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EMPRESAS | 11-03-2015 19:27

Apuesta y riesgo

Tiene perfil Pyme y una política global. Cómo adaptarse.

Alfaparf Milano es líder en el sector profesional de la peluquería y la marca principal de Alfaparf Group, una multinacional italiana de la industria cosmética, especializada en productos y soluciones para el cuidado estético del cabello y el cuerpo. Desde 1995, comercializan casi 400 productos para el cuidado del pelo. En un año de recesión para la industria, sin embargo, la marca liderada por Massimo Macri -que no tiene vínculo alguno con el clan empresario que dirige Franco Macri-, logró una facturación de 100 millones de pesos y planea invertir 300 millones más hasta el 2016. La marca había nacido hace 35 años en un garaje milanés de la mano de los peluqueros Roberto Franchina, actual presidente, y Atilio Brambilla: tenían menos de una docena de empleados. Hoy Alfaparf está presente en más de 80 países y cuenta con plantas de producción en Italia, Brasil, México, Venezuela y la Argentina y unos 160 distribuidores en todo el mundo. A poco de andar, su nicho de cosmética capilar, se expandió hacia el rubro del cuidado facial y corporal, incluyendo aparatos e investigación (aunque solo en Italia): “Serían productos muy caros para Latinoamérica. Una máquina para uso cosmético facial podría salir hasta 50.000 euros y este mercado, por ahora, no tiene potencial para eso”, asegura el director general de APG en la Argentina. El directivo conoce Massimo conoce bien el mercado: desde 1998 maneja los números de la compañía en la región. “Aposté mucho a la Argentina”, admite. Los números están a la vista. Entre 2006 y 2011, la empresa logró un crecimiento del 35% promedio interanual. De una facturación de 14 millones de pesos en el 2006, saltó el año pasado a obtener ganancias por 100 millones y planea duplicar sus ingresos este año.

“Estamos en un momento difícil para la industria, pero hay que invertir. Para nosotros, la clave está en el servicio. Y en el detalle: la puntualidad, el buen trato y la calidad en la atención marcan la diferencia -se felicita Macri-. Los clientes están esperando eso, compran eso. Claro, intentamos mantener precios accesibles sin resignar calidad”. A la marca Alfaparf Milano, la línea premium de shampoo, acondicionador, ampollas y coloración que solo venden sus distribuidores, la empresa sumó Alta Moda, una segunda línea más accesible que puede conseguirse en algunos supermercados y cadenas como Carrefour, Walmart, Coto o Farmacity.

Los desafíos. La empresa tuvo sus vaivenes acordes con los del país. Desembarcó en 1995 y cinco años más tarde abrió una fábrica. La crisis del 2002 hizo naufragar los planes de producción, aunque la marca nunca dejó de comercializarse. En el 2011, cuando se impuso el cepo cambiario que trabó el ingreso de productos importados, Macri, paradójicamente, apostó a más. “¿Y si empezamos a producir de nuevo acá?”, cuenta que propuso. Si bien no fue fácil convencer a los directivos italianos, la idea prosperó con un plan de inversiones que incluyó la inauguración hace dos años de una planta de 7.500 metros cuadrados en el Parque Industrial de Garín. Emplea a 150 personas.

por Noelia Fraguela

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