Friday 29 de March, 2024

SOCIEDAD | 10-02-2017 00:00

Entrevista exclusiva a Mirtha Legrand: "El poder es fantástico"

Es la única conductora en el mundo que llega a los 90 años al frente de un éxito televisivo. Una charla íntima y reveladora donde habla de todo: la política, la edad, el amor y los prejuicios.

Son las dos de la madrugada del jueves 26 de enero. Mirtha estira la sobremesa con amigos en el restaurante La Bourgogne del hotel marplatense Costa Galana, donde vive y hace sus programas televisivos en verano. A esa hora en que el salón va quedando vacío, ella toma la carterita, saca una polvera (las colecciona y siempre lleva consigo una a tono con la ropa, así se cambie tres veces al día) y retoca su maquillaje con golpecitos elegantes. No está pensando en dormir pero detecta la cara de su legendaria asistente, al otro lado de la mesa. “Estás cansada, Elvira”, le dice. Unas horas antes me ha confesado que ignora de qué se trata: “Cuando escucho decir a alguien que está cansado me pregunto: ¿Qué se sentirá?”

Tras mucho insistir para que conversara con NOTICIAS después de veinte años me recibió en la suite presidencial del piso 15, vecina a la que ocupa, con un té servido a su estilo. Aunque nos pidió no hacer fotos, estaría en condiciones de salir al aire. Con peinado impecable y maquillada por ella misma, lleva un conjunto fucsia, zapatos de taco, pañuelo al cuello sin enlazar y anteojos de sol livianos. Los empleados del hotel –y en general la gente que cruza a su paso- le brindan un trato reverencial. Incluso abandonan su posición junto a la puerta recién cuando ella se los pide.

A días de cumplir 90 años –el 23 de febrero- Mirtha Legrand es todo un prodigio argentino. Es la única conductora de televisión de su edad en todo el mundo (“Tendría que estar en el Guinness”, comenta), con una vigencia incuestionable en la trinidad del star system local, junto a Susana Giménez y Marcelo Tinelli.

Para entender cómo llegó hasta acá, además de escucharla, hay que verla vivir.

El 5 de diciembre pasado, la revista NOTICIAS entregó sus habituales distinciones a los 10 argentinos del año. Uno de ellos, Mirtha Legrand. Cada homenajeado subía a recibir su diploma al escenario del Malba, por una pequeña escalerita. Para evitarle el ascenso con sus tacos altos, pensamos que ella podría ir por detrás del escenario y así se lo propusimos. Pero para sorpresa de todos, cuando se la nombró Mirtha encaró sola hacia la escalerita del frente y alteró el plan de su ingreso a escena.

En Mar del Plata le recordé ese episodio que revela su saludable tozudez para enfrentar la vida. Después de reírse me contó que observó que otros premiados se tomaban de la pared para subir y entonces ella también podía hacerlo: “Yo quiero vencer a la edad. La quiero vencerrr”, enfatiza.

En aquella oportunidad, Mirtha sorprendió al referirse a su próximo cumpleaños: “Pronto, dentro de unos meses, voy a cumplir un número redondo que detesto, lo odio –dijo riéndose-, pero aquí estoy, señores, enterita y, mientras Dios me dé salud, aquí estaré con ustedes”.

“Yo quiero vencer a la edad"

Noticias: Ese día usted quebró el tabú y por primera vez, sin que nadie se lo pregunte, se refirió a su edad…

Mirtha Legrand: La coquetería es más fuerte que todo. Si hasta las mujeres jóvenes ocultan su edad. Preguntar la edad a una mujer es de mal gusto.

Noticias: ¿Sigue pensando eso?

Legrand: Sí, sí. Pero hasta a mí me pasa. Veo a alguien y pregunto qué edad tendrá. En la Argentina es una obsesión la edad.

Noticias: Es un dato de referencia importante. Conocer la edad ayuda a poner en contexto a las personas. Vincularlas con pares, entender cómo piensan…

Legrand: Pero en este país se desvaloriza a la gente grande. Empiezan con adjetivos agraviantes, insultantes. En Europa no es así. En cambio en los países nuevos la edad es un pecado.

Noticias: ¿Le sigue importando el qué dirán?

Legrand: Sí que me importa. A mí me gusta gustar. Me gusta seducir.

Cuando Mirtha se mira en el espejo no ve “una señorona sino a una mujer grande atractiva”, pero lo que más la desvela es conservar la agudeza intelectual.

Noticias: ¿Cómo hace para estar así?

Legrand: ¿Así cómo?

Noticias: Tan vital.

Legrand: Ahhh yo me lo propongo. Hay que ser gánico, tener ganas de muchas cosas. Disfrutar de todo. Voy al teatro y aunque la obra sea malísima, de algo voy a disfrutar. Siempre busco una manera positiva de ver la vida.

Mirtha vive en un piso de la avenida Libertador con dos personas; Elvira, la asistente que la acompaña hace más de treinta años (bromea con que si alguna vez su empleada se vuelve a Catamarca, ella se hace una casita al lado de la suya) y Mónica, a cargo de las tareas domésticas. Alguna vez intentó que su hermana gemela Silvia (Goldie) se mudara con ella. Le ofreció el cuarto de huéspedes con teléfono y televisor propios, su auto con chofer. Pero ni diciéndole “vas a vivir como una reina” logró entusiasmarla con la idea.

Noticias: Siendo gemelas, debe ser difícil para ella envejecer a la par suyo, que siguió siendo una estrella.

Legrand: No crea, mi hermana es muy bonita. Sólo que como se retiró hace mucho, lleva una vida muy tranquila y no quiere que la vean.

Las hermanas hablan por teléfono varias veces al día y se reúnen seguido con Josecito, el hermano dos años mayor que ellas. Recuerdan la infancia, a sus padres. “No es común que tres hermanos grandes como nosotros mantengan una lucidez sorprendente, que se cuiden y se visiten –admite Mirtha- . Una vez Mariana Fabbiani me preguntó: ¿Qué comen los Martínez Suárez?

Por lo pronto Mirtha come de todo, aunque con moderación. Pero nada la alejará de un tentador plato de papas fritas a caballo.

Hace poco, en uno de sus programas, Mirtha dijo que añoraba salir a cenar con un señor por el solo hecho de sentirse acompañada y cuidada, no como pareja. Y siempre relata la primera noche en que salió con amigos tras la muerte de Tinayre. Puso la llave en la puerta, encendió la luz de su casa y pensó: esto es la soledad. Detrás de su actividad imparable y sus salidas con gente querida se esconde ese combate cotidiano que le impone esta altura de la vida.

Memoria

“Me gusta recordar –dice ahora con un dejo de nostalgia en la mirada-. Las pequeñas cosas, los viajes. El problema es que perdés los referentes. Esa es la desventaja que tiene cumplir muchos años. Pero estoy agradecida a la vida porque ha hecho de mí una mujer feliz”. Dice también que valora su mundo afectivo. Le gusta visitar a los nietos grandes, Juana y Nacho, y también ir a buscar en auto a la escuela al menor, Rocco, para llevarlo a merendar a su casa y que le cuente cómo siguen sus prácticas de guitarra.

Sólo se pone seria al recordar a su hijo Daniel. “La vida me castigó cuando se llevó a mi hijo. Fue una tortura. Voy por la calle, veo a alguien que me lo recuerda y digo: Qué parecido a Dani”.

Noticias: ¿Piensa en la muerte?

Legrand: Sí. Me da pena. Me daría pena dejar a mis seres queridos. Y también pienso cómo sería mi entierro (se ríe), si iría mucha gente a mi velatorio. Qué ridículo pensar en eso. Pero que llegue cuando tenga que llegar. Mejor pensar en la vida.

Día de diva

Jamás usó despertador. Pero amanece a eso de las diez de la mañana. Entonces toca un timbre para que le traigan el desayuno y los diarios. Lee y recorta La Nación, Clarín y los fines de semana suma Perfil y la revista NOTICIAS. Lee hasta las quiebras y convocatorias, los avisos fúnebres y manda tarjetas de condolencias a las familias que conoce. Pero antes que nada, completa la Claringrilla “para poner en actividad el cerebro. Lo exijo muchísimo –dice-. Si no me acuerdo de un nombre me esfuerzo, hago la liaison de una letra con otra hasta que sale. Incluso empecé a jugar al bridge, no por snobismo sino como ejercicio. Pero era muy difícil para mí. Hay que ejercitar el cerebro como si fuera un músculo, porque si no, te va devorando. Cuando hice “La Dueña” sufrí mucho para recordar la letra. Eran las cinco de la mañana y estaba memorizándola”.

Le gusta armar sus programas en la cama. “Tengo mis marcadores, leo y estudio. La producción me manda un sobre con información de cada invitado. Al principio preparaba los dos programas juntos (N de la R: cena del sábado y almuerzo de domingo) pero una o dos veces me equivoqué, entonces, para evitar que se me mezclen los tantos, el programa del domingo lo preparo ese mismo día temprano a la mañana.”

Los libros de ficción no la atrapan. Sí los periodísticos y se jacta de tener muy en claro quién es quién en el Gobierno. “Me interesa saber cómo está el país, cuánto gana la gente. Cuántos pobres hay. Si yo fuera funcionaria todo andaría sobre rieles. O si fuera la mujer de un gobernante, ¡haría tanto! Pero tienen miedo de ser Evita. Una vez una me dijo: ¡Si hago eso me van a comparar! Y que te comparen, ¿qué tiene de malo si es maravilloso? La gente vive con miedo. Miedo a la vida, miedo a quedarse sin trabajo, miedo a perder la salud, miedo a la muerte, y hay que vivir más libremente el minuto a minuto.”

Noticias: Alguna vez le habrán ofrecido alguna candidatura.

Legrand: Hace años me propusieron ser alcaldesa de Buenos Aires pero jamás me metería en política. Si lo hiciera exigiría eficiencia. La gente eficiente es maravillosa y la gente torpe e ineficiente es peligrosa. Si viene un obrero a mi casa yo le pregunto: dígame, ¿usted es eficiente? Demuéstreme su eficiencia. Arregle este aire acondicionado.

El gran living comedor apenas se usa cuando reúne amigos, todos los domingos, a tomar el té. El resto del tiempo, su reino hogareño se reduce al cuarto, el vestidor espejado de 5 por 5 metros, y el escritorio, donde le gusta pasar la medianoche leyendo, escuchando música, usando la computadora y “whatsappeando (sic) con Susana (Giménez). “Pienso que mi celular no está exigido al máximo, pero toco todos los botones y resulta. Estoy atrapada con los WhatsApp. Me encanta a toda hora”.

Noticias: ¿De qué hablan con Susana?

Legrand: De cómo nos sentimos, de que llegaba su cumpleaños y lo detesta…

Noticias: ¿No se enojó por la insinuación que hizo de romance con Moyano?

Legrand: No. Creo que Facundo la admira muchísimo. Si yo fuera un hombre la festejaría. Susana es una persona muy solitaria, muy pensante, más culta de lo que la gente cree, lee muchísimo. Es una bellísima persona. Nunca habla mal de nadie, yo a veces sí.

Íntima. Ni en la noche más desvelada Mirtha entra a la cocina. Dice que no sabe hacer un té. En realidad, nada doméstico: “Tampoco tender la cama”.

Cuando no sale de casa está vestida con robe de chambre y chinelas, porque su ropa es de extramuros: nunca se puso un jean, ni un jogging y cuando se calzó zapatillas sintió que se iba para atrás. Pantalones recién empezó a usar en los últimos años, “porque a mí me gustan las mujeres de piernas largas y yo no las tengo –dice- Me gustaría ser estilizada, altísima, sin cola, sin lolas, flaca. Pero estoy muy contenta como soy. Para mi edad estoy espléndida”.

El kinesiólogo que la atiende semanalmente desde que tuvo una fractura de tobillo la convenció de que la clave del buen estado físico es caminar. “Como por la calle no puedo, porque si diera la vuelta manzana tendría que ir saludando a todos los porteros, tengo un circuito dentro de mi casa que repito 5 o 6 veces sin parar”. Nunca hizo gimnasia porque cree que el esfuerzo arruga la cara. Ni psicoanálisis. Fue a una sola sesión, le mintió al analista del principio al fin y como no se dio cuenta, no volvió más. Tampoco le interesan los gurúes de autoayuda: “Me autoayudo yo solita. Tengo pensamientos nobles y positivos”, dice.

No toma alcohol y en una época empezó a fumar porque quería adelgazar. Hasta que se propuso abandonar y aunque le costó mucho lo hizo sin ayuda, a pura voluntad. Cuenta que cuando su nieta Juanita fumaba, tenía una foto de ella con un cigarrillo en la mano y le decía: “Y esto, Abu?”.

Adoraba manejar pero dejó hace cinco años. Igual fantasea con que alguna vez conducirá su nuevo auto (no quiere decir de qué marca es), que hasta el momento sólo manejó el chofer. Tiene sus ventajas. Aunque hace décadas que Héctor Vidal Rivas es su asesor de vestuario, le gusta mirar vidrieras desde la comodidad del asiento trasero, y al llegar a casa encarga lo que le gustó.

"El poder es fantástico. Yo uso el poder para hacer el bien"

Noticias: Una palabra que usted usa mucho, además de “seducir” es  “aggiornarse”.

Legrand: Es que a mí me gusta aggiornarme, estar actualizada. Saber de todo. Y me encuentro con gente que no sabe nada, que no retiene nada. No leen, no se informan, ¿pero cómo pueden vivir sin estar informados? A mí me interesa todo lo que pasa, sobre todo en el país.

Noticias: ¿Es consciente del rol importantísimo que tuvo en el proceso electoral que le dio el triunfo a Macri?

Legrand: Si, claro. Fue deliberadamente. No fue casual. Me doy cuenta que eso da poder. Y el poder es fantástico. Yo uso el poder para hacer el bien. Si a una persona no le sale la jubilación, por ejemplo, yo trato de interceder. No lo uso para mí, pero me gusta ese poder que sirve para los demás. Pero claro que me doy cuenta de cuánto he incidido en la gente. No fue una campaña estipulada. Ni me propuse hablar bien de unos y mal de otros. Pero es algo que sentía y que siento. A mí nunca nadie me indica nada. Ni me dice que hay que decir tal o cual cosa. Nunca. Nunca. O no te pases. O tené cuidado.

Noticias: Se lo decía porque fue muy claramente anti K.

Legrand: Quiero que sepa que los Kirchner se portaron muy bien conmigo al principio. Fueron muy amables. Inclusive Kirchner me mandó un cordero, me llamó por teléfono. Pero cuando empecé a criticarlos todo cambió. Hubo cosas que no me gustaban, es difícil especificar qué. Autoritarismo, todo un entorno. Una cosa que no quería para mi país y entonces empecé a apuntar los cañones.

Noticias: ¿El nuevo gobierno es más permeable?

Legrand: Sí. Aunque tampoco le gustan mucho las críticas. Macri me ha dicho: “Ya me empezás a criticar”. A ningún político le gusta que lo critiquen. Lo importante es que yo nunca saqué partido de un gobierno. No sé la producción o el canal. Pero Mirtha Legrand jamás sacó de eso una ventaja.

Líder de opinión

Todos los políticos quieren sentarse a su mesa televisada y los famosos, promocionar allí su trabajo. En la última semana de diciembre, la consultora de investigación de mercados Oh! Panel realizó un sondeo a nivel nacional sobre la confianza que tiene la población respecto de los medios y sus comunicadores. Mirtha Legrand encabeza la lista de comunicadores con un 43% de confianza, seguida por Jorge Lanata (39%), Mariana

Fabbiani (34%), Alfredo Leuco (34), y Nelson Castro (32%).

Noticias: Su influencia es más fuerte que la de muchos periodistas líderes. A esta altura, ¿se siente periodista?

Legrand: No, no, no. A mí me gusta estar informada. Y después me pongo en el lugar de la persona que está viendo mi programa, pienso qué le gustaría saber. Soy una indagadora. Me gusta preguntar siempre mirando a los ojos. En eso soy muy jugada. A veces pienso: ahora se levanta y se va. Pero tengo mis estrategias para evitarlo.

Noticias: ¿Cuáles?

Legrand: Si la pregunta es brava cambio el tono de voz y le hablo suavecito y con una semi sonrisa. La actitud es muy importante. Además, yo pienso que estoy más allá del bien y del mal. ¿Qué me van a hacer? ¿Me van a sacar de la televisión? ¿Me van a prohibir? ¿Me van a mandar la AFIP? Todo eso ya lo he vivido. Sólo hay una premisa que me importa muchísimo: no aburrir.

Noticias: ¿Le informan por la cucaracha cómo va el minuto a minuto en vivo?

Legrand: Noooo. Jamás he usado eso. Es al revés. Yo doy las directivas desde la mesa a los que están fuera de cámaras. Es mágica y muy peligrosa la televisión. Uno le toma confianza y a veces te traiciona. Cuando me siento como en el living de mi casa me preocupo. Porque hay palabras que pueden herir o hacer daño. Hay que tener cuidado con lo que se dice.

Noticias: Como “Se viene el zurdaje” o sus temores a que las parejas gays adopten hijos …

Legrand: Siempre pido disculpas si siento que me equivoqué. Al aire y en privado. Y le digo sinceramente, lo del zurdaje no sé de dónde me salió. Había estado en una reunión con jóvenes y supongo que lo habré escuchado. Pero quedó como marca registrada.

Noticias: Alguna vez dijo que a su marido le había resultado más fácil que a usted aceptar la elección sexual de su hijo. ¿En eso también se aggiornó?

Legrand: Sí. Cambié mucho. Cuando me casé me parecía un pecado que una mujer soltera estuviera embarazada. Tinayre me decía: "Chiquita, no podés ser así". Yo soy hija de españoles, muy cerrados y esas cosas se te van metiendo. Pero fui evolucionando y hoy en día soy muy abierta a todo y nada me molesta. Nada.  Hoy acepto la homosexualidad, el lesbianismo, el matrimonio igualitario, que es un logro del gobierno anterior. Cada cual hace su vida como mejor le parece. Con los años he tenido una apertura que me gusta. Antes era muy puritana.

Noticias: ¿Le ha hecho reproches a su familia en ese sentido?

Legrand: No…y si se los hago es muy suavecito, para que no se enojen. Porque no les gusta. Después que murió mi marido tengo muy buena relación con mi hija Marcela. Nos aferramos mucho. Aunque Marcela tiene un carácter fuerte. A veces le digo: “No te hagas la Tinayre, mirá que no sos tu papá”.

Noticias: Me da la impresión de que esa fortaleza que muestra públicamente esconde a una mujer que en la intimidad es más vulnerable…

Legrand: Vulnerable no. Soy sensible. No me gusta que me lastimen, que me hagan daño. Porque creo que no lo merezco.

Noticias: ¿Es de llorar?

Legrand: Sí. Lloro muchas veces. Y quien me conoce y me consuela es mi hermana. Pero mis hermanos se apoyan mucho en mí, así que me tengo que mostrar fuerte.

Noticias: ¿Qué la hace llorar?

Legrand: A veces, la soledad. Algunas injusticias de la televisión, cuando me agreden gratuitamente. Y, aunque le cueste creerlo, mi país me hace llorar. Porque yo quisiera ver un país maravilloso en el que todo el mundo viviera bien.

"Cuando empecé a criticar a los Kirchner todo cambió"

Continuará

Le gusta que la llamen Chiqui o Chiquita. Cuando habla por teléfono se presenta como “la señora Chiquita”, tal vez porque ese apodo de la infancia combina la Rosita que fue en Villa Cañás y la Mirtha artista. Y cuenta con orgullo que no tiene representante. Se maneja sola. “Cada año le pido aumento a mi nieto Nacho Viale, que es muy generoso”.

Noticias: ¿Ya firmó el contrato para esta temporada en El Trece?

Legrand: Ya no firmo. Es todo de palabra. Creo que es mi último año, lo estoy pensando muy seriamente.

Noticias: ¿Por qué? ¿Qué le molesta de trabajar?

Legrand: Me encanta trabajar…

Noticias: ¿Y entonces?

Legrand: Me parece que ya estoy grande, que ya es suficiente. No sé, el número que se viene me asusta.

Sabe que no le creemos. El público, como ella acuñó, se seguirá renovando.

por Alejandra Daiha*

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