Thursday 28 de March, 2024

POLíTICA | 25-02-2015 19:45

La Argentina post Nisman

El trauma nacional, de Cabezas a hoy.

Casi medio millón de paraguas amontonados contra el Cabildo evocan un 25 de Mayo que no es, más allá de la obviedad de que estamos en febrero y el almanaque indica miércoles 18.

Hay quienes prefieren suponer medio en broma y medio no tanto, pero en conjunto amparados por los ribetes mágicos que suelen promover ciertas tragedias, que la voluntad libertaria derramada por San Nisman logró imponerse a la persistente lluvia impuesta por San Néstor.

La cuestión es que todo ese “pueblo” de clase media ilustrada y/o acomodada está donde siente que debe estar y pocos tienen cara de haber llegado hasta ahí para saber de qué se trata. La inmensa mayoría parece tener la certeza de aquello que prefiere saber.

Es decir, que responde a un llamado de la Historia.

Que debe ponerle el hombro al esclarecimiento de un crimen aberrante, por más que pudiera haberse tratado de un suicidio de vaporosas circunstancias (el 82 por ciento lo considera imposible, la ex del muerto inclusive).

Que llegó la hora de decirle “¡Basta!” a un Gobierno corrupto y despótico, aunque en este último caso sin antecedentes de asesinatos ni represión ni presos políticos a la vista. Y con una libertad de prensa condicionada por el desvío a mansalva de fondos públicos para los propagandistas del poder, cierto (¿ya dije corrupción, verdad?), pero ejercida al extremo de que los grandes medios enfrentados a la Casa Rosada se conviertan en propaladoras nada sutiles de tan “espontánea” movilización.

En la calle mojada se respiran más ganas de fin de ciclo político que hambre de una verdad judicial en la que pocos confían.

Como dieciocho veranos atrás bajo la consigna de “¡Cabezas, presente!” desperdigando indignadas desengaños por las plazas del país, el grito de “¡Nisman, presente!” irrumpe como significante de los deseos y frustraciones de un sector social al que suelen importarle los modales con que se ejerce el poder. Y que acostumbra estallar, alzando banderas morales, recién cuando se hartó de haber sido quien más dinero aportó para el desarrollo de proyectos políticos personalistas enmascarados con los intereses de los “pobres” o los “progres”.

Al frente del reclamo, donde allá por enero de 1997 había periodistas de exageradísimo prestigio social y dotes nulas de liderazgo, aparecen hoy polémicos fiscales a quienes nadie seguiría con fanatismo. Ni siquiera son famosos. Los políticos se ubican atrás y sin banderas partidarias, esperando con ficticia vergüenza la oportunidad de convertir esa marea humana en votos propios.

Hablamos, en el fondo, de la exteriorización sectorial de un país mayoritariamente necrofílico formado en la cultura de otorgarle a la muerte violenta (otras veces temprana) una capacidad purificadora que el talento en duda, la profesionalidad cuestionada o el heroísmo esquivo impedirán en vida.

En “Argenisman” vale menos la información de buena hechura, o sea, lo que es de veras, que el mito útil, conveniente, manipulable, diseñado a medida.

Es una Patria ideal montada en pilares de esperanzas rotas.

Un país conducido por muertos.

Guiado por entelequias.

Arrastrado por convulsiones.

Propenso a suicidarse buscando abandonar sus laberintos no por arriba, sino por el espejismo.

En términos políticos, Cabezas anticipó el fin del menemismo. Sin embargo, impidió advertir a tiempo la previsible pesadilla de la Alianza.

Ahora, por más que los K se empecinen con habitual altanería en que aquí no ha pasado nada más que otro palo en la rueda del “proyecto nacional y popular”, nada será igual tras el 18F. El peligro de dejarse impulsar por espasmos y conducir por fantasmas está latente.

* JEFE de redacción

de la revista NOTICIAS.

En NOTICIAS de esta semana "Argenisman | El país de los muertos vivos". Una vibrante investigación de Edi Zunino sobre las manipulaciones oficialistas, opositoras y mediáticas sobre el cadáver del fiscal

por Edi Zunino*

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