★★★★★ “Excelente, didáctico, necesario e imperdible”, resume entusiasta un espectador adulto apenas termina la función de estreno, y no exagera para nada. Al contrario, hay que agradecerle y mucho al director, Pablo Gorlero, darle nueva vida a esta maravilla escénica y lograr un espectáculo infantil que derrocha creatividad, talento y alegría sin igual. Sobre todo por el hecho de apoyarse en un mensaje solidario: “Todos juntos somos fuertes, ya no hay nada que temer. A mi lado hay un amigo que es preciso proteger”. En estos tiempos aciagos, escuchar esa frase cantada resulta una caricia para el alma.
Gorlero, en la misma senda de Hugo Midón y Héctor Presa, demuestra cabal conocimiento de los resortes necesarios para que texto, actuaciones, canciones, coreografías y estética colorida se aúnen en una propuesta potente. También, lo significativo de que los niños y sus familias reflexionen sobre la importancia de ser personas buenas y solidarias. Además, el puestista consigue que los dieciocho actores: diez chicos y ocho adultos, conformen un elenco de características homogéneas que brilla con igual calidad.
La raíz está en el cuento “Los músicos de Bremen” de los hermanos Grimm, que el autor italiano Sergio Bardotti y el compositor argentino Luis Bacalov, en 1976, convirtieron en parábola musical de la amistad. Un año después, Chico Buarque lo adaptó para Brasil y “Os Saltimbancos” se convirtió en un rotundo éxito popular. En Buenos Aires subió a escena en 1980, en el teatro Liceo, con igual aceptación del público menudo y, a partir de entonces, tuvo múltiples reposiciones en diferentes salas. La trama muestra el vínculo inseparable que forjan un burro, un perro, una gallina y una gata, quienes maltratados por sus dueños, deciden huir y conformar un cuarteto vocal.
Durante vacaciones de invierno, la obra va de martes a domingos, a las 15, con localidades a 60 pesos (pulman) y 80 pesos (platea). Aunque, de todos modos, tratándose de un teatro oficial, sería saludable que la actual temporada se prolongue mucho más. Consejo: vaya en familia porque “Saltimbanquis” es un pasaporte a la felicidad.
por Jorge Luis Montiel
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