La escenografía de la Casa Rosada careció hoy de la habitual presencia de Aníbal Fernández, el último jefe de Gabinete del gobierno anterior, quien hizo de las ruedas de prensa de las 6,45 un clásico de los últimos meses del kirchnerismo en el poder.
Aquellos encuentros matinales, con ronda de mate y algún off the record incluido, que comenzaron junto a las rejas y siguieron en la explanada de la calle Rivadavia y últimamente en el Salón de los Bustos, fueron para el periodismo una "mosca blanca", en medio de la cerrazón comunicacional impuesta durante muchos años por los funcionarios salientes.
Los cronistas de la Casa de Gobierno se están empezando a adaptar a los nuevos estilos de comunicación, lejanos a la personalidad de quien era casi el único vocero de la expresidenta Cristina Fernández, famoso por sus frases de colección, sus respuestas picantes y, sobre todo, por lo incomparable de su verba, ya que podía defender hoy un argumento y al día siguiente, decir exactamente lo contrario con la misma seguridad.
Para certificar el cambio de reglas, ayer mismo, las nuevas autoridades de la comunicación pública, con Jorge Grecco a la cabeza, visitaron la Sala de Prensa de la Casa Rosada y le aseguraron a los periodistas contactos más fluidos que los que existían hasta hace dos días atrás, ya que prometieron información oficial difundida por las dependencias, a través de los ministros o secretarios y por el presidente Mauricio Macri, en conferencias de prensa.
A la hora de inaugurar la nueva etapa, los cronistas le dedicaron un último recuerdo al ex jefe de Gabinete, con una irónica anotación hecha con tiza en la pizarra verde de la Sala de acreditados: "Día 1 - Confirmado: mañana, a las siete de la mañana no viene Aníbal Fernández".
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