Thursday 28 de March, 2024

COSTUMBRES | 11-11-2014 18:12

Economía de una separada

Qué hacer para que el divorcio no termine con el nivel de vida familiar. Consejos de una especialista para las mujeres.

A partir de una separación, en el plano financiero, las certezas respecto del otro dejan de existir. Con buen o mal acuerdo con el ex, aporte mucho, poco o nada, toda mujer separada debe tener bien presente en su mente que su seguridad financiera y futuro económico dependen de ella. No así el de los hijos -en un plano teórico que a veces se lleva la práctica y otras veces no. Cuando hay chicos de por medio, se supone que las obligaciones de ambos padres –las económicas y de las otras- se mantienen inalterables pero lo cierto es que la situación cambia radicalmente y la abrumadora mayoría de las veces las mujeres se sienten las únicas encargadas de velar por la seguridad financiera de la prole y también por su futuro, aun cuando el padre sea una figura presente.

 

Las discusiones por cuestiones de plata cuando el contexto es estable y la economía personal de cada uno está medianamente encaminada son mucho más sencillas que cuando las condiciones externas son complejas, se pierde poder adquisitivo y encima se suman temores por la estabilidad laboral. Por eso, acordar entre ambos un plan que no implique una renegociación constante -aun cuando es aconsejable un cierto margen de flexibilidad - ayuda a preservar las cuentas y también la relación, importante para que los hijos en común sobrelleven la separación de sus padres lo mejor posible.

Afortunadamente, las generaciones más jóvenes de padres separados parecen tener mayor consciencia respecto de su deber de aportar financieramente para la manutención de los hijos y, si esto no es así, al menos hay mayor condena social para quien no respeta esta ley. Aun así, muchos hombres pierden de vista que el dinero que le pasan a su ex mujer es para cuidar de sus propios hijos y no para mantenerlas a ellas.

Esa sensación está relacionada con que ellos entieden la economía de su ex como un paquete general, no tienen claro el detalle o desglose de las facturas a pagar y qué corresponde a quién. Lo peor es que muchas veces las propias mujeres tienen el mismo enfoque y manejan la economía del hogar como una bolsa común donde entran todos los gastos de la casa y la familia sin diferenciar que sólo algunos le corresponden totalmente. ¿Cómo solucionarlo? Bastante fácil:

Lo primero es separar la paja del trigo. Esto es, clasificar los gastos: aquellos que son de los niños, los que son personales y los que involucran a todos. Por ejemplo, colegio, niñera, prepaga, ropa, útiles escolares. Por el otro, la propia prepaga, celular, salidas, etc. En tercer lugar, alquiler, expensas y supermercado son ejemplos de gastos que involucran a todos, con una alta incidencia del consumo de los chicos.

Si la mujer sigue viviendo en la casa que compartía con el ex, entonces él tiene súper claro el nivel de gastos. Pero como todo aumenta a una velocidad vertiginosa, hacer el listadito y actualizarlo agiliza la siempre áspera negociación. Y también favorece la implementación del sistema de “asignación específica”. Este esquema implica asignar gastos específicos a la cuenta de cada uno. Es decir que la plata del ex va directamente a pagar el colegio, la prepaga, el alquiler o lo que resulte acordado. Para que funcione bien, lo mejor es que esos gastos se debiten automáticamente de su cuenta. Esto le evita esa sensación de que cada mejora en la vida de su ex mujer se realiza “con la plata que él le pasa”, también evita las peleas por actualización del importe y corta de cuajo la discusión por las prioridades de qué se va a pagar, porque se decide desde un principio.

Los dos puntos anteriores, si bien son súper útiles, no resuelven lo esencial del enfoque que las separadas deben darle a su vida económica. Y esto es recordar que ahora están por su cuenta. Esto significa ser previsora, recordar que las condiciones de hoy pueden no ser las de mañana, que los recursos que él destina hoy se pueden ir diluyendo. Y, lo más importante de todo, prever el futuro. En la organización económica es importante buscar un espacio de ahorro para pensar cómo se quiere vivir cuando una sea mayor y cómo financiarlo. Sin los chicos, los gastos bajan pero también los ingresos y si la idea es no resignar calidad de vida sin ser una carga para los hijos, es importante tener un plan para estar cubierta. Los tres puntos anteriores aplican en términos generales a todas las mujeres separadas, incluso las que se volvieron a casar o formar pareja.

 

* Periodista. Autora del libro “Economía SOS”.

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por Virginia Porcella*

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