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MUNDO | 07-05-2017 17:11

Le Pen promete seguir siendo una piedra en el zapato

El partido de extrema derecha es ahora un importante factor de poder en el escenario nacional. Representa sobre todo a la población de las zonas rurales que se siente ajena a París y que teme a la inmigración y al terrorismo islámico.

Marine Le Pen quería emular a Donald Trump y convertirse hoy en presidenta de Francia. Acceder al Palacio del Elíseo como una "outsider", al igual que Trump a la Casa Blanca: como "la voz del pueblo", a través de una campaña alarmista, con difamaciones contra los extranjeros y Europa, así como también promesas de salvación. La pesadilla de Berlín y Bruselas.

Pero poco antes de llegar a la meta, Emmanuel Macron le puso un freno a la heredera del ultraderechista Frente Nacional (FN). Este político de centro, ex banquero, de tendencia liberal y pro mercado, que hace algunos meses casi no era considerado, logró hoy vencer a su rival Le Pen, al obtener en segunda vuelta alrededor de un 65 por ciento de los votos según las proyecciones difundidas en Francia.

El país se encontraba frente a una clara disyuntiva. Los franceses se decidieron mayoritariamente a favor de Europa y contra el aislamiento, a pesar del temor frente a la ola de terrorismo y de una profunda crisis económica. Pero el resultado electoral también muestra otra cosa. El populismo sigue en pie tras el "Brexit" en el Reino Unido y el triunfo de Trump en Estados Unidos, aunque esta vez en Francia (todavía) no haya alcanzado la victoria.

Ahora, el ex asesor del presidente socialista François Hollande y también ex ministro de Economía se convertirá en pocos días, a sus 39 años, en el presidente más joven de la historia de Francia. Con su movimiento En Marche! logró desplazar tanto a conservadores como a socialistas, los dos partidos tradicionales franceses.

El alivio se hizo sentir en los países de la Unión Europea (UE). Una victoria de Le Pen podría haber significado un terremoto para el bloque. La candidata ultraderechista amenazaba con una posible salida de Francia de la UE, el abandono del euro y del espacio Schengen de libre circulación de personas. Pero los franceses optaron por la alternativa pro europea.

De todos modos, también queda claro que para muchos Macron representa el mal menor. En la primera vuelta electoral del 23 de abril, el candidato conservador François Fillon y el izquierda Jean-Luc Mélenchon no lograron pasar a la segunda vuelta definitoria de hoy pero obtuvieron cada uno alrededor de un 20 por ciento de los apoyos.

Este 40 por ciento estuvo en disputa este domingo. Muchos seguidores de Mélenchon se negaron a brindar su respaldo a Macron por considerarlo elitista y neoliberal. En las calles se escuchaba: "Je reste à la maison" ("Me quedo en casa"). A último momento muchos se volcaron finalmente por Macron como el mal menor, para evitar una victoria de Le Pen.

A pesar de todo, esta elección sigue representando un éxito para el FN. Marine Le Pen logró casi duplicar el resultado de su padre Jean-Marie Le Pen de 2002. El fundador del FN y negacionista del Holocausto llegó en aquella oportunidad a competir en segunda vuelta contra Jacques Chirac, lo que desató en ese momento en Francia una gran conmoción. Al final él obtuvo un 17,8 por ciento y Chirac ganó con un 82,2 con el apoyo de la izquierda.

Su hija modernizó al FN y se volvió una candidata atractiva incluso para muchos trabajadores que antes se inclinaban por opciones de izquierda. El partido de extrema derecha es ahora un importante factor de poder en el escenario nacional. Representa sobre todo a la población de las zonas rurales que se siente ajena a París y que teme a la inmigración y al terrorismo islámico.

El liderazgo de Macron, quien no se define ni de izquierda ni de derecha, volverá a ser puesto a prueba en junio cuando se lleven a cabo las elecciones legislativas. En Marche! todavía no cuenta con representación parlamentaria. Para modificar esa situación, Macron necesitará mostrar éxitos rápidos como presidente.

La UE apuesta a que Macron logre lo que Hollande no pudo: reformar Francia. ¿Cuál es el plan de Macron? Por ahora solo se conocen sus "slogans" de campaña: hacer al país más competitivo, flexibilizar las leyes laborales, recortar el empleo en el sector público y ahorrar 60 mil millones de euros en cinco años.

Pero todavía hay muchos interrogantes y puede faltar mucho tiempo hasta que se vean los frutos de sus medidas. Como dijo François Mitterrand en 1981 en su asunción como presidente, en la elección hubo solo un ganador: "La esperanza".

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