***** Una genialidad de Affleck que ganó el Oscar, y que hay que volver a ver. La superficie es esta: tras la invasión a la Embajada de los EE.UU. En Irán al comienzo de la Revolución Islámica, hay unos cuantos funcionarios “escapados” que se refugian en la casa del embajador canadiense. Hay que sacarlos del país. La historia es real: el plan es que un agente se haga pasar por un buscador de locaciones para una película similar a “La Guerra de las Galaxias” y con ese disfraz logre la misión. Así que tenemos por un lado la política, por otro el espionaje y, por otro, una mirada sobre Hollywood de un filo pocas veces visto. Porque, estimado lector, esta es una película sobre el cine, sobre su poder de seducción, sobre su capacidad para mentir y hacernos creer la mentira. Y es muy entretenida, un tren narrativo que últimamente falta en cualquier pantalla. Lo de Arkin y Goodman es maravilloso, polenta cómica del mejor cuño. Si no la vio, es el último Oscar que está a la altura del premio.
por Leonardo D’Espósito
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