★★★★★ Esta película muestra la transición del “neorrealismo” a una forma mucho más personal del cine. Fellini toma recuerdos de juventud y muestra a un grupo de tipos que pasaron la adolescencia aunque siguen anclados en ella, y cómo tienen que enfrentarse a los rigores de la adultez. Lo hace con calidez, con empatía, con grandes momentos de cine purísimo donde, en un mismo plano, se mezclan el humor y la tristeza. La fiesta de Carnaval es clave, donde todas las tramas se entrecruzan. Para el cinéfilo, esa secuencia prenuncia todo el cine de Tim Burton al mismo tiempo que deja de lado todo realismo sucio y puro. El talento del realizador para construir un guión por viñetas que nunca deja de contar una historia queda clarísimo al final, cuando uno de los “inútiles” deja el pueblo en busca del arte. Una película bisagra.
por Leonardo D’Espósito
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