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CULTURA | 16-05-2017 18:42

J.M.Coetzee y Lucrecia Martel elogiaron "Zama" en la Feria del Libro

La directora salteña y el Nobel dialogaron sobre la reciente traducción de la novela “Zama”, de Antonio Di Benedetto, al inglés y su adaptación cinematográfica.

El escritor sudafricano y premio Nobel de literatura J. M Coetzee compartió una mesa en la Feria del Libro junto a la cineasta argentina Lucrecia Martel acerca de “Zama”, la célebre novela de Antonio Di Benedetto. También cuestionaron la necesidad de que las obras argentinas tengan más aceptación en los Estados Unidos.

Publicada en 1956, “Zama” es una de las novelas argentinas más reconocidas, pese a que no circuló demasiado en su momento por estar fuera de los cenáculos porteños (el autor vivía en Mendoza). Transcurre a fines del siglo XVIII en Asunción de Paraguay, lugar al que el funcionario Don Diego de Zama es enviado por la corona española y del que espera ser trasladado de un momento a otro. Uno de los grandes méritos de Di Benedetto es la calidad de la prosa con que narra la soledad existencial de Zama y la eficacia con que logra reconstruir –y a la vez inventar– un lenguaje de época. Por su particularidad y precisión, su prosa ha sido comparada muchas veces con la de Borges.

Muchos años después, dos hechos recientes coincidieron en relación a la novela del escritor mendocino. En primer lugar, la traducción al inglés que se hizo el año pasado, que mereció un elogioso artículo de siete páginas de J.M Coetzee en The New York Review of Books. “Varios amigos me habían recomendado 'Zama' para conocer la literatura latinoamericana. Casualmente, el año pasado me enviaron la traducción inglesa y escribí ese artículo para promocionar la traducción”, dijo Coetzee, que lleva tres años trabajando en la cátedra de Literatura del Sur en la UNSAM.

Versión fílmica

Por otra parte, Lucrecia Martel, directora de “La ciénaga” y “La niña santa”, terminó hace un mes la versión cinematográfica de “Zama”, que será estrenada en pocas semanas. En diálogo con Coetzee y Matilde Sánchez, reconoció que cuando terminó de leer la novela “tenía una estado de euforia inexplicable”, y agregó: “No me parece una novela sobre la espera. A mí, en cambio, me conmovió la identidad como cárcel. El personaje de Zama está obligado a ser alguien, condición a lo que todo ser humano se ve obligado, a cumplir una especie de camino al que está predestinado”.

En relación a la posibilidad de apertura al mundo que ahora tiene Di Benedetto por aparecer en las grandes revistas norteamericanas, Coetzee arremetió: “¿Por qué es importante para ustedes (argentinos) lo que se dice en el hemisferio norte sobre lo que se escribe acá? Es extraño que haya un australiano mediando a través de un agente neoyorquino para relacionar al escritor argentino con sus lectores argentinos, que están acá”. Más tarde, Martel dijo al respecto: “Es lamentable que no sean suficiente para una película o libro los espectadores o lectores de su propio país; esto tiene que ver con la industria cultural, no creo que sea el deseo profundo de los escritores o directores trascender en el mundo, les basta con comunicarse con su comunidad”.

Luego, Martel explicó los problemas que suelen tener las películas con idiomas distintos al inglés para conseguir financiación de los grandes centros de producción como Estados Unidos. Ante ello, Coetzee reconoció que es más difícil para el cine prescindir de la financiación del norte que para la literatura.

Por último, se habló de la relación entre violencia y sexualidad en Zama. “La violencia sexual es parte de la vida de Zama. Él tiene una actitud sumamente cínica respecto de las mujeres que no son nacidas en España. Ese sería el lado oscuro, y por otra parte está el lado cómico que es su incompetencia sexual, cuando se enamora de una mulata que vio al pasar”, dijo Coetzee. Martel, por su parte, opinó: “La violencia sexual y la corrupción tienen un vínculo muy fuerte y están presentes en la novela. En este país muere una mujer asesinada cada 18 horas. Hay una escena en la novela en la que Zama viola a una chica. Yo había puesto esa escena; como el tono de la película es de comedia absurda, pensé que podía manejarla de tal forma que no resultara chocante, pero finalmente la saqué porque no podía ni quería filmar esa escena ni aún en tono de comedia”.

por Pablo Nardi

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