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DEPORTES | 12-09-2015 00:08

El avance del skateboard

La disciplina llegó al país en la década del 80 y desde entonces no ha parado de crecer. ¿Una nueva pasión argentina?

Hacer skateboarding consiste básicamente en realizar distintas maniobras con el skate que nacen de la misma creatividad del que las practica y que van desde movimientos con el cuerpo y de la tabla hasta la interacción con escaleras, rampas y barandas. Por lo general, los skaters se juntan a practicar en los skateparks –públicos o privados–, donde se aprenden los trucos más sencillos para después implementarlos en la ciudad, lo que se llama hacer “street”.

No se trata sólo de un deporte, es un universo de significados. Una manera de vestir, un vocabulario propio, espacios comunes y hasta una música identitaria. “Es un deporte de autosuperación personal, donde la libertad es el vehículo principal para su práctica”, asegura Martín Pibotto, presidente de la Asociación Argentina de Skate (AASK). La franja de edades de quienes lo realizan va desde los 5 años hasta los 50, aunque el grueso no supera los 30. Eso sí, es casi tierra de hombres. Al menos por ahora.

Para tener una buena tabla, esta debería ser de madera de maple o watamboo, las ruedas de poliuretano o de algún material semejante y los bujes resistentes para que respondan de manera adecuada a las maniobras bruscas. “Es muy común que en las jugueterías, casas de deporte y supermercados se vendan skates como profesionales cuando no son aptos para practicar este deporte: madera de baja calidad que se quiebra fácilmente, ruedas plásticas y hasta trucks (bujes) insertados al revés”, advierte Tobías Etchelet, un skater de 23 años que hace más de una década se inició en esta disciplina.

Tobías arma el skate por partes para elegir los mejores elementos. Por su nivel en los trucos, las tablas, por más buenas que sean, no le duran más de 5 meses porque se quiebran con los trucos. “En Sudamérica se suele usar el watamboo, que es más pesada y menos resistente, porque la madera de maple sale el doble”, explica. También es fundamental hacerse de un buen equipo de protección porque las caídas son fuertes y frecuentes.

Sweet home California. El origen del skateboard está en el surf californiano de los años 60, donde se quiso llevar la lógica del surfeo en las olas sobre tierra firme. Al principio, el material era frágil y rudimentario. Los skates se hacían con madera liviana y blanda la que se le añadían ruedas de patines. Pero con los años, la materia prima se fue perfeccionando y el deporte comenzó a expandirse, primero en América y después en el mundo. “Hace 10 años en el país solamente había 3 skateparks públicos y muy pocos skaters. Hoy hay generaciones de skaters que ya tienen hijos que patinan. El crecimiento es exponencial”, dice Pibotto.

En el año 1995 se creó la Asociación Internacional de Skateboard (IASC) para aglutinar a los fabricantes de insumos para el skateboard, a organizadores, a dueños privados de pistas de skate y a los mismos skaters. En 2004, la institución, ya consolidada, declaró al 21 de junio como el día internacional del skate con el objetivo de estimular a los patinadores de todo el mundo a compartir la afición de este deporte.

Según la American Sports Data, el número de skaters en 2002 ya era de 13,5 millones en todo el mundo. De estos, el 80% tenía edades inferiores a los 18 y el 74% eran hombres. Sólo en Estados Unidos hay 6 millones de skaters en la actualidad. “Allí se encuentra el epicentro del skate internacional. Le lleva 10 años de ventaja a la Argentina. Pero la evolución del deporte en el país está acortando esa distancia a grandes pasos”, asegura.

En el país la única entidad nacional que representa al deporte es la Asociación Argentina de Skate, que se creó en 2003 y funciona como federación. También existe un Circuito Nacional de Skateboarding que va recorriendo distintas pistas públicas de todo el territorio argentino en las que se organizan torneos para principiantes, amateurs y femeninos. Se utiliza un sistema de puntos que va creando un ranking en cada categoría. El nivel profesional es muy acotado en Argentina y no suele haber más de 5 o 6 torneos por año de ese nivel. Brasil es el país de la región que más está creciendo en este deporte, a tal punto que se ha medido codo a codo con Estados Unidos en las últimas competencias internacionales.

“Vivir del skate es un lujo que se pueden dar muy pocos skaters –lamenta Tobías– y eso se refleja en la baja cantidad de campeonatos profesionales que hay y el poco aval que reciben”. Sin embargo, existen cientos de competencias de menor nivel que organizan distintos grupos. Generalmente, el dinero con el que se financian los campeonatos y eventos lo ponen las marcas relacionadas con el mundo skater y los premios suelen ser productos, no dinero.

Para Pibotto, el panorama es alentador: “En los últimos 3 años, empresas de la talla de Nike, Sprite y Adidas han desembarcado en nuestro país con oficinas de marketing, diseño y comercialización de skateboarding.

El año pasado vino un referente del skate mundial, Tony Hawk, y realizó una demostración a la que asistieron unas 50.000 personas”.

Actualmente se calcula que hay unos 90 skateparks públicos y 12 privados en Argentina. Una de las pistas más valoradas, donde este último sábado se realizó la décima fecha del circuito nacional, es la que se encuentra en Tecnópolis, que tiene 2070 metros de hormigón. Varios municipios también han destinado una parte del presupuesto para hacer skateparks en plazas locales. Sin embargo, Tobías advierte que hay una gran falta de conocimiento sobre las características que deben tener, por lo que muchas no sirven para practicar el deporte y hasta terminan siendo peligrosas.

por Noelia Fraguela

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