Friday 29 de March, 2024

TELEVISIóN | 16-11-2015 17:28

Sin anestesia

The Knick. Serie. Viernes a las 23.59 por Max. A las 23 el capítulo anterior. Y repeticiones sábados a las 01 y 22. Guión: J. Amiel, M. Begler y S. Katz. Dir.: S. Soderbergh.

★★★★★ Las series sobre médicos, hospitales y emergencias son un clásico exitoso de la televisión. Quizá porque las tragedias y los milagros de la curación conforman una tierra de fe que el avance científico nunca terminará de desacralizar: el sanador siempre tendrá algo de dios y el sanado, de redimido. Sin embargo, no es en esa profunda piedad en la que se sustenta “The Knick”. Y por eso, es única y se despega de parientes del subgénero.

En su segunda temporada por canal Max, del paquete premium HBO (puede verse completa en On demand), “The Knick” logra desde el principio tener esa marca propia que permite reconocerla del montón, un estilo sostenido que es obra del director (y también productor) Steven Soderbergh. Decidido hace un tiempo a alejarse del cine para dedicarse a la era de oro de las series, el realizador de “Sexo, mentiras y video”, “Erin Brockovich” y “La gran estafa” puso en el centro de la escena a la época: el protagonista principal es el año 1900 en la ciudad de Nueva York, en un hospital, el Knick (que existió, el Knickerbocker, ubicado en zona norte de Manhattan y abierto hasta 1979) donde la esperanza de vida era una discusión diaria y la discriminación ordenaba el lugar de ricos y pobres, blancos y negros, mujeres y varones. Ese clima tiene un compás electrónico, el de la música de sintetizadores de Cliff Martínez (compositor que acompañó muchas veces a Soderbergh), que provoca una síntesis indisoluble: ese teclado es acción en “The Knick”.

Para cualquier espectador es un viaje de ciencia ficción observar cómo se trataba la salud hace un siglo, sin anestesia ni antibióticos pero con una enorme convicción en el progreso de la ciencia y el triunfo de los mejores. En ese contexto a tientas entre lo aprendido y todo lo que queda por investigar, se mueve el jefe de cirugía del hospital, John W. Thackery, un doctor genial y adicto a la cocaína que encontró en Clive Owen la medida perfecta de pasión y oscuridad. Con él trabajan Algernon Edwards (André Holland), un brillante médico negro limitado por los prejuicios; la enfermera Lucy Elkins (Eve Hewson, hija del cantante Bono), enamorada de Thackery; la hermana Harriet (Cara Seymour), una monja que hace abortos; Cornelia Robertson (Juliet Rylance) una aristócrata progresista que transgrede las normas de su clase y su género.

Todo el elenco encarna el dramatismo de una sociedad desigual e injusta donde la alegría es una pincelada momentánea. A los afortunados los persigue la hipocresía y al resto, la crueldad de reglas que no manejan. Pero para todos, la enfermedad es el peor fantasma. Contra él lucha Thackery, como un semidiós de hallazgos caprichosos, capaz de bendecir con el alivio o de errar fatalmente el camino. En “The Knick” sentimos cerca el aliento que nos recuerda que estar vivo puede ser una hazaña mucho más prioritaria que ser feliz.

por Leni González

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