Saturday 20 de April, 2024

OPINIóN | 07-03-2017 15:27

CGT: un balcón a la historia

Por Edi Zunino (*) | El jefe de redacción de NOTICIAS hizo home office hoy, atrapado por la concentración obrera.

Vivo en Diagonal Sur donde termina, incrustada en Belgrano. Trompetas, bombos, redoblantes, gritos, bombazos y humo de choripán me abollan el ventanal y se meten, se meten, se meten desde las 10 (anoche armaban estructuras de caños los muchachos, divinos). Recién bajé, como cuando llega el delivery: me clavé dos patys gigantes con criolla de los camioneros. Avisé a la redacción que hoy hago home office. Home quilombing.

Quiero creer que tengo un balcón a la historia, así, con cierta noción épica, se aguantan más el ruido y los temblores de todo. De vidrios. De paredes. De tabla del inodoro. De pecho y de cabeza. Por acá pasaron los que despedían a Cristina y, al día siguiente, los que bienvenían a Mauricio. Orden y tristeza, fanatismo. Desorden ordenado y alegría sin convicción. Acá se juntan los de ATE casi siempre, poquitos en general. Pasaron potentes batucadas de sexualidad diversa. Pasaron zurdos, pasaron indios, pasaron bolivianos carnavaleando caporales y esa vez comí anticuchos, pasaron turistas de la mano, solitos a los besos, en tardes de domingo. La CGT es otra cosa. Digo, más allá de la dirigencia y de la coyuntura y de la justeza del reclamo, que de eso ya hablaremos.

Hablo de una cultura que escapa, incluso, a eso que llamamos peronismo. Obreros en la calle de a decenas de miles. Parece que festejan. Que están donde más les gusta estar. Me dicen que hace un rato, acá nomás, en la Casa Rosada, el gabinete debatió muy entusiasmado sobre un nuevo movimiento sindical. Eso sí me da miedo. Me acordé del ENTRA de Alfonsín y de Moyano contra La Piba Bullrich. En mi país, la historia jamás se repite como farsa. Damos tragedia siempre los argentinos. Ojalá que lo de allá abajo sea una fiesta. Y que hayamos aprendido la lección de una buena vez.

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