Friday 19 de April, 2024

SOCIEDAD | 25-07-2014 21:05

NOTICIAS le responde a la esposa de Verbitsky

La doctora Mónica Müller escribió a NOTICIAS enojada por un reportaje que se le hizo en la edición anterior. Sus razones.

La doctora Mónica Müller escribió a NOTICIAS enojada por un reportaje que se le hizo en la edición anterior. Sus razones.

Soy médica con 25 años de práctica clínica, especializada en homeopatía y docente de mi especialidad. Además tengo una experiencia previa de más de 30 años como directora creativa de publicidad, muchos de ellos dedicados a la industria farmacéutica. Durante los últimos cuatro años trabajé en mi libro “Sana Sana, La Industria de la Enfermedad”, que acaba de editar Sudamericana, en el que develo hechos poco o nada conocidos por el público y sugiero caminos de regreso al sentido común que la Medicina ha extraviado hace décadas. En el texto expongo mi punto de vista sobre las relaciones entre esos dos mundos que conozco muy bien y que hoy están involucrados en la crisis mundial que afecta al sistema de salud. La automedicación, la iatrogenia, el abuso de medicamentos, la publicidad engañosa, la venta libre de drogas peligrosas, la medicalización de los procesos normales en cada etapa de la vida, son realidades que “Sana Sana...” analiza y expone en términos llanos con la idea de ser útil a los pacientes, a los médicos y a las autoridades.

Fue para difundir este trabajo que concedí a la revista Noticias una entrevista, cuyo resultado fue publicado el día 12 de este mes.

El contenido del libro, más una hora de diálogo profundizando estos temas son soslayados en la nota, que se concentra en cuestiones personales propuestas por la periodista mientras se retiraba de mi consultorio.Mi caracterización como la esposa de Verbitsky en el título y en la tapa de la revista, más una foto de archivo de ambos (cuatro veces más grande que la del libro) refleja una visión machista paleolítica que avergonzaría a cualquiera si no fuera porque su verdadera intención es otra. Cuando la periodista me preguntó por él le aclaré que tenemos actividades independientes, y que no había motivo ninguno para mencionarlo en el reportaje, a lo que respondió que tratándose de la editorial Perfil “me matan si no llevo una respuesta sobre él”. Debí haber sospechado del mandato que la traía, pero no lo hice y contesté a dos o tres preguntas de una banalidad apabullante. Es difícil imaginar de qué se disfraza la mala fe cuando no se la tiene.

¿Cómo sospechar que mi respuesta teórica sobre una faringolaringitis en una paciente a quien nunca vi, iba a ser inyectada para avalar las afirmaciones maliciosas que se hacen en la nota central sobre la salud de la Presidenta? Nunca pensé que podía ser involucrada en esa bajeza repugnante que algunas empresas periodísticas vienen repitiendo con la esperanza de que la constancia la haga real. Desde los nefastos tiempos en que la oposición declaraba Viva el cáncer, pocas veces se ha visto una expresión de deseos tan patética, envilecedora sólo para quien la formula.

Durante la entrevista, como en el texto de “Sana Sana...”, he expresado críticas al Estado por sus falencias en materia de salud pública. Dije que todavía son insuficientes las medidas estructurales que significan verdadera prevención, como provisión de agua corriente, redes cloacales, viviendas salubres, y sobre todo instrucción. Y que es responsabilidad estatal controlar y regular la actividad de la industria farmacéutica. Este concepto, basado en la idea de Estado como conjunto de instituciones que poseen autoridad para dictar normas para la sociedad, fue desfigurado en forma grosera desde el título mismo de la nota: “El Gobierno tiene que educar y no lo hace”.

Defiendo a este gobierno por lo que hace y lo que hizo, porque ningún otro hizo tanto ni tan bien orientado hacia los desprotegidos de la sociedad. Pero no dejo de criticar lo que se hizo a medias y de recordar lo que aún no se hizo. Está claro que la entrevista que me hicieron con el pretexto de difundir mi trabajo tenía un objetivo que es parte de una política editorial: utilizarme como primera bola de una carambola que impacta sobre mi marido y repercute sobre el objetivo final, que es la presidenta argentina. Noticias también forma parte de la industria de la enfermedad.

La respuesta de Alejandra Daiha*

NUNCA ES TRISTE LA VERDAD

¿Cuántos lectores sabrán quién es Xavier Giocanti? ¿Y Christine Lagarde? Al empresario marsellés no lo conoce casi nadie. A la directora del FMI, casi todos. Por eso, cuando los medios citan –en cualquier lugar del mundo– al esposo de la señora, lo presentan como “el marido de Lagarde”, sin feminismo subliminal; por puro sentido común. Al comunicar, (y por su trayectoria como publicista Mónica Müller debería saberlo), las personas se mencionan de acuerdo con el grado de conocimiento público del que gozan. Los maridos de mujeres con alta exposición corren la misma suerte también en la Argentina, y en nuestra revista: desde el de la funcionaria Débora Giorgi al de la cocinera Maru Botana. Acusar a NOTICIAS de “machismo paleolítico” (al menos usó un remedo semántico de la bastardeada violencia de género) por presentarla en tapa como la esposa de Verbitsky implica desconocer que en periodismo es relevante quién dice qué. Y si la que hace una crítica a determinadas políticas de salud pública es la mujer del periodista más involucrado intelectualmente con el gobierno nacional, la información tiene un valor agregado: ni por malicia ni por militancia ideológica. Simplemente porque ese vínculo potencia la opinión, implica un grado mayor de osadía.

Los lectores habrán comprobado que la nota de ninguna manera se centra en sus “cuestiones personales” (pueden releerla entrando a noticias.perfil.com) De las catorce preguntas que integran el texto de cuatro páginas de la periodista Marina Abiuso, solo dos se refieren a su marido. En la desgrabación de la entrevista de una hora y doce minutos, el tema aparece en el minuto 38, es decir, al promediar la charla y no al retirarse la periodista del consultorio, ni en los términos que cita Müller. Además Abiuso le pregunta cuáles son esas cuestiones en las que, según la misma autora menciona en su libro, el marido no coincide con ella en cuanto a políticas sanitarias. Nada personal.

La nota está ilustrada por dos grandes fotos de la doctora especialmente realizadas para este fin y una pequeña (en comparación) en la que aparece junto a su marido. Esta es la que merece su reproche por ser de tamaño más grande que la que reproduce la tapa de su libro. Una amonestación que no parece muy sensata en términos de diseño gráfico.

En cuanto a lo que considera la "bajeza repugnante" de transcribir su opinión sobre el reposo de la Presidenta a raíz de una faringolaringitis, queda claro en el texto que no se forzó su respuesta: “Ja, ja, ja, eso me decía Horacio –comenta ella– está haciendo lo que vos decís, está aprendiendo a curarse”. Y sigue sin que nadie le insista: “Pero una faringolaringitis de ocho días... suena a otra cosa, no sé qué le pasará”.

Por lo demás, el artículo explicita que la médica apoya la gestión kirchnerista pese a que critique su política de salud. Incluso revisando el reportaje se advierte que el textual elegido para titularlo “El Gobierno tiene que educar y no lo hace”, es menos confrontativo que otras frases que emitió y no tuvieron destaque. Como “Cristina no escucha a nadie. O quizás escucha a gente que no es la más adecuada”. O el textual más picante: “Cristina ha dicho que la diabetes es una enfermedad de los ricos. Eso es analfabetismo”.

El problema de Müller es el peligro de las carambolas, pero en un sentido distinto del de su metáfora sobre el doble resultado que se alcanza con una sola acción. Escribir un libro crítico y promocionarlo tiene estos riesgos. Ojalá que la hayamos ayudado a vender más ejemplares.

* EDITORA EJECUTIVA DE NOTICIAS.

por Alejandra Daiha*

Galería de imágenes

Comentarios