Friday 19 de April, 2024

OPINIóN | 18-01-2016 16:45

Los desafíos de comunicar gestión

Cuando se desinflan los globos, se enciende el gobierno: cómo deberá ser la comunicación del macrismo.

Una campaña política es como el principio de un buen noviazgo. Es un juego de seducción donde se muestra lo mejor, donde se busca por todos los medios no decir nada inapropiado, donde incomodar con cosas mundanas es un pecado mortal.

Ganar una elección y casarse no son fenómenos muy distintos. Sobre todo si se considera que, para mantener sana una pareja (aunque esa pareja esté formada por entes tan abstractos como "el estado" y "el pueblo") es esencial la buena comunicación. Pero la forma en que se comunican los novios es distinta a la que se comunican los casados, por eso también es diferente la forma en que lleva su mensaje el candidato en campaña de cómo lo hace el que ganó y ya es gobierno.

La campaña macrista fue un acto claro de seducción centrado en intangibles que apelaban a la sensibilidad del votante: alegría, esperanza, diálogo, cambio. De hecho, se evitó siquiera mencionar los temas más álgidos de la coyuntura nacional -todos los que pudieran provocar confrontaciones-, se habló poco y nada de planes concretos de gobierno, y ni siquiera se presentó en sociedad, hasta el último minuto, a un gabinete de ministros. No fuera cosa de que algún nombre desatara una polémica que llevara a un votante dudoso a elegir la otra boleta en el ballotage. La campaña de Cambiemos no estuvo anclada en una propuesta concreta, sino en otra abstracción: que hay una manera distinta de hacer política y de gestionar el estado.

En su eterna espera de soluciones mágicas cada vez que asume un nuevo gobierno, el gran pueblo argentino (¡salud!) espera ansioso ahora, que los globos de la campaña se han desinflado, que la seducción terminó, que se lo informe sobre los resultados de la gestión con claridad y eficiencia. Tras doce años de oscurantismo comunicacional por parte del poder ejecutivo, que haya comunicación ya es un logro. Que además sea clara y eficiente es un mérito.

Las redes sociales fueron clave durante la campaña, no solo por su simplicidad, bajo costo y alta penetración, sino porque le sirvieron a Cambiemos para mostrarse como un partido moderno y conectado con la gente. Pero no serán suficientes, en un país donde hay sectores postergados sin acceso a la tecnología.

Mauricio Macri rehuye las cadenas nacionales que tanto fascinaban a su antecesora. Pero ha reinstaurado el perdido ritual de la conferencia de prensa, tanto para sí mismo como para sus ministros. Sin editorializar, sin hacer proselitismo, sin convertir cada comunicado gubernamental en una cuestión ideológica. Con una austeridad que suma. Además, aún cuando los primeros días de gobierno han sido una montaña rusa de "emociones fuertes" (por decirlo de alguna manera), no ha habido contraataques ni desmentidas ante las distintas acusaciones de lo que queda activo de la militancia kirchnerista.

Pero la gente espera resultados. Y pretende enterarse en forma clara, sencilla, precisa y sin mentiras. Más o menos como pretenden enterarse de las cosas las parejas consolidadas. Con menos discurso ampuloso y más verdad cotidiana. Esa buena comunicación, la que mantiene sano a un matrimonio, es vital para renovar los votos día a día.

Para que el "sí" que se dio ante el altar (o ante la urna) siga vigente y que nadie sienta que, después de la fiesta, viene el desgaste y el divorcio.

por Soledad Echagüe

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