★★ El prestigio de Vicente Battista (1940) como escritor de novelas, cuentos, ensayos y guiones, por los que obtuvo numerosos reconocimientos, es inobjetable. Pero a la hora de juzgar los resultados de su creatividad literaria volcada a la exigente y particular dinámica del espacio escénico, no convence. Saber narrar no significa ser dramaturgo.
La trama refleja la tensión real o ficticia –hay un juego perpetuo de realidades difusas– entre una madre despótica y su hija sumisa, cuando esperan la llegada del nuevo pretendiente de esta última, y esa sola situación resulta fallida.
En un montaje carente de imaginación, las actrices sostienen el débil andamiaje lo mejor que pueden: Mariana Jaccazio apela a su encanto como la primogénita y Paula Kohan revalida sus admirables y variados recursos expresivos bajo la máscara de la egocéntrica progenitora.
por Jorge Luis Montiel
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