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SALUD | 24-09-2015 16:18

Qué es la enfermedad de Lyme

Sufrida por celebrities mundiales, se transformó en el fantasma de la salud pública. Su inexistencia en la Argentina. Tratamiento y cura.

A lágrima viva ante las cámaras, la cantante Avril Lavigne le confesaba al mundo que padece una enfermedad que la hace sentirse incapaz de hacer casi nada. Dolores musculares, cansancio extremo, cefaleas intensas, inflamación articular, la aquejaban día a día. Y lo mismo le sucedió a otra cantante, la mexicana Thalía ("sentí que iba a morirme ya", describió). Las dos padecieron un mal que en los Estados Unidos es endémico y que es ya un serio problema de salud pública, mientras que en la Argentina coleccionò apenas una docena de casos importados: la enfermedad de Lyme.

El mal se transmite cuando una garrapata infectada con la bacteria Borrelia burgdorferi pica a una persona. Los venados y algunos roedores que viven en zonas boscosas son reservorios importantes de este tipo de garrapata, que ha sido detectada en casi todo Estados Unidos, en el noroeste, centro y este de Europa y en algunas áreas de Asia.

Lavigne y Thalia no son las únicas celebrities que padecieron la enfermedadad. A ellas se suman Ashley Olsen (una de las mellizas que saltó a la fama con la serie Full House), Alex Baldwin y hasta Richard Gere que, sin eufemismos, relató: "Sentía que cada porción de fuerza se había ido de mi cuerpo".

Estos relatos otorgaron a la enfermedad una cualidad casi fantasmagórica, la de un mal que invade el cuerpo, quitándole toda posibilidad de reacción. Algo comprensible en los Estados Unidos, donde las autoridades de salud realizan campañas de prevención (sobre todo en los veranos) para reducir la cantidad de contagios, sobre todo entre quienes practican treeking y trabajan en zonas boscosas. Pero que no tiene razón de ser en países como la Argentina, donde la garrapata que la transmite no ha sido detectada. Además, se trata de una enfermedad que, bien diagnosticada, se trata a base de antibióticos, disponibles en el mercado interno y externo a costos accesibles.

Hallazgo. Los síntomas de esta enfermedad fueron registrados por primera vez en Suecia, en 1909. Pero no fue sino hasta 1975 que los científicos la identificaron como un trastorno con identidad propia. Ocurrió que una gran epidemia de artritis de origen desconocido azotó a habitantes de un pueblo llamado Lyme, en los Estados Unidos, y así fue como se investigó de dónde provenía aquel brote. El agente biológico que la produce fue aislado años más tarde, en 1982, y así fue como entró en escena la bacteria Borrelia burgdorferi, que pertenece a la familia de la Ixodoidea y es diferente de las que habitan en la Argentina. La B. burgdorferi es tan chiquita que cuando pica no llega a medir más de 2 milímetros.

Pero los síntomas pueden estar, aún cuando el agente que la transmite no haya sido visualizado por la víctima. Los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos son específicos: si una persona tiene fiebre, sarpullido, cansancio extremo, parálisis facial o dolor en las articulaciones en los 30 días posteriores a la picadura de una garrapata, tiene que ver a un médico. Y es fundamental que recuerde avisarle si, además de sufrir estos síntomas, estuvo en una zona boscosa infestada con las garrapatas que transmite Lyme. En los Estados Unidos suele haber carteles que previenen a los visitantes sobre la presencia de la garrapata.

“Entre el 70% y el 80% de las personas infectadas tienen un eritema en la piel que comienza en el lugar de la picadura entre los 3 y los 30 días del ataque, y que se expande gradualmente a lo largo de los días hasta alcanzar un diámetro de 30 centímetros o más”, advierten los expertos de los CDC. Además, Lyme se caracteriza por provocar signos y síntomas incluso meses después de que la garrapata picó a una persona. Las manifestaciones clínicas suelen involucrar diferentes órganos y sistemas del cuerpo, como la piel, las articulaciones, el sistema nervioso y el corazón. Por eso asusta tanto.

Entre los síntomas más frecuentes, dicen los expertos, figuran: dolores de cabeza severos y rigidez en el cuello, artritis con fuerte dolor articular (sobre todo en las rodillas y otras articulaciones grandes), pérdida de tono muscular o parálisis en la cara, dolor intermitente en tendones, músculos y huesos, palpitaciones o latidos irregulares, mareos o falta de aire, inflamación de la médula espinal, adormecimiento en manos o pies, problemas cognitivos, pérdida de memoria de corto plazo.

Cura. Como muchos de estos síntomas se dan también en ciertas enfermedades autoinmunes o en trastornos psiquiátricos no relacionados con infección alguna, los especialistas de la Sociedad Argentina de Infectología (SAI) ponen énfasis en la importancia de recordar durante la visita al médico si el enfermo estuvo en una zona con Lyme endémico. Si así fue, la historia clínica y los análisis de sangre pueden determinar la presencia de la infección y cuanto antes se haga el tratamiento, menores serán las secuelas.

“La sospecha clínica basada en las características típicas de la enfermedad de Lyme es todavía el método más adecuado de diagnóstico -explica en un paper el equipo del departamento de Dermatología del Hospital Fernández liderado por Eduardo Rodríguez, que en el 2010 trató a un paciente con Lyme, recién llegado de los Estados Unidos-. No obstante, cuando existe incertidumbre clínica, se puede solicitar serología de fase aguda (ELISA, Western-blot, IFI), PCR de biopsia de piel y también cultivo de plasma y de la piel”. ¿Qué significa todo esto? Las serologías se realizan mediante análisis de sangre, pero como tienen una alta tasa de falsos positivos, los especialistas deben tomar recaudos.

Así lo especifican y recomiendan los CDC, cuyos protocolos establecen para los análisis de sangre un proceso de dos pasos para buscar anticuerpos contra la bacteria de la enfermedad de Lyme. Ambas pruebas se pueden hacer usando la misma muestra de sangre. El primero es para detectarla: si su resultado da negativo no hace falta hacer más análisis, las directivas son considerar ese resultado como exacto. Pero si las pruebas dan resultado indeterminado o positivo, aún cuando la persona no presente los síntomas típicos del trastorno, entonces se efectúa el segundo, que es de confirmación.

Una vez seguros de que la enfermedad es Lyme, hay un tratamiento específico, y una cura. Las guías de tratamiento elaboradas por la Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas (IDSA), especifican qué drogas y en qué cantidades administrar según que el enfermo presente lesiones en la piel, artritis de Lyme, manifestaciones neurológicas o problemas cardíacos. En estos últimos dos casos, los antibióticos se aplican inclusive por vía endovenosa. Y nunca por más de seis meses.

La IDSA es terminante: “No hay evidencia biológica convincente de la existencia de infección por B. burgdorferi crónica y sintomática luego de los que los pacientes recibieron los regímenes de tratamiento recomendados para la enfermedad de Lyme”. E inclusive hay una lista de modalidades terapéuticas no recomendadas, como la ingesta de suplementos nutricionales, por ejemplo. El único tratamiento probado es el antibiótico. Y si no cura, no es Lyme la enfermedad que aqueja a la persona.

En el país. Hospitales y centros de infectología privados hacen el test de detección de Lyme. "En el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciones (INEI) dependiente de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (ANLIS-Carlos Malbrán) se hace solamente serología para detección, pero no confirmación, dado que no hay casos en Argentina -explican fuentes del Ministerio de Salud-. Tampoco se comercializan en el país kits de confirmación". Sin embargo, los infectólogos conocen la enfermedad, la pueden diagnosticar y en el país están presentes todos los antibióticos necesarios, para los casos de argentinos que se hayan contagiado la enfermedad en el exterior.

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