Friday 19 de April, 2024

ECONOMíA | 02-09-2015 17:29

El año del swap chino

El préstamo firmado con la República Popular China salvó el 2015 para evitar una mayor fuga de reservas del Central. Las deudas.

El fin del súper ciclo de las commodities impacta con fuerza en la región. En Venezuela, las exportaciones caen más de 45%, la economía más de 6%, la inflación entró al terreno de los tres dígitos y, para peor, sobrevuela la posibilidad cierta de un default de la deuda externa. En Brasil, las exportaciones caen un 15% en el primer semestre y salen capitales privados, combinación que derivó en un menguado flujo de dólares que impactó de lleno en el mercado de cambios. La devaluación del Real ya supera el 50% interanual, dado que el Banco Central decidió no sacrificar ni un dólar de las reservas acumuladas para defender la moneda. La devaluación, por supuesto, provocó una caída del consumo en general y de lo importado en particular: se busca reequilibrar el sector externo, a costa de una caída del PBI superior al 2% este año y de una inflación que coquetea con volver a los dos dígitos (9%). El déficit fiscal de nuestro principal socio comercial alcanzó un récord de 8% del PBI en medio de una crisis política de magnitud que le quita brillo al estatus de “grado de inversión” de Brasil y no despeja la incertidumbre económica de cara al 2016.

En la Argentina, el swap chino -préstamo en yuanes- salvó el año y aisló relativamente al país del vendaval internacional. Los dólares comerciales desaparecieron con el colapso de la soja, pero, con una increíble sincronía, aparecieron los yuan-dólares del swap (el acuerdo de monedas se firmó en octubre del 2014 por un equivalente a US$ 11.000 millones). Ya a fin de julio, las reservas del BCRA cerraron en 33.900 millones de dólares, de los cuales 8.300 millones corresponde a yuanes, explicando el 24% del total de reservas internacionales. Quedaría un remanente disponible US$ 2.700 millones, que al actual ritmo se agotaría en octubre, justo cuando el préstamo cumplirá un año.

El enroque de dólares comerciales por dólares financieros evitó así otra devaluación, e incluso aventuró al Gobierno a aumentar el atraso cambiario para estimular el consumo en un año electoral. Ahora bien, de los 11.000 millones que prestaron los chinos, el país ya usó 8.300 millones de dólares a julio, a un ritmo mensual de 830 millones desde octubre del 2014. El número revela el costo de sostener el atraso cambiario, aún contenido por el cepo: demanda 830 millones de dólares mensuales de deuda externa para evitar una caída en las reservas del Banco Central. Para ir al detalle, esos US$ 830 millones los gasta el Estado en los subsidios que otorga a la clase media y alta para ahorrar en dólares y viajar al exterior, mientras contiene con restricciones y cepos, las importaciones, los giros de intereses y las utilidades al exterior.

No es la primera vez que Argentina encuentra en la deuda externa la mejor manera para patear los problemas hacia la próxima gestión. El actual cepo demanda casi 10.000 millones de dólares anuales (US$ 830 millones x 12), que este año se financió con el swap chino y que se estaría agotando para octubre, el mes de las elecciones presidenciales. Justo un año para gastarse por completo el préstamo chino. Como no hay nuevos dólares a la vista, el Gobierno empezó a vender seguros de cambio para absorber pesos, al colocar bonos ajustados por la devaluación del oficial. Dejando un negocio servido en bandeja si uno considera que el Estado lo vende en el momento de mayor atraso cambiario desde el 2001. Otro subsidio del Estado y van….En definitiva, el swap chino salvó el 2015, y el mercado apuesta a que un acuerdo con los holdouts será la llave para salvar el 2016.

* ECONOMISTA Jefe de la consultora Econométrica.

por Ramiro Castiñeira*

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