Thursday 28 de March, 2024

ECONOMíA | 17-12-2015 19:50

Qué riesgos encierra la liberación del cepo

No hay "receta" que garantice devaluar y unificar el mercado de cambios sin recesión ni costos sociales y políticos.

Nuevo Presidente, nuevo partido político, nueva política económica. Y en un nuevo contexto internacional. El nuevo gobierno no sólo tendrá que desarmar un modelo económico agotado e imponer uno nuevo, sino que lo tendrá que hacer en un contexto internacional mucho más adverso, además de no contar con demasiado margen para equivocarse. Ni margen político, por la falta de mayoría en las Cámaras legislativas y la estrecha diferencia en el ballotage electoral, ni margen económico, ante las casi inexistentes reservas encontradas en el Banco Central y la falta de financiamiento externo. Continuar con el cepo, sin embargo, dejó de ser hace tiempo una opción, salvo para el extraviado equipo económico de Axel Kicillof. No solo porque se fue vaciando de reservas el Central, también se hundieron el saldo comercial y el tipo de cambio (el "ancla" para contener la inflación), sino porque también quedó demostrado que con las restricciones impuestas no hay posibilidad alguna de crecimiento económico.

La Argentina no crece desde que se impuso el cepo hace cuatro años. Todo lo contrario: se cerró más y más la economía (y se incubó una crisis que ahora se hereda y va a seguir impactando negativamente). Esa es la pesada herencia de la que tiene que hacerse cargo Cambiemos.

Cómo dejar flotar el dólar. Una vez que el gobierno disponga del crédito externo que permita reforzar las reservas del Banco Central (unos 20.000 millones de dólares), y además encuentre la manera de limitar las cuantiosas pérdidas y la descontrolada emisión, generadas por la venta de dólar futuro de la anterior administración, se iniciará la liberación del mercado cambiario. En los hechos, suponemos una liberación parcial en su inicio, empezando con los flujos y dejando los stocks acumulados para resolver durante el año. En principio, según lo explicado por los funcionarios del propio gobierno, deberíamos esperar una depreciación algo mayor al 40% y una flotación en el rango de los 13.50 y 14.50 pesos, para estabilizarse en valores cercanos a la franja de los 14 pesos, overshooting y suba de tasas mediante, es decir después de un shock monetario expansivo, el traslado a precios y la suba de tasas mediante, las molestias previsibles de devaluar. El nuevo tipo de cambio adquiriría un valor algo inferior al que descuentan hoy las cotizaciones paralelas, o la venta de dólar futuro en el exterior. Esa devaluación. con quita de retenciones, logrará una inmediata recuperación del saldo comercial, no solo por la caída de las importaciones, sino también porque se espera una rápida liquidación del stock de la cosecha retenida (valorizada en cerca de US$ 4.000 millones). La recuperación del saldo comercial será inmediata e incluso para los primeros meses se proyectan saldos comerciales superiores a los US$ 1.000 millones mensuales, para cerrar en cerca de US$ 8.000 millones en todo el año. Al mismo tiempo, la unificación del mercado cambiario conllevará a una importante contracción del déficit de turismo, cercano a los US$ 9.000 millones en el 2015. Y será así porque la devaluación reducirá, por un lado, la demanda de divisas para el turismo argentino en el exterior, y por otro, al unificar el mercado cambiario, reaparecerá la oferta de dólares de extranjeros, que hoy se liquidan ampliamente -el 70%- en el mercado informal y que suma más de US$ 3.000 millones anuales. El déficit bajaría a un tercio del alcanzado en el 2015.

Ahora bien, la mayor parte de la reaparición del saldo comercial terminará financiando el déficit de turismo, además del pago de utilidades, dividendos y otras rentas privadas al exterior, por lo que las operaciones corrientes del sector privado no permitirían incrementar demasiado las reservas en el Banco Central. El punto no es menor: significa que la cuenta capital (que diferencia entre los bienes y derechos y las deudas y obligaciones) será la única vía que permitirá acumular las divisas en el Central, sea por la vía de la inversión extranjera directa (IED), o por colocaciones de deuda del gobierno, provincias y/o empresas. El gobierno tendrá que salir al mercado financiero para afrontar el servicio de deuda del periodo, cercano a los US$ 7.800 millones en 2016, más lo que demande el acuerdo con los holdouts. Del servicio de la deuda, USD 5.300 millones corresponden a los vencimientos propios del calendario -donde sobresale el pago de US$ 3.000 millones a los organismos internacionales, en principio al Club de París tras el acuerdo que se alcanzó en el 2014-. Descontamos un acuerdo con los holdouts, que destrabará los pagos atrasados del 2014 y 2015 por un total de US$ 2.500 millones, para sumar los US$ 7.800 antes mencionados.

Ahora bien, salir del cepo no es gratuito en términos de inflación ni de nivel de actividad. La devaluación busca equilibrar las cuentas externas, a costa de un freno en el consumo, tal como el gobierno saliente lo hizo parcialmente en el 2014. La devaluación, y en menor medida la parcial quita de cupos como de retenciones, además de la suba de tarifas, generará una rápida aceleración en la tasa de inflación, mientras esperamos que los salarios observen aumentos similares al 2015. En realidad, una acelerada eliminación de las DJAI ayudaría a que la devaluación no se traslade en su totalidad ni a precios a ni salarios. La reapertura económica posiblemente volverá a patrones similares previos a la imposición del cepo, vinculando nuevamente los precios externos con los internos, e imponiendo un techo al traslado de la devaluación a precios. Posiblemente se reajustarán los aranceles por un tiempo y solo para los sectores más sensibles en el nivel de empleo, y que permita la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Déficit, deuda, inflación. Por último, el déficit fiscal primario cierra 2015 en 4,7% del PBI, pero la eliminación de retenciones, como el nuevo mínimo de Ganancias para personas físicas, lo elevaría a casi 5,5% del Producto en el 2016. Estimamos que la parcial quita de subsidios a amplios sectores vulnerables del Gran Buenos Aires, permitirá reducirlo a 4% el año que viene.

El déficit fiscal se transforma en deuda o inflación, según como elija el gobierno de turno financiarlo. Descontamos que el nuevo gobierno dejará de usar al Banco Central como caja de financiamiento y le otorgará nuevamente el control de los agregados monetarios a la autoridad monetaria. Reducir la dominancia fiscal -la dependencia de las necesidades del Tesoro- implicará contraer la monetización del déficit, lo que será la principal señal para reducir las expectativas de inflación del 2017.

En definitiva, no existe “la receta” que asegure salir del cepo sin recesión ni costos políticos. Lo único que está asegurado es que con el cepo no se crece, y mientras más se demore en salir, más grande será la crisis. Estimamos una leve caída del PBI en 2016 que pondrá el consumo en valores similares al 2011 (pre cepo), magnitud que nadie cataloga como un año de crisis, además que el nivel de desempleo fue similar al actual. También esperamos un notable rebote económico finalizando el 2016, que se materializará en la tasa de crecimiento del 2017.

En 1958, Arturo Frondizi recibió un mercado cambiario con múltiples tipos de cambios, además de precios regulados, tarifas atrasadas y todo tipo de cupos y restricciones cuantitativas al comercio interno y externo. Para lograr regularizar la economía y unificar el tipo de cambio, primero logró un acuerdo con el FMI y el Club de París que permitieron reforzar las reservas, además de asegurarse la presencia de multinacionales deseosas de invertir en el país. La unificación del mercado cambiario llevó más de un año y aun así no logró esquivar el proceso recesivo de 1959. Pero posteriormente logró crecer por dos años a tasas superiores al 7% anual. Este crecimiento estuvo apoyado en uno de los mayores flujos de inversión extranjera directa que vivió la Argentina, que incluso logró por primera vez en la historia, alcanzar el ansiado autoabastecimiento energético.

* ECONOMISTA en Jefe de Econométrica.

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