★★★★★ Esta película es una obra maestra de la animación, del musical y del cine político todo a la vez. Porque los chicos de South Park ven un film canadiense lleno de insultos, se desata una guerra entre los dos países que les da la oportunidad a Satán y su amante, Saddam Hussein, de declarar dos millones de años de oscuridad en el planeta. Profética –fue antes del 11/9 y de Bush Jr., también antes de Trump–, la película parodia al extremo los musicales de Disney y lanza un grito desesperado a favor de la tolerancia, en contra de la estupidez facilista (o “fascilista”) del americano medio, contra la orgullosa ignorancia del satisfecho, contra el homófobo, xenófobo y antisemita. En la película, el arma que derrota al mal es, finalmente, una buena puteada a tiempo. Véanla, recomiéndenla, atesórenla: pocas veces el cine estadounidense se animó a decir lo que hace falta de frente, riendo y con todas las sílabas.
por Leonardo D’Espósito
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