Fue el fenómeno dentro del fenómeno político del año. La díscola más alineada del nuevo poder. La oficialista menos manejable. Alguna vez trató de “ladrón” al Presidente que hoy apoya más por espanto anti K que por amor macrista. Le pegó en costados dolorosos, sus amigos Nicky Caputo y Daniel Angelici, por excesos de influencias y negocios acaso incompatibles con las funciones cuasi gubernamentales de ambos empresarios. Estuvo al borde de generar crisis institucionales acusando de “narco” a Pablo Bressi, jefe de la temible Bonaerense, aún a riesgo de desgastar a la segunda estrella del universo Cambiemos: la gobernadora María Eugenia Vidal. En la Justicia Federal pasaron a considerarla un factor de presión extra pasillos. Y hasta el titular de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, debió soportar sus andanadas (que a veces consideró provenientes del Poder Ejecutivo y otras del Grupo Clarín).
Elisa “Lilita” Carrió ocupó el centro de la escena sin ser parte obligada de ella. Podría compararse su rol en favor de una administración no justicialista con la de Carlos “Chacho” Álvarez en tiempos de Fernando de la Rúa, pero con mayor éxito hasta ahora: a esta altura de la gestión de la Alianza, “Chacho” ya se había fugado de la Vicepresidencia de la Nación en medio del escándalo por las coimas en el Senado.
NOTICIAS no piensa como “Lilita”. Al igual que otros políticos, ella se ha disgustado con la revista en innumerables ocasiones. Su lugar como una de los 10 argentinos del año excede las simpatías y las antipatías. Depende de la función de contra-poder que decidió asumir, con los resultados a la vista.
*Jefe de redacción de NOTICIAS.
por Edi Zunino*
Galería de imágenes
Comentarios