La gran mayoría de los problemas que atraviesa hoy Vanucci y Garfunkel tienen que ver con momentos de sus pasados que ambos prefieren olvidar. Y, aseguran, las fotos que los condenaron a ser uno de los matrimonios más odiados fueron hackeadas de su computadora. Vanucci no lo dice directamente, pero insinúa que el robo de los archivos fueron por orden directa o indirecta del enemigo número uno de su esposo, el ex socio del Grupo 23, Sergio Szpolski.
Allí se difundieron dos tandas de fotos que fueron filtradas a la web por una misteriosa cuenta de Twitter, @mucamagarfunkel. La primera es de un safari que hicieron en África hace más de cinco años, y que muestran cómo cazaron a leones, cocodrilos, y alces, entre otros animales. “Son un horror, me arrepiento. Jamás lo volvería a hacer”, dice hoy Vanucci, a pesar de que su marido fue toda la vida aficionado a la caza. “Lo heredé de mi padre y lo hago desde chico”, le explica Garfunkel a sus amigos.
Las otras son unas provocadoras imágenes donde se la ven a ella desnuda y con su esposo, una en una cama con otros dos hombres y otra sobre un escritorio. Según ella, la segunda es mentira -”Matías está photoshopeado y esas no son mis lolas”-, y la primera fue “en broma”, mientras preparaban las luces para una producción de fotos para un libro de fotografía artística que hizo hace seis años. Estas, también, fueron robadas.
En el medio de todos estos problemas se encuentra su juicio contra las redes sociales y contra Twitter en especial. El 18 de noviembre subió una carta para el CEO de esa red, Jack Dorsey, que se difundió bajo el lema “Stop the monster Jack”. Rápidamente se convirtió en Trending Topic, pero no por lo que ella quería: en Argentina muchos se lo tomaron en chiste. Cinco días después de esa carta, a Dorsey le suspendieron la cuenta por 15 minutos: Vanucci se lo atribuyó como una victoria propia. Pero él explicó que fue un error.
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