★ ★ ★ “HaHugh Laurie no hubiera llegado a la enorme popularidad que tiene como cantante y pianista de blues y de rock primitivo sin su anterior carrera como actor, y sobre todo, sin su famosísimo papel de Gregory House en la serie norteamericana. Pero puesto a darse el gusto de hacer canciones que siempre le gustaron y que durante años solo tocó entre sus amigos (o eventualmente como Dr. House), tiene con qué sostenerlo.
Este inglés de Oxford no es un artista de la música si pensamos en que sus búsquedas no van más allá de repetir con la mayor seriedad piezas que están más o menos encerradas en el arcón de los recuerdos. Pero sí lo es, y de sobra, si observamos que su show es entretenido y divertido, y que para eso se vale de armas muy legítimas.
Esas armas son una voz de registro grave que maneja con soltura y buenos resultados, una capacidad pianística con límites pero con los recursos necesarios, un repertorio con viejas y “muy muy muy viejas” –según sus palabras– piezas del blues y el rythm & blues, y una banda no tan amplia pero con sonido orquestal, integrada por músicos que conocen muy bien este lenguaje.
Pero a todo eso, sabe agregarle su simpatía, su humor, su aceptable demagogia de intentar algunas frases en castellano, su capacidad para reírse de sí mismo y su constante manejo de la situación teatral que todo concierto tiene.
Lo de esta vez, que no alcanzó para colmar las dos noches del Gran Rex –crisis económica incluida–, fue la presentación de su segundo álbum, “Didn’t it Rain”, alguna pequeña cita al primero con “You Don’t Know My Mind”, y unas cuantas canciones no grabadas que serán parte, con seguridad, de un futuro CD.
Permitió el lucimiento de sus coristas Jean McClain y Gaby Moreno –que cantó con él “Kiss of Fire”/“El choclo”– y de los integrantes del grupo. Entregaron un gran momento coral masculino para “Lazy River”. Sumó bailarines de tango. Y quedaron, además, los “tuits” de Laurie que elogiaban las virtudes del choripán argentino.
por Ricardo Salton
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