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RESTAURANTES | 24-05-2016 18:29

Le Bistrot, el amor hecho almuerzo

El pequeño restaurante de la Alianza Francesa ofrece cocina de mercado y platos reconfortantes a buenos precios, de lunes a viernes de 9 a 19.

scondido en el primer piso de la sede central de la Alianza Francesa, cada mediodía sucede un pequeño encuentro con la cocina. Le Bistrot es uno de los secretos mejor guardados de la ciudad: mucho más de lo que se podría esperar de un instituto de enseñanza y muy cercano a la cocina simple de un bouchon de Lyon. La cocinera a cargo es Patricia Courtois, nieta de normandos. La invitación es a la simpleza y a la cocina evocativa, la que nos lleva a los sabores de la infancia y del pasado.

El espacio, con un maravilloso vitraux, fue originalmente el jardín de invierno de una palaciega casa del año 1932, que perteneció a la familia Castex. No hay carta, sino una pizarra que cambia todos los días. La cocina es de mercado, con platos reconfortantes como el hígado a la normanda, con cebollas caramelizadas y manzanas, acompañado de un suave y sutil puré de papas. Otros hits de la Courtois son los pâtés caseros que se acompañan con pickles y encurtidos caseros, la cazuela de cordero con hojaldre, y los platos de olla, cercanos y nutritivos.

En carta están los clásicos franceses como el omelette, el croque madame, la ensalada niçoise (con huevo duro, anchoas y aceitunas negras) y una quiche del día, elaborada con masa casera, que se sirve con ensalada. Para el momento dulce, membrillos al vino tinto y una deliciosa créme brûlée. La casa está abierta todo el día, con buena pâtisserie para darse un gusto acompañados de un buen té o cafés.

Un capítulo aparte merece la sopa de cebolla gratinadas, la clásica soupe a l’oignon francesa, uno de los platos más reconfortantes del mundo. Courtois enamoró con su receta en la clase del Día del Gourmet. El éxito se repitió en Le Marché, la feria de cocina francesa que se lleva a cabo en el Hipódromo de Palermo. Una de las cientos de personas que probaron la sopa hizo un comentario que dio en la tecla. Dijo que era “el amor hecho sopa”. Así se siente.

Una gran pérdida fueron los banquetes que se organizaban los jueves a la noche en el salón contiguo. Allí Courtois organizaba cenas temáticas, tomando un producto como eje, y multiplicándolo en varios platos. El alcaucil y el ajo fueron dos de los elegidos y esta gran cocinera sorprendió con su creatividad y pasión por el buen sabor. OjaláCourtois encuentre pronto un nuevo salón donde desplegar sus talentos durante las noches.

Puesto que Le Bistrot es una institución educativa, no permite el consumo de alcohol. La cocina francesa pierde un poco el alma sin su vin rouge, pero los sabores de la casa compensan con su emoción. 

por Cayetana Vidal Buzzi

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