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COSTUMBRES | 08-02-2016 07:30

El jet set que veranea en Punta del Este

Los habitués, las visitas ocasionales y los que viajan de incógnito. Por qué vienen y cómo se integran al elenco estable.

"Caminá siempre como si llevaras una tiara invisible”, solía decir Paris Hilton. Como ella, llegan en vuelos privados desde cualquier lugar del globo. Con servicio de azafatas, asistentes, cocineros, e incluso personal shoppers; celebrities, millonarios y socialités con coronita hacen Punta, parada estratégica para los que persiguen el verano de la elite. Y por supuesto llegan con sus sets regalados de valijas y baulitos Vuitton, como hizo exactamente hace dos años la heredera hotelera. Con un par de gafas de estreno, accesorio del que mostró una cantidad obscena en el también obsceno vestidor que abrió para filmar “The Bling Ring”. La blonda había bajado ágilmente las escalerillas de su jet y, tras una brevísima escala en Casa Suaya para desempacar, se había disfrazado de DJ para “musicalizar” la party de la fiesta de Vitaminwater, en el exclusivo parador La Caracola, enclavado en Laguna Garzón, donde se llega en un barco.

Sorpresa. “Mandá un fotógrafo que tengo en mi casa a Naomi Campbell en muletas”, le advirtió un relacionista público a un editor, que le replicó: “Pasame las coordenadas por Whatsapp y ahí estará”. Lo cierto es que la pantera negra sólo se dejó ver en la mansión de su amiguísimo Giuseppe Cipriani, uno de los primeros millonarios que confiaron en PDE como destino obligado para darle la bienvenida a cada nuevo año y que inventaron esa suerte de “Little Italy”, como se llama a la zona de chacras en La Barra.

En la casa de Cipriani –empresario snob que mezcla negocios como discos en Ibiza y hostelería en Venecia–, Naomi se sintió como una reina, aunque seguía recuperándose de dos cosas: la ruptura con el magnate ruso Vladislav Doronin y una operación de caderas, acaso vencidas por las célebres plataformas de Vivienne Westwood que la hicieron caerse de bruces en medio de la pasarela, ya hace tiempo. La ex supermodel fue de los pocos nombres célebres en pisar esta temporada la península uruguaya. Así que estuvo donde tenía que estar. Fue invitada por Cipriani a la misma playa privada con alta gastronomía donde Hilton puso temas de Icona Pop, y donde los cubiertos cuestan 180 dólares por persona. Con ella, se codearon los exquisitos paladares de la condesa Marta Marzotto y su hija Paola, ex dueñas de Valentino, quienes en el verano de 2011 tuvieron la suerte de recibir en su chacra a la que era su nieta e hija respectivamente, Beatrice Borromeo, por ese entonces novia –hoy esposa– del más guapo de los Grimaldi, Pierre Casiraghi.

“¿Sabés quién es ese que habla con Len Blavatnik, el inversor ruso que se instaló en La Boyita?”, preguntó uno de los camareros con background. “No lo reconozco en lo más mínimo. Cada dos minutos entra alguien que es alguien”, respondió el cocinero cortando cilantro con los dedos. Era el prestigioso actor alemán Michael Fassbender, quien habló lo justo y necesario con Alexander Ludwig, famoso por sus “Los juegos del hambre” y ahora por su serie “Vikings”, que hasta choluleó con los mismísimos paparazzi, posó con el “fuck you” de rigor y compartió su nueva amistad para sus más de 370.000 seguidores en Instagram. No le ocurrió solamente eso durante su estadía en el Este: hizo dancing, corrió durante 45 minutos por día todas las mañanas, y hasta fue demorado por la Policía por conducir una Vespa sin el casco pertinente.

Actual. El 2011 sí que había sido un alto verano lleno de internacionales: a las visitas de los Casiraghi, el DJ Steve Aoki y el bisnieto de Tolstoi, Alexander, por ejemplo, se había sumado la estrella de Ron Wood, quien junto a su novia Ana Araujo, se robaron los titulares del tabloide The Daily Mail. Caminaron la playa envueltos en un mismo pareo, o enfundados en pantalones de cuero y botas.

Esta temporada de escasos veinte días –sólo para ser generosos– también estuvo en PDE el hijo del magnate y actual precandidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump. ¿El objetivo? Continuar las acciones para difundir la torre Trump, que construye en la parada 9 de La Brava. “No saben con quién estamos comiendo”, le escribió por Whastapp Alejandro Gravier a un socialité. La respuesta no se hizo esperar, junto a su esposa Valeria Mazza, compartían mesa –pero no tarjeta– con el ex presidente chileno Sebastián Piñera.

¿Un lord “jet-setter” suelto en un festival de cerveza? ¡Pero claro! En compañía de Vanesa Fernández, Justin Portman, el aristócrata y ex novio de la top Natalia Vodianova, disfrutó casi todo el sunset de Corona, mientras se sentía en su casa cada vez que se cruzaba con Concepción Cochrane Blaquier.

Volviendo a Casa Suaya, el clásico hotel boutique de José Ignacio, fue alojamiento con tratos especiales para el DJ francés Stephane Pompougnac que, de tanto compartir contactos y piscina con Pampita, terminó agraciadamente vinculado a la recién separada, aunque se tratara todo de un “fake”.

Sé lo que hiciste el verano pasado. Así como en el 2015 el ángel de Victoria’s Secret, Izabel Goulart, había sido invitada de honor a un espacio exclusivo de Stella Artois, este año, la moda al Este la llevó la polémica diseñadora española Ágatha Ruiz de la Prada, quien, como conoce muy bien al entorno “retarded” que se mueve alrededor en su mismo universo, asumió parte del problema de muchos de los mencionados en esta nota, no tienen mucho contenido para charlar. Como ellos dirían, “nada que no se pueda arreglar con una 'black card'”.

por Carolina Simmer

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