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PERSONAJES | 16-02-2017 00:00

Pollo Álvarez: “Me duele que me digan mujeriego”

El conductor de “Combate” habla sobre su relación con las mujeres. Vida íntima, las contras de la fama y amor por la familia.

La nota debería haber comenzado hace, aproximadamente, un cuarto de hora. El atraso no fue por negligencia ni impuntualidad del entrevistado ni del cronista: es que hay una masa humana que detiene a Joaquín “el Pollo” Álvarez cada dos o tres metros. Foto, selfie, autógrafo, charla al pasar o saludo para la hija, la sobrina, la nieta o la vecina que lo ve siempre, sin falta. El conductor de “Combate”, el programa de entretenimiento de Canal 9 –dos equipos de jóvenes compiten en diferentes desafíos físicos y mentales– está bien arriba de la ola y tiene la sonrisa más rápida de todo Pinamar, que desenfunda ante la menor duda.

Mientras media docena de cincuentonas lo acorralan y lo ametrallan a preguntas, cualquiera podría pensar que no debe ser fácil vivir así de solicitado. El Pollo, dice, con un televisivo gesto de alegría, que para él no es así. La fama, además del reconocimiento, le trajo también una serie de romances con modelos y actrices que le otorgaron el mote que más de uno desea. “Tengo clarísimo que me ven como un mujeriego, aunque preferiría que no”.

Noticias: ¿Por qué le molesta?

Joaquín Álvarez: No me parece que haya que ponerle un rótulo a nadie. “Mujeriego” es una palabra que me parece machista y horrible, la detesto, me duele. Me lo dijeron mil veces, pero la tengo que aceptar porque los hechos están. Igual estamos en el 2017, el hombre tiene los mismos derechos a estar con la mujer que la mujer con el hombre. Si estoy con chicas es porque los dos la pasamos bien y no reniego de eso: hago lo que tengo ganas en el momento que tengo ganas, sin lastimar a nadie o intentando no lastimar a nadie. Ahora me dicen galán (risas) que capaz es un poco más romántica. Lo único que tengo claro es que soy buena gente.

Noticias: Más de una mujer no habrá querido empezar una relación con usted por este tema.

Álvarez: ¡Todas! Lo primero que me dicen es “no, ¿vos no estuviste con muchas chicas?”. Yo no le pregunto a nadie con quién estuvo, vivo el presente. Si la mujer estuvo con un montón de hombres no pasa nada, no me cambia nada. Mi primera relación, que fue con una maestra jardinera, divina y buena persona, se terminó porque a ella no le gustaba este medio. Hay que entenderlo: es difícil, un día estás, al otro te vas por un viaje de trabajo, estás con el teléfono las 24 horas, todo el día con el minuto a minuto, siempre rodeado de mujeres bonitas.

Noticias: ¿Entonces la fama le juega en contra?

Álvarez: Obvio, a la hora de un primer vínculo me juega en contra. Al estar expuesto, hay un montón de gente que incluso sabe los nombres de las mujeres con las que estuviste, saben tu historial. Entiendo que para muchas mujeres eso no sea tan divertido, e incluso puede ser feo. Pero son las reglas del juego. Igual más allá de estar o no estar soy muy amigo de las mujeres, tengo la misma cantidad de amigos hombres y mujeres, me encanta el vínculo. Las personas más importantes de mi vida, mi mamá, mis hermanas y mis dos sobrinas son mujeres.

Noticias: ¿Qué perdió por culpa de la fama?

Álvarez: Perdí un montón de cosas. La intimidad la perdí: si quiero conocer a alguien es casi imposible, donde vas te sacan una foto y eso después termina como un “romance”. ¡Y yo para ponerme de novio capaz estoy un año! En el 2016 me pasó dos veces: me agarraron en la primera salida, el primer día que las conocí, y ya aparecía como “están de novio tal y tal”. Eso te estropea la relación, no te da tiempo de construir nada. Después de que te agarran no podés hacer mucho, tenemos que ir a la casa de ella o la mía, no nos podemos ver en ningún otro lugar. La vida íntima estaría bueno tenerla, pero ya estoy mar adentro. También perdí poder estar de mal humor. Aunque no soy de estar así, a veces te agarra un mal día y si viene alguien (exagera la voz) “hey, ¿Qué haces Pollito?”, yo le tengo que devolver con la misma onda. Igual estoy agradecido, son las reglas del juego. Cuando empecé a trabajar pedía por favor que alguien se me acerque para una foto, y ahora si me piden una y me quejo sería un gil, un nabo. No estoy de acuerdo con los que dicen que no a una foto o a un saludo: así como quiero que me miren y quiero medir puntos en la televisión para poder seguir con el trabajo, me debo a esas cosas, aunque entiendo a los que quieren tener su privacidad. Tengo un laburo que amo y que quise toda la vida, y me costó muchísimo llegar a donde estoy. Me gusta la exposición, salvo cuando estoy con mis sobrinas, que son chicas y no lo entienden, y además se ponen celosas. Obviamente preferiría que a ellas no les moleste, pero bueno… me muestro tal cual soy, simpático, y somos como amigos con la gente. Perdés un montón de cosas, pero ganas más de lo que perdés.

Noticias: ¿Puede seguir toda la vida así?

Álvarez: Sí, mi idea es crecer, quiero llegar muy lejos y considero que lo voy a hacer. Esto no es la parte más linda, pero lo tendré que soportar, es así. Gracias a este trabajo vivo cosas muy lindas también. Hace poco me llegó por Twitter el dato de que tres familias distintas le pusieron a su hijo de apodo “Pollo” por mí. Eso es muy loco, es imposible que no te llame la atención. Antes, por ejemplo, me tomaba tres colectivos para ir a ver a Independiente, después me pude comprar un auto para ir a ver al Rojo, después me empezaron a sacar fotos en la cancha y después me invitaron a jugar ahí adentro. Me da placer que mi papá, que me hizo hincha, pueda venir conmigo y conocer el estadio, conocer a los jugadores, hacer un asado con Bochini.

Joaquín dice que desconfía de las personas que no se llevan bien con los de su misma sangre. Para él, parece, es una cuestión muy seria. “El Pollo” se crió entre las casas rodantes que alquilaba su padre y con las que solían vacacionar, y de sus progenitores, asegura, heredó todo lo que hoy lo hace ser quien es. Incluso se llevó a sus cinco hermanos, sus padres y sus dos sobrinas a su hombro izquierdo. “Familia” dice en imprenta y tinta negra el pequeño grabado. “Me quería poner el nombre de todos, pero el tatuador me dijo que deje de hinchar las bolas, que eran demasiados para meter a todos los Álvarez (risas)”.

Noticias: ¿No pensó en tener hijos?

Álvarez: Es mi mayor sueño. Quiero ser padre, y no digo hoy, digo ayer. Si hubiera sido por mí ya sería, ya tendría hijos. Pero tampoco inconscientemente: quiero enamorarme de una mujer y que se dé cuando se tenga que dar.

Noticias: ¿Es consciente que esta idea no congenia con el estereotipo del mujeriego?

Álvarez: Lo tengo clarísimo. Considero que la mujer que esté al lado mío va a ser lo suficientemente inteligente para poder discernir entre lo que puedo vivir cuando estoy de novio y enamorado y cuando no. Puedo estar con un montón de mujeres, con mil novias, pero si me enamoro soy un tipo serio y ella tendrá que confiar en mí. Si no lo hace no podrá ser la mujer de mi vida.

Noticias: ¿Hubo alguna mujer con la que pensó que iba a formar una familia?

Álvarez: En todos los noviazgos que tuve, que tampoco fueron muchos, sólo 4, lo pensé. Pero no prosperó, sea por la convivencia o porque nos saturamos. Lo bueno es que siempre terminé bien todas mis relaciones. Con mi última pareja, Ivana Nadal, nos amamos, y nos llevamos mejor ahora que antes. Con ella estaba el proyecto de formar una familia, pero si no prospera no prospera: no me hago mala sangre por eso.

Además de la idea de una familia propia, a Álvarez lo obsesiona su carrera. Quiere ser como Marcelo Tinelli. “Soy un fanático de mi trabajo, trabajo con mucha pasión. No sólo me gusta conducir, me gusta producir, ver los números. Quiero estar en todo”. Tiene un ritmo frenético: en Pinamar condujo un programa durante todas las tardes de enero –y compró esa señal de la radio, la FM 90.9–, presenta eventos, dos o treces veces por semana, para importantes marcas en la costa y los fines de semana viaja para volver al programa que lo catapultó a la fama. El año pasado tuvo un traumático adiós de TyC, la señal deportiva en la que estuvo durante una década. “Tenía la camiseta puesta y el amor por ese lugar, cancelé muchas ofertas para quedarme ahí, pero al final no me sentí correspondido y un día me quede sin nada”, dice, y se adivina todavía algo de dolor.

Noticias: ¿Ya te sentís consagrado?

Álvarez: Sí, pero quiero más todo el tiempo. Hay una frase de Joaquín Sabina que me encanta que es “me enamoro de todo, me conformo con nada”. Así soy yo. 

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