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SOCIEDAD | 16-11-2016 00:00

El novio italiano de Florencia Macri por el que ella estaba dispuesta a todo

Salvatore Pica dejó todo en su país natal para instalarse en la Argentina y contener a la hermana de Macri. Forma parte del directorio de una de las empresas de Franco Macri.

Florencia Macri, la hermana menor del presidente que se encuentra internada en la clínica psiquiátrica Avril, siempre tuvo problemas de depresión y con el consumo de sustancias y alcohol.  Y, aunque sus familiares y amigos sabían que la situación podía desplomarse de un momento para el otro, los últimos dos años estuvieron esperanzados en que Florencia empezaba a estar cada vez mejor. Su entorno asumía que la influencia de su nuevo novio, el italiano Salvatore Pica, era fundamental para que la joven alcanzara un equilibrio. Ella le rogó que dejara Italia y se viniera a vivir a la Argentina, amenazando con hacer locuras si él no viajaba, según contaron fuentes allegadas a la pareja.

Pica es un empresario que dejó en su tierra natal para acompañarla. En el entorno de los Macri lo consideran una pieza clave: “Es bueno y se vino para contenerla. La única condición que puso fue que si dejaba su trabajo allá, tendrían que ayudarlo en Argentina”, cuentan conocidos de la pareja. Así fue como Franco Macri, dispuesto a todo para salvaguardar a su heredera menor, le dio un cargo primero en Framac S.A. y luego lo puso en el directorio de Flourent S.A., ambas de su conglomerado. 

Con Salvatore Florencia se alejó de la noche, se fue a vivir al campo que tiene su padre en General Villegas y comenzó a recorrer un camino más cercano a lo espiritual, quizás lo único que comparte con su hermano Mauricio. La pareja forma parte de la “Escuela Artes y Ciencias del Cambio”, en la que desarrollan una disciplina oriental que combina la meditación con las artes marciales. 

Su última aparición pública fue en el hotel Four Seasons, donde presentó su última muestra fotográfica “Sofía”. Al evento fueron invitados unos pocos amigos y allegados de la familia. Florencia quería estar tranquila y con gente de confianza. Por eso, los nervios se le pusieron de punta cuando descubrió que se había infiltrado un fotógrafo: “Me quitó la energía positiva”, se lamentó e hizo cerrar una sala del hotel. 

Sin embargo, esta armonía comenzó a resquebrajarse a principios de año cuando circuló el rumor de que había sido hospitalizada. “Parecía que venía bien pero todos sabían que indefectiblemente iba a volver a tener una recaída”, cuentan sus allegados. 

por Marcos Teijeiro y Giselle Leclercq

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