Friday 29 de March, 2024

POLíTICA | 24-09-2016 00:00

Por qué Macri se luce más afuera que en su país

Aciertos y bloopers del presidente en Nueva York. Inversiones, besos y papelón Malvinas.

El lunes 19 se iba a subir a un avión de la aerolínea estatal. Iba a ser un comienzo perfecto para la gira en Estados Unidos, y le iba a demostrar a propios y ajenos que en el país de Macri se apuesta en serio a los proyectos. Pero la ironía fue mayúscula: un paro de los trabajadores impidió que el Presidente viajara hasta la tierra de Obama en Aerolíneas Argentinas y tuvo que recurrir de urgencia a un avión privado para llegar a Nueva York. La divertida escena es un resumen de la triste realidad que vive hoy el Gobierno, que sufre en carne propia la máxima de que nadie es profeta en su tierra. El líder del PRO es tan amado en el exterior como resistido en su propio país.

“Queremos volver a lanzar al país a los primeros lugares, y para eso es muy importante tener presencia en donde se concentran los número uno del mundo”, dicen desde el oficialismo. La realidad de estos nueve meses del Gobierno coinciden con esta visión: desde que asumió a fines del 2015, Macri pasó uno de cada siete días viajando en el exterior (37 de los 286 días que llevaba como mandatario). En tan poco tiempo, el Presidente visitó Brasil y Chile dos veces, Paraguay, Uruguay, Suiza –el renombrado foro de Davos–, el Vaticano, Estados Unidos –ésta es la tercera ocasión–, Colombia, Francia, Bélgica, Alemania, Perú, Qatar y China, y también recibió en el país a los presidentes de México, Estados Unidos, Italia, Francia y al emir de Qatar y a una para nada desdeñable visita del FMI. “La presencia de Obama, Renzi u Hollande, entre otros, en el país marcan un giro fundamental en la política exterior. Argentina se plantea ahora una política multidireccional que incluye a China y Rusia, y pretende estimular la inversión extranjera sin un 'relato ideológico' que la guíe”, explica a NOTICIAS Diego Guelar, embajador argentino en China y secretario de Relaciones Internacionales del PRO.

Suelto en Nueva York. El último viaje de Macri a la “Gran Manzana” fue vivido como un éxito para el Gobierno. Es quizás el viaje más redituable de los que participó el Presidente y dicen puertas para adentro que promete traer en el mediano plazo una “lluvia” de inversiones de casi 30 mil millones de dólares.

Hubo un solo entredicho que enchastró la impecable gira del Presidente. Ocurrió luego de que Macri, con las espaldas anchas luego de tantos aplausos, asegurara que había hablado con May y que ella “estaba de acuerdo” en comenzar a hablar de la soberanía de las Islas Malvinas. Muy poco tiempo después llegó la desmentida desde el bando británico, que aclaró que sólo se trató de una charla de pasillo y le quitó drásticamente la seriedad a la conversación, a lo que luego le siguió la divertida respuesta del PRO, que aseguró que el malentendido sólo fue un “traspié semántico”. Los reproches de la oposición no se hicieron demorar y el Gobierno quedó en ridículo. “Es irónico esto: Cristina Kirchner no habló de soberanía ni de las Malvinas en su último discurso ante la ONU y no se quejaron. Es un incidente menor en una charla casi de casualidad y no opaca para nada el gran momento que vive Argentina con el mundo”, asegura el diputado del PRO y ex embajador en EE.UU. Eduardo Amadeo.

Mientras que Macri recibe a diario críticas por el mal manejo de la economía, en el exterior es recibido como un libertador de la Patria y con la promesa de un futuro mejor. No es nada extraño que el Gobierno recueste tanto su prestigio en la recepción que tiene en el mundo: es como si en la casa de los vecinos lo recibieran mejor que en la propia. 

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