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SOCIEDAD | 14-06-2017 01:23

El karma de Máxima su hija sufre bullying por sobrepeso

Cuando era niña sufrió las presiones de su madre; de grande fue testigo de la anorexia de su hermana. Ahora su hija Amalia es víctima de las burlas por su figura. Depresión.

"Con la altura que tenés y con tu hermosa carita, si te pusieras a dieta podrías ser modelo”, era la frase que le repetía su madre una y otra vez cuando era adolescente. Por aquellos días, Máxima Zorreguieta se guardaba provisiones debajo de la cama cada vez que su mamá la obligaba a hacer dieta. Sin embargo, la presión por ser flaca la persiguió toda la vida y, más aún, cuando comenzó su relación con el entonces príncipe Guillermo y su imagen se volvió pública. Y, aunque con los años logró moldear su figura a fuerza de un régimen alimentario extremo, el fantasma de los trastornos alimentarios nunca dejó de rondarla: primero con la anorexia de su hermana menor, Inés, y ahora con las burlas que recibe su hija Amalia en las redes sociales por tener sobrepeso.

La conflictiva relación de Máxima con su madre en relación con su peso fue contada en la biografía no autorizada de la actual reina de Holanda, “Máxima, una historia real”. Incluso, en algunas entrevistas, ella misma contó que durante la infancia sus primos la habían bautizado como “la gorda”.

Pero el carácter de Máxima fue fundamental para que pudiera sobrellevar las presiones de su madre, María del Carmen Cerruti. Para Inés, sin embargo, fue más difícil. De chica también había tenido sobrepeso y durante la adolescencia comenzó a manifestar los primeros síntomas de trastornos alimenticios. Durante años subía y bajaba de peso de forma abrupta y, en el 2005, su familia la tuvo que internar porque pesaba apenas 23 kilos.

En octubre del 2015, Máxima sorprendió a todos los medios del mundo cuando apareció en público con diez kilos menos y una cintura pequeñísima. Después de años de probar diferentes métodos, la reina se sometió a un régimen proteico en la clínica holandesa New Fysic. Su plan consistía en cinco comidas diarias y la eliminación prácticamente total de los carbohidratos, algo que puede llegar a ser riesgoso. De hecho, varios especialistas afirmaron que las dificultades renales que tuvo algunos meses después podrían haber sido consecuencia de esta dieta.

Con el tiempo, Máxima y su hermana, consiguieron cierto equilibrio. Pero cuando el tema de la gordura y las dietas parecían parte del pasado, la hija mayor de la reina, Amalia, se convirtió en el centro de las críticas en las redes sociales, en donde fue bautizada como “la princesa gorda”.

Ciberbullying. Ser la hija de los reyes de Holanda y la heredera del trono de los Países Bajos podría significar tener todo resuelto. Sin embargo, para la princesa Amalia de Orange, de 13 años, tener una vida pública por obligación no le está resultando para nada fácil.

Máxima y Guillermo decidieron postergar las actividades oficiales de la princesa hasta que cumpla 18 años. Su intención es que la pequeña tenga una vida “lo más normal posible” durante la infancia y la adolescencia. Esta intención fue reforzada cuando Amalia tuvo que empezar sus estudios secundarios y sus padres decidieron subir un video a Facebook en el que se informaba que la joven iba a asistir todos los días en bicicleta al establecimiento: “El período escolar de la princesa pertenece totalmente a la esfera privada. La princesa, como el resto de sus compañeros de estudio, tiene todo el derecho a una juventud sin intromisiones”.

Sin embargo, a pesar de los recaudos de sus padres, Amalia no pudo evitar las críticas feroces en las últimas salidas públicas que hizo con su familia. En las redes sociales, sobre todo en Twitter, los usuarios se encargaron de subrayar el sobrepeso de la pequeña con chistes, memes y frases irónicas. De hecho, el nombre “Amalia” fue trending topic en más de una oportunidad en lo que va del 2017.

Una de las últimas apariciones de Amalia fue en abril, cuando su padre, el rey Guillermo, cumplió 50 años y todo el país lo celebró. En los medios tradicionales, inmediatamente, analizaron el look de la futura reina, que se lució con un vestido azul marino de Natan (el diseñador preferido de Máxima) y un abrigo amarillo de Zara, valuado en unos 89 euros. Pero en Twitter, empezaron a circular chistes en relación a su peso.

Pocas semanas atrás, Amalia ya había sido el centro de ataques cibernéticos cuando los Orange posaron para sus tradicionales fotos familiares en la nieve. Los usuarios de Twitter notaron que la princesa llevaba la misma campera que había lucido Máxima cuando cursaba el séptimo mes de embarazo de su hermana más pequeña, Ariana.

Las críticas y las burlas fueron tantas que varios periodistas pro realeza salieron a defender a la adolescente. Tal y como le pasó a su mamá, Amalia comenzó a lidiar con las presiones ajenas sobre su imagen. En los medios holandeses, el tema es debatido hasta el cansancio, al tiempo que se empieza a hablar de la preocupación de la familia real. Al parecer, la princesa estaría atravesando una profunda depresión como consecuencia del ciberbullying.

Hasta el momento, Máxima nunca se refirió al tema y prefiere resguardar a sus tres hijas del escarnio público. Dentro de la familia real, ella es la que mejor entiende sobre la presión que puede significar para una adolescente sentirse obligada a estar siempre delgadísima.

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