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SOCIEDAD | 14-09-2015 14:52

Jorge Rial: el clon de Tinelli

Los hábitos que le copia al número uno de la tele. Vuelos privados, hotel, vinos, mujeres cool y deseo de paternidad pasados los 50.

Hay algo morbosamente atractivo en la sobreactuación del amor. Decidimos ser cómplices de un argumento romántico que se arma con escenas de besos falsamente robadas por fotógrafos y frases melosas que titulan bien. Esa puesta en escena de la intimidad para el consumo masivo que Jorge Rial maneja con una maestría inusual, y una inspiración cada vez más notable en el número uno del showbiz local.

Si ya en el 2011 NOTICIAS le dedicó una tapa a lo que se llamó “El plan de Rial para ser el nuevo Tinelli”, en la que se hablaba de estrategias empresarias y coqueteos con el gobierno, cuatro años después el proceso de tinellización trascendió el modelo de negocio. En el trajín de autoeditar su vida en medios propios y ajenos, Rial se ha ido mimetizando tanto con el estilo y los hábitos del rey de la tele, que ya parece su clon.

Voy en avión. Hacer un viaje corto en jet privado es un mimo aspiracional de clase que vale su precio. El sueño de la tripulación propia con una azafata paradita al pie de la escalerilla para recibir a los dueños del vuelo deja cutre a la limusina más larga. Y es altamente afrodisíaco entre mujeres sensibles a los universos exclusivos. Como el de este lujo que no se da ni la mismísima reina holando-argentina, que viaja en aerolineas comerciales.

Con la practicidad que impone montar de un saque a su familia numerosa en tránsito al Uruguay, Tinelli implementó el vuelo privado como modus operandi habitual. Rial debe haber pensado que sorprender a la ex de un vicepresidente con acceso a muchos beneficios transitivos también merecía copiar al maestro, aunque fueran solo dos plazas las que necesitaba para atravesar la cordillera con destino a Santiago de Chile. Y así fueron, en busca de un fin de semana de intimidad tan secreto que al otro día era una exclusiva de todas las revistas del corazón.

El plan Rial para impactar a su flamante enamorada siguió a rajatablas el instructivo vacacional del number one. Eligió una de las suites más caras de la cadena hotelera W, la preferida de Marcelo cuando visita Miami. El diseño interior fresco y minimalista del W de South Beach -al que se le atribuye también la preferencia de Tom Cruise- se replica en las habitaciones trasandinas. La suite Wow, donde retozaron Rial y Kämpfer, cuenta con una fantástica vista del skyline de la ciudad y el toque sexy de una bañera integrada al dormitorio.

Si se quedó corto de millas en comparación con Marcelo no es su culpa. Acaso fiel al espíritu nacional y popular, Kämpfer se resiste a visitar Miami. Prefiere calzarse un sari y sacarse fotos en la India junto a gente autóctona. Un detalle que anticipa tormentas en la relación cuando se trate de definir las vacaciones de familia unitta que ya declara estar planificando Rial con “las chicas”. Una ya subió foto a las redes con el tercer ojo en la frente. Pero hay que ver cómo reacciona cuando se le pida resignar Forever XXI.

Puestos a tirar títulos vendedores, ni bien llegaron a Buenos Aires, la pareja se sacó chispas. Antes de caer en cama y faltar al trabajo, Rial reveló que “le había cerrado la puerta al amor y ella logró abrirla”. Muy Virginia Lago, aunque la de su corazón parece una puerta giratoria: su ex estaba eligiendo el vestido de boda cuando -hace tres meses, según la versión oficial- conoció a la cerrajera pelirroja que, hay que admitirlo, lo superó con su frase matadora: “Me emborraché de Rial”. Porque será vegetariana y orientalista pero aprueba el buen vino. Como a su novio, que el mismo año que Tinelli -2011- presentó su propia linea de vinos; también con etiqueta en homenaje a los afectos. Ambos producidos en terruños mendocinos, el de Tinelli se llama Fede, en recuerdo de su amigo fallecido Federico Ribero; y el de Rial, Rocío Moreno, por los nombres de sus hijas.

¡Estás igual! Pasados los 50, Tinelli muestra una imagen más cuidada que nunca. Delgadísimo, ensaya looks juveniles con prendas de John Varvatos, el diseñador de las estrellas internacionales de rock. El fashion lo tiene rodeado. Sus dos hijas tienen marcas de ropa (Micaela, Ginebra y Candelaria Madness Clothing) y su mujer Guillermina Valdes, de zapatos.

A falta de entorno, Rial hizo su propia apuesta con la marca de ropa masculina Agustino; una inmersión en el vestuario que le aggiornó el estilo El Padrino que supo cultivar. Descartó los pantalones con cintura por sobre el ombligo, se achupinó los pantalones y sumó sacos coloridos con pañuelos en sintonía. Con la ayuda de Agustina -que ya erradicó algunos pecados capitales de su decó hogareña- irá ascendiendo en la escala del coolismo. La muchacha estará imputada por enriquecimiento ilícito pero tiene estilo. Y no hace falta cambiarle el nombre como a su ex, que ahora dice estar feliz por volver a ser La niña Loly , apelativo al que renunció por el más sobrio Mariana que le impuso Rial para acompañarlo.

Como su alter ego, dice también que quiere volver a ser papá. Tinelli tuvo a su hijo de la vejez a los 54. Rial tiene 53. Hay que apurar el trámite.

Y para completar el caso de diván, sumar algunos tatuajes (por ahora solo se animó a unos códigos de barras con los nombres de sus dos hijas) y hacerse fan de Ravi Shankar. Con Kämpfer al lado está encaminado.

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por Alejandra Daiha*

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