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SHOWBIZ | 21-04-2017 18:29

Juegos de escape, el nuevo boom desconectado

Los Exit Games desambarcaron en el país con una fuerza imprevista. Se imponen entre el público joven, y como experiencia aglutinadora para grupos de trabajo.

Una hora sin el celular, sin ningún objeto del exterior, con un par de amigos y un solo objetivo: salir de la habitación. Cómo funcionan los juegos de escape, cómo son las salas y cómo logran que la gente, después de resolver los acertijos, siga jugando.

Grupos de amigos, compañeros de trabajo, familias o parejas llegan a un local, que se caracteriza por tener varias salas. Las temáticas son variadas: piratas, bibliotecas, hospitales, un banco. Todos entran igual: sin celulares, sin algo para anotar, con lo puesto. ¿El objetivo? Cumplir la misión en una hora, resolver todos los acertijos y lograr salir de la sala de escape.

Danil Tchapovsky, creador de “Juegos Mentales”, lo explica con pasión: “La gente se pone adicta a esto. Hay distintos factores, el más importante es la adrenalina. La gente hace surf, salta en paracaídas. Una vez que jugás, esa sensación que tenés, esa adrenalina, te genera cierta adicción. Por eso la gente después quiere seguir jugando y pregunta cuándo abrimos más salas”.

Primera clave de los juegos de escape: a diferencia de la cancha de paddle, el parripollo o similares, la gente puede ir una sola vez a cada sala. Por eso es fundamental que cada tanto se renueven y también que haya muchas disponibles, para que la gente no se “desenganche” y siga jugando.

“Es un regreso a mi época, y te saca de la realidad, salís completamente de lo virtual”, explica Daniel Yafar, que armó hace seis meses con su hijo las dos salas de “Misión Imposible”. Lo que más le gusta a él es el aspecto psicológico de estos juegos. “En una hora ves mucho de una persona. Descubrís cómo es, quién tiene pasta de líder, quién es ansioso y se pierde una pista por no escuchar la presentación del juego”.

Origen

La primera sala de este estilo surgió en 2006, en Japón: publicaron un aviso en el diario y la convocatoria fue un éxito: vendieron rápidamente tickets para varias semanas. De 150 participantes, solamente seis lograron salir. Rápidamente, como un virus, estos juegos se fueron expandiendo por el mundo.

“Somos siete socios, y uno de nosotros viajó a Europa donde este tipo de actividades es furor. Y de ahí vino la idea. Por ejemplo en ciudades como Barcelona existen alrededor de 400 salas al día de hoy, y en Moscú más de 600”, detalla Walter Schneider, uno de los dueños de Escape Games, que abrió sus puertas hace solamente un año, pero ya está trabajando en la expansión. Van a abrir tres salas más en su ubicación actual, en Núñez, y este año van a tener nuevos locales en San Telmo, Saavedra y Bariloche.

“Juegos Mentales” va por el mismo camino. Tienen su local insignia en San Telmo, con seis salas de escape, y abrieron la primera franquicia en Palermo y en breve llegará la segunda en Recoleta, de la que participa una pequeña empresa relacionada con Internet: Google. El gigante de la Web aportó la idea del juego la tecnología, y la empresa de Danil la infraestructura.

“Las franquicias se charlan con cada potencial socio. Hoy el mínimo es un millón de pesos, que incluye tres salas. El que nos busca deja el local listo, y nosotros armamos la sala. Si no hay otro formato que es que nosotros hacemos todo, llave en mano, con 3 salas. Por un millón y medio. Pero más que franquicias pensamos en socios estratégicos, que crean en el negocio, que apoyen la marca, que sirva para crecer todos juntos. Queremos llegar a 10 franquicias más para fin de año. Además de las tres que ya tenemos acá estamos abriendo en Uruguay y en Rosario”, detalla Danil, nacido hace 30 años en Kazajistán, pero con el acento porteño que le dan sus 15 años en el país.

Javier Lentini es uno de los dueños de la primera franquicia de Juegos Mentales. “Es algo novedoso, que todavía está en expansión, que todavía no explotó todo lo que puede. Eso nos motivó a abrir una franquicia. Y para meterse en un negocio tan nuevo, que uno no conoce, está bueno contar con la experiencia de gente que lo viene haciendo”.

Javier no tiene dudas de los pros y las contras de este nuevo rubro: “Es un buen momento para entrar en una franquicia así. Creo que cuando la marca y el género se vaya expandiendo, los que estamos de antes vamos a tener ventajas. También hay una contra: puede llegar a ser una moda. Eso todavía no se sabe, pero los negocios de moda pueden correr riesgos, como fueron las canchas de paddle. Puede ser que la actividad tenga un pico y que después baje. A largo plazo solamente queden los mejores”.

Expansión

Un juego de mesa se puede usar infinidad de veces. Una cancha de paddle o fútbol también. Pero los juegos de escape tienen un punto débil: se juegan una vez –o alguna más, si no se logra resolver–, y listo. Nunca se vuelve a esa misma sala porque ya no presenta un desafío. Nadie repite. Esa es otra clave de las salas de escape: siempre tienen que pensar en los próximos juegos.

Cristian Buono armó hace tres años Eureka LEG con dos amigos. Primero empezaron en un centro cultural, y hace un año y medio se fueron a su local actual, donde tienen cuatro juegos. Él relata que los planes de expansión siempre están. “Estamos trabajando en la apertura de nuestro segundo local. Ahí vamos a tener juegos más tecnológicos y una nueva versión de Eureka. El mes que viene vamos a empezar a armar la habitación Poltergeist. En el transcurso de abril abriremos las puertas del local nuevo”.

La clave, para todos, es la forma de captar nuevos clientes. Se utiliza mucho el boca en boca, las redes sociales, y también la mayoría trabaja con empresas, que contratan sus servicios para unir en una actividad recreativa a un grupo. “Son una herramienta muy buena para la dinámica grupal, el trabajo en equipo, y también con consultoras. Está gustando mucho en la parte corporativa”, explica Cristian.

“El boca en boca es la forma en la que se enteran las personas. Viene uno, se lo recomienda a sus amigos. Esos se lo cuentan a sus amigos. Ya pasaron por juegos mentales unos 150.000 jugadores. Creemos que ya podemos llegar a 8 millones de personas”, aporta Danil, siguiendo la misma idea de todos los que tiene este tipo de negocio. Y para él la renovación es clave: además de las franquicias, este año van a empezar a cambiar las primeras salas del local original de San Telmo.

Fernando es uno de los dueños de Salí del Molde, que debutó a fines de 2015. Después de un año de funcionamiento, con dos salas intermedias y una avanzada, ya están apuntando a las reformas: “Venimos realizando muchas modificaciones y tenemos preparado un 2017 con muchas sorpresas para satisfacer la demanda de nuestros seguidores”. Pero los cambios no son tan sencillos: la creación y el armado de las salas lleva bastante tiempo. “La creación y armado de las salas lleva varios meses, es un trabajo en equipo, en donde cada uno aporta sus ideas y creatividad. Hay que crear la historia, el diseño minucioso del juego, la ambientación. Y para finalizar, se realizan diversas pruebas para garantizar una excelente experiencia”, confirma Fernando.

Casi todos los dueños de salas de escape confirman que entre planeamiento, armado y puesta a punto, la construcción de cada nuevo desafío puede demandar 3 meses.

Las salas son pocas aún, y los fanáticos van en ascenso. ¿Cómo es la competencia entre las salas? “Siempre le recomendamos visitar otras salas, no nuestras. Creemos que no hay tanta competencia. Todo se retroalimenta de la adrenalina que tiene la gente. Nosotros los mandamos a jugar a otras salas y de otros lugares nos mandan a nosotros”, explica Danil.

por Alejo Zagalsky

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