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SHOWBIZ | 19-05-2017 00:00

Bubba y Plim Plim: inventos argentos que llegaron a Disney

El mono creado con una inversión inicial de diez mil dólares hoy factura us$ 500 mil al año. Junto el payaso, son estrellas entre los personajes latinos en la factoría de Mickey Mouse.

Las crisis activan la creatividad. Eso es algo que los argentinos aprendimos desde hace décadas. De ahí que la figura del emprendedor se haya convertido en sinónimo de audacia. Es el caso de Daniel Schammah, que en pleno 2001 mientras trabajaba para Asatej, comenzó a delinear en su cabeza a un personaje infantil: el monito que sería presentado en sociedad en 2004 con el nombre de Bubba.

Pensado para acompañar en el aprendizaje a niños de cero a seis años (en edad preescolar), trascendió al peluche para formar parte del elenco estable en la grilla televisiva de Disney Junior para Latinoamérica. Junto con el Payaso Plim Plim, otro argentino exitoso en el mundo (los dos además se pueden ver en todo el mundo a través de Netflix), son las estrellas infantiles argentinas.

Mercado infantil

Diseñado como un producto global, con personajes que desde el día uno dialogan en español neutro, Schammah explica que la impronta internacional de su personaje es una de las claves que le permitieron llevarlo más allá de las fronteras de nuestro país. “Yo venía de trabajar en Asatej cuando recién empezó. Sabía cómo se armaba de la nada una empresa con proyección internacional, y ese know how es el que apliqué en el desarrollo de Bubba”, cuenta el creador.

En el marco de un incipiente mercado relacionado con la estimulación y la educación de los niños a través del juego y del entretenimiento, Daniel aprovechó la tendencia para hacer foco en el aprendizaje. Con diez mil dólares de inversión inicial produjo el primer VHS, que fue un éxito. “Elegí títeres porque me parecía que estaban poco explotados en el mercado, y porque amo a los Muppets. Creo que el títere, además, es lo más cercano a que un peluche cobre vida. A Bubba lo desarrolló Roberto Docampo, que era director del teatro de títeres del San Martín -falleció hace unos años- y que había tenido experiencia con Jim Henson, creador de los Muppets”, señala Schammah.

En 2005 los contactó Penguin para producir libros infantiles, con Bubba y sus amigos como protagonistas, cuando las ganancias de los VHS se reinvertían para reemplazarlos por DVDs, y el mercado comenzaba una transformación que requeriría de una reformulación total de la empresa.

“En la actualidad, las ganancias son una apuesta por el merchandising generado a partir de un buen contenido que a los niños les encanta. En 2013 pasamos de ser productores de objetos físicos a ser de contenidos, para luego buscar socios estratégicos que nos ayuden a posicionar nuestros productos. Nosotros vendemos la licencia y somos muy cuidadosos con lo que se hace con ella”, cuenta Schammah.

Hoy Bubba y sus amigos tienen más de 1.500.000 productos vendidos desde 2004 en Cono Sur, y casi 200.000 libros editados. Y facturan ochocientos milones de pesos al año, que se reparten en una torta de ingresos en la que las licencias son mayoría: 25% televisión y cable; 18% VOD; 12% publishing; 29% licensing, y 16% de misceláneos.

Ningún payaso

Plim Plim fue hace cinto años, el primero de los personajes infantiles argentinos en aterrizar en Disney Junior –para Latinoamérica-, y trascender fronteras. El camino fue largo. En 2006, Guillermo Pinto, productor y experto en marketing, registró la marca Plim Plim, derivada de la famosa canción de Francis Ruggieri (actor y músico rosarino), el payaso Plin Plin original, compuesta sobre la melodía del “Cumpleaños feliz” en 1973.

Desde entonces se empezó a trabajar en el producto. A diferencia de Bubba, el payasito animado es un dibujo creado a partir de la investigación de más de 600 personajes ya existentes, con la premisa de analizar la estética, la música y el argumento, para luego recrear en una síntesis las primeras pinceladas del personaje.

Los buenos valores impregnados de un matiz globalizado apto para cualquier mercado del mundo, son los pilares sobre los que se asienta la serie de dibujitos que en 2016 facturó 26 millones de pesos, y que comenzó su derrotero casi diez años atrás con tres millones de inversión.

Su llegada a Disney se produjo a fines del 2011. “De la reunión con Disney a la firma de contrato pasaron tres días”, cuenta Pinto. “Fue amor”.

Unos meses más tarde se estreno en Brasil, también en Disney Junior. Luego en Canal 13; Discovery Familia en EU.UU; Luli Tv en Turquía y Tiji en Rusia.

Con varios premios en su historia, Plim Plim acaba de llegar al Lejano Oriente a través de una alianza con JY Animation, que traducirá los capítulos al chino para luego ser emitidos en la televisión de ese país. Se trata de la primera vez que un producto animado original creado en Argentina llega a la televisión china. “Los capítulos duran siete minutos y en cada uno se transmiten valores o hábitos positivos”, explica Pino, que pensó su producto para funcionar en redes sociales, bajo la nueva tendencia de webisodios.

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