales por 4.500 millones de dólares, la contracara del boom automotriz: este año se irá el doble, 9.000 millones de dólares por el comercio de autopartes. Y otros 6.800 millones por la importación de bienes de capital. Se trata de un dilema estructural: o se crece ampliando importaciones o se importa achicando el saldo comercial. La presión a las empresas y bancos para aumentar su oferta de dólares en la plaza -a través de la compra de Baades con créditos en dólares obtenidos en el exterior- es casi el último manotón de ahogado de Moreno, resistido incluso por sus colegas del Banco Central y la AFIP.

Como sea, el Gobierno está obligado ahora a parar esa formidable sangría de dólares a partir del 28-O. Serán medidas coyunturalistas y motivadas por sus obsesiones políticas más que por la racionalidad económica más elemental. Detrás del debate interno oficial no hay modelo alguno, solo un intento de salvarse del derrumbe. La mayoría de los analistas del país y del exterior, independientemente de las escuelas económicas a las que adhieran, pronostican que no habrá milagro ni colapso, apenas un crecimiento mediocre y un empeoramiento de las condiiones de vida de la población.

La consultora Econométrica estimó que, a este paso, hacia fines del 2014 las reservas del Central apenas superarán los 25.000 millones de dólares, la mitad del pico histórico alcanzado a mediados del 2010. Es que el Gobierno, a futuro, ya no podrá vivir autofinanciándose con la soja: su tendencia a un menor precio internacional disminuirá el ingreso de dólares y la propia recaudación fiscal. Un informe de la Cámara de Exportadores (CERA) estima que en el 2014 las ventas al exterior podrían sumar 84.800 millones de dólares, frente a importaciones que rondarán los 80.300 millones, o sea un saldo comercial de 4.500 millones.

Esa menor inyección de divisas condicionará la gestión de Cristina Fernández hasta el fin de su mandato. Están en la agenda un mayor ajuste del tipo de cambio, algunos aumentos de tarifas y mayores restricciones a la salida de dólares.

por José Antonio Díaz

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