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DEPORTES | 04-12-2013 16:14

El culebrón de Del Potro

Idas y vueltas de cartas y acusaciones en una relación conflictiva: la del mejor tenista argentino y el equipo nacional.

Cuando se tensa la cuerda, tarde o temprano es probable que se rompa. Juan Martín del Potro y los dirigentes de la Asociación Argentina de Tenis (AAT) parecen hablar idiomas diferentes. La AAT necesita de Del Potro para que le cierren los números; Del Potro necesita de la Copa Davis para prestigiar aún más su carrera y callar a los que piensan que no le gusta jugarla. Por lo pronto, el tenista número uno de la Argentina se cansó de los “dobles discursos hipócritas” que intentan dejarlo “mal parado frente a la opinión pública” y difundió una dura carta contra el presidente de la AAT y el capitán Martín Jaite. Seis días después, la dirigencia respondió con un comunicado conciliador intentando bajar los decibeles. ¿Cómo seguirá esta historia de encuentros y desencuentros, desaires públicos y privados, sobredosis de intermediarios y poco, pero muy poco, diálogo franco?

Telenovela. La relación de Del Potro con la Copa Davis siempre fue especial. “Delpo” debutó en 2007 a los 18 años (era 67º del mundo) con un buen triunfo en Austria. En 2008, el Parque Roca se rindió a los pies de un crack que ya era 13º y venía de ganar sus primeros cuatro títulos al hilo. Puso de rodillas a los rusos Davydenko y Andreev y lanzó el recordado y poco feliz “a Nadal vamos sacarle los calzones del orto”, en alusión al curioso tic del actual número uno, líder del conjunto español que debía visitar la Argentina para la final.

Dinero, política y deporte no conforman un buen cóctel cuando las ambiciones individuales se imponen al bienestar colectivo. Nalbandian quería llevar la final a su provincia natal porque facturaría dos millones de dólares gracias al Banco de Córdoba. Además, el “Rey David” pretendía ganar más que sus compañeros en la repartija general. Del Potro, representado por su padre, buscaba una división más equitativa. Los funcionarios de turno se encolumnaron detrás de uno u otro en busca del rédito económico y político que tenía una competencia de esa magnitud. La gobernación de Buenos Aires desembolsó más y terminó ganando Mar del Plata. Nadal no vino por una lesión.

En los días previos a la final, se habló de todo menos de tenis. Al unquillense no le agradaba que la joven figura participara de un Master al que él no había entrado por poquito. Entendía que Del Potro debía priorizar la Copa Davis. El gran cierre de temporada le permitió a Del Potro clasificarse a Shanghai, que terminaba apenas una semana antes de la final de la Davis. Con 20 años, “Delpo” no quiso perderse nada: fue a China –no pasó la fase de grupos– y luego se sumó al equipo. Su físico generaba incertidumbre, aunque se suponía que “a media máquina” le alcanzaría para conseguir sus dos puntos. No fue así: cayó con Feliciano López y no pudo jugar el cuarto punto contra Fernando Verdasco. El equipo español les dio una lección de humildad a los argentinos.

“Luli” Mancini, tildado de títere de Nalbandian, abandonó el cargo y “Tito” Vázquez asumió en su lugar. La designación de Vázquez, con buen curriculum en el exterior y gran experiencia en juniors, sorprendió a la mayoría. Una de las cosas que le cuestionó Del Potro a la dirigencia en su reciente carta fue que nunca fue consultado en la elección de los capitanes. Nalbandian tampoco tomó con agrado aquel nombramiento. Con Vázquez al frente, en 2011 Argentina venció a la Serbia de Djokovic y parecía que Vázquez, Nalbandian y Del Potro podían convivir en la disidencia. La final con España en Sevilla se perdió simplemente porque Nadal y Ferrer fueron implacables. La salida de “Tito” ya estaba cocinada y Del Potro se sintió ninguneado. El elegido fue Martín Jaite, ex entrenador de Nalbandian.

Guerrilla de egos. Ni el ex top-ten ni el subcapitán Mariano Zabaleta supieron entrarle a Juan Martín. Y aunque Jaite siempre lo elogió públicamente y repitió que “tiene las puertas abiertas”, el tandilense no toleró que se lo “invitara por mail o mensajes de texto” y se sintió “presionado” por un sector de la prensa.

La última serie que disputó Del Potro fue la semifinal del año pasado frente a República Checa, donde nuevamente lo humano salpicó lo tenístico. Que “Delpo” se entrenó por su cuenta, que no estuvo para la foto de promoción, que no quiso ir a la cena oficial, que se quejó porque no había un gimnasio de categoría… En ese maravilloso contexto, sin Nalbandian –lesionado–, Del Potro se dejó llevar por la demagogia, reveló que desobedeció a su médico y aseguró que jugaría “por la gente”. Le ganó a Stepanek y terminó con lágrimas de dolor por su muñeca averiada. El domingo, algunos periodistas se enteraron de su baja antes que el capitán. Consumada la derrota, hubo chiflidos para “Delpo”, que no recibió respaldo del capitán.

Por todo esto, no sorprendió que anunciara que no jugaría la Davis en todo 2013 para enfocarse en el circuito. Mientras tanto, los dirigentes, con el presidente Arturo Grimaldi y Héctor Romani a la cabeza, sorprenden con sus diferentes líneas discursivas. Ambos afirman estar conformes con Jaite (quien continuaría en el cargo hasta fines de 2014) sin reparar en consentir al joven que llena los estadios, hace ganar dinero y gana las series más difíciles. “Si me hubiera jugado en la segunda rueda contra Francia, a nosotros nos habrían quedado unos 500.000 dólares”, reconoció el “Bicho” Romani (vicepresidente y director ejecutivo).

“Con Del Potro no tengo ningún contacto. Lo veo casi todos los días porque se entrena en mi club. Pero no tenemos diálogo. No entendemos por qué no juega. No sabemos si su decisión es por un problema con Jaite, con Nalbandian o con la Asociación”. En simultáneo, Grimaldi asegura que “si él quiere, viajo a Londres o me voy caminando hasta Tandil para que nos reunamos”. ¿Pasmosa ingenuidad o ceguera mediática?

Pero el drama no termina ahí. “Tito” Vázquez, quien luego de haber sido capitán siempre halagó a Del Potro y se animó a cuestionar a Nalbandian y a los dirigentes, no continuará como director del Área de Desarrollo de la AAT. En limpio: si alguien había logrado ganarse la simpatía de Del Potro, ese alguien no fue cuidado.

En la respuesta formal, Grimaldi le pidió “disculpas” a Del Potro “por los errores cometidos” y lo invitó a iniciar una nueva etapa. “A Del Potro no hay que culparlo, sino entenderlo”, opinó Djokovic en su paso por la Argentina. “Del Potro debe dar un paso adelante y convertirse en líder”, sintetizó Rafa Nadal, “Argentina va a ganar la Davis cuando logre que jueguen los mejores”.

por Daniel Gabin

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