★★★1/2 Radio Continental sobrevivió a varias crisis y fue así como la marea llevó a Jorge Elías de un programa de la mañana a otro de la noche. Tal vez ese no sea el mejor lugar para un periodista político (especialista en internacionales), pero su experiencia hace que se lo escuche responsable, informado y amable. El ciclo es simple: tres reportajes de fondo, una locutora (Folgueral) siempre participativa, Livsit en tecnología, Russo en deportes, gran producción de Colombatti y buena música (los temas no se pasan enteros sino en fragmentos).
Por lo general, en la tercera hora hay un invitado y, entre otras, fue vibrante la presentación del cantante de tangos Jorge Vázquez, Premio Carlos Gardel. No obstante, hubo un “descuido”: fue muy breve y algo apretado un homenaje a Jorge Luis Borges (es lo que sucede con Borges: si lo ponen primero, a muchos les cansa todo lo que viene después. Lo pusieron al final de la transmisión y alguien pudo sentir que nada de lo anterior valió la pena).
Pero un programa no sólo son sus integrantes y sus oyentes, sino también toda la radio y sus “síntomas” (o sea los indicios que muestran lo que está pasando alrededor de la emisora). Es un síntoma el hecho de que en el “Resumen del día” (seis minutos de noticias, con audios bien cortados) no suelan mencionarse las fuentes de cada nota. Si se recuerda que en una época no lejana la prensa se atenía a códigos y significaciones compartidas, el síntoma es que en el periodismo actual ya no se sabe de dónde viene una noticia y hasta se suele titular un “hecho” con el potencial “habría”.
Los reportajes de Elías, cuando terminan, dejan resabios. Habla por ejemplo con Mirta Tundis, que señala los recortes y quitas a las personas con capacidades diferentes. Pero lo que queda explícito, más allá de los datos y las preguntas, es la idea de que esas medidas intentan que “el discapacitado” quede disuelto en el desierto de la desvinculación absoluta.
Se trata el tema del trabajo infantil y la persona entrevistada habla de “los niños” como si fueran los niños de los años 50, cuando la pobreza no suponía una completa exclusión social y cuando no existía la actual destitución de las instituciones que producen infancia (por caso el colegio, el lugar donde comen 1.800.000 chicos bonaerenses, como aclara Elías).
Pablo Livsit explica cómo afecta la tecnología a las personas en la mente y el cuerpo. Santiago Russo, periodista de deportes, agrega entonces que el Club Tigre ya propuso a los socios llevar la información del carné en un chip bajo la piel. Datos como esos, entonces, nos recuerdan que la Universidad de Texas ya clonó un gato con el sistema “cortar”- “pegar” y que muchos científicos dan por cierto que el cuerpo humano, en su configuración biológica, se está volviendo obsoleto.
por Luis Frontera
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