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ECONOMíA | 18-08-2017 01:19

Qué pasa con la economía y el dólar tras la victoria de Cambiemos

Los mercados permanecerán tranquilos hasta las legislativas, pero los pronósticos difieren sobre 2018.

El resultado de las últimas primarias ha cambiado las perspectivas económicas de corto plazo, aunque no necesariamente las de largo. Si bien hasta las elecciones de octubre próximo se prevé tranquilidad con el dólar y los mercados e incluso un optimismo que anima a algunos a consumir, los problemas estructurales de la economía argentina permanecen como desafío.

“Lo importante para los inversores es cuánto votos sacó Cambiemos porque eso dio la pauta de que el apoyo al cambio continúa y, consecuentemente, mejora la gobernabilidad y la capacidad de negociación del Gobierno”, sostienen en el Ministerio de Finanzas, que condude Luis Caputo. El propio ministro ha pronosticado un abaratamiento del financiamiento para la Argentina. Claro que quedará para después de octubre la referida negociación con la oposición para emprender una reforma tributaria que obligue a las provincias a bajar Ingresos Brutos, una flexibilización laboral y diversas modificaciones que reduzcan el gasto del sistema previsional.

En la Unión Industrial Argentina (UIA), uno de sus dirigentes más encumbrados analiza el escenario: “El Gobierno no va a hacer un ajuste brutal ni una gran apertura económica. Hasta octubre habrá optimismo con cierta volatilidad, pero el Banco Central tiene tasas y reservas para controlar el dólar”. ¿Y qué sucerá después de octubre y hasta 2019? El industrialista responde: “En el Gobierno creen que el gradualismo les sirve. No se van a envalentonar. Sólo harán algún ajuste, pero seguirán tomando deuda. Harán una reforma tributaria, una previsional, otra laboral, pero todo va a ser soft. La tributaria discutirá algo de IVA y Ganancias. La laboral será sólo en algunos sectores económicos. La previsional será para ver qué hacen con el agujero fiscal que les genera la actualización jubilatoria y la gente que hoy no tiene los aportes para jubilarse”.

Enrique Dentice, profesor de la Universidad de San Martín, prevé que en los próximos dos meses la economía mostrará un dinamismo mayor al observado hasta ahora. El PBI creció 1% en el periodo enero-mayo. “Estará más tranquilo el tipo de cambio, habrá que ver qué pasa con las tasas de las Lebac (Letras del Banco Central) y con la liquidación de la soja, que venía atrasada. Pero los problemas no quedarán zanjados”, advierte Dentice. Según sus pronósticos, en 2018 la economía crecerá por debajo del 3% y la inflación alcanzará el 17%, la meta que el Central difícilmente cumplirá este año. El consenso de los bancos y consultoras relevadas por la firma FocusEconomics prevé una expansión del 2,7% y una inflación del 15,2%. El desempleo bajaría sólo del 8,4% promedio de 2017 al 8,2% y el dólar finalizaría este diciembre a 18,02 pesos y un año después, a 20,12.

“La tasa de interés se mantendrá alta, y eso llevará a que sea baja la inversión en bienes de producción”, advierte Dentice. “La construcción es el único reducto para invertir en el mercado. Está complicado el gasto público y la idea será bajar un poco la obra pública para equilibrar el déficit fiscal. Se van a terminar las obras en marcha y después esperarán que empiecen las obras privadas. Además vas a tener fuertes vencimientos de deuda a fines de este año y en 2018, y los mercados van a mirar eso a la hora de financiar a la Argentina. Por eso no espero una baja de tasas en nuestras colocaciones”, alerta el economista de San Martín.

OPTIMISTAS. En cambio, su colega Dante Sica, de la consultora Abeceb, se muestra optimista: “El resultado de las primarias tiene un efecto positivo en la coyuntura económica fundamentalmente a

través del canal de las expectativas con impacto en lo inmediato en el mercado cambiario, financiero, con algún derrame positivo también en la inflación, y, mirando un poco más adelante, también en la economía real al despejar algunas incertidumbres. La menor volatilidad

cambiaria reduce las expectativas devaluatorias y con ello las inflacionarias. Además tiene su sesgo expansivo sobre la actividad. Pensemos en el hecho de que cada mes vencen más de 500.000 millones de pesos de Lebac, el equivalente al 5% del PBI, que el Central debe renovar para no generar presiones inflacionarias. Con un tipo de cambio tranquilo la renovación de Lebacs se facilita. El resultado electoral se tradujo en suba de los activos denominados en pesos, en la Bolsa, y caída del riesgo emergente, es decir, reducción del costo de financiamiento. Pero lo más importante más allá del rebote financiero es la lectura de mediano plazo. Un triunfo del oficialismo amplía el margen de maniobra del Gobierno para consolidar el cambio de rumbo y avanzar en la agenda de reformas estructurales que necesita la Argentina para crecer en forma sostenida. Si bien el Gobierno debe demostrar que aprovechará ese margen, la materialización de nuevas inversiones puede acelerarse postoctubre y la economía podría crecer a tasas más altas de las que preveíamos hasta hace poco para 2018, 3,5%, o quizá 4%, en vez de 3%”.

Otro optimista es Sergio Galván, economista del banco Santander Río. Prevé un crecimiento de entre 3% y 4% en 2018, con una inflación del 15%. Para 2017, anticipa un alza del PBI del 3%, con los precios aumentando 22% y con un dólar en diciembre a entre 17 y 18 pesos. ¿En qué se basa el crecimiento previsto? En la energía, los servicios, el campo y la construcción, impulsada no sólo por la obra pública sino por el aumento de créditos hipotecarios que demandan departamentos de tres o cuatro ambientes, poco disponibles en el mercado. “El incremento de los hipotecarios continuará en 2018, en la medida en que no suba el desempleo”, aclara Galván. Tambien reconoce que “no a todos los sectores económicos les va a ir bien”, en referencia a las industrias que no proveen a los sectores pujantes. Como tareas pendientes quedará la inversión en infraestructura, la continuidad de la baja del costo del capital y una menor carga tributaria, según el economista del banco español. En el medio, el Gobierno quiere bajar el déficit fiscal primario (antes del pago de la deuda) del 4,2% del PBI previsto en 2017 al 3,2% en 2018. “Si no se llega al 3,2, pero baja, los inversores valorarán el sendero”, rescata Galván.

El economista Javier Milei prevé que por el resultado electoral “la demanda de activos domésticos se verá fortalecida, al tiempo que al Central le resultará menos complicado continuar con el proceso de desinflación, con un tipo de cambio sin turbulencias y un manejo de las Lebac menos estresante”. “Las tasas de interés de los bonos no darán cuenta de un riesgo país explosivo que ponga freno al proceso de reactivación que experimenta la economía. Por lo tanto, si el Gobierno no comete errores no forzados y no aparece un cisne negro, es de esperar que la economía llegue a las elecciones de octubre con una menor inflación y un nivel de actividad y empleo mucho más consolidado”, arriesga Milei.

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