Friday 29 de March, 2024

ECONOMíA | 14-10-2017 00:00

Fe empresaria: los ejecutivos viran al optimismo por las elecciones y la economía

Unos se ilusionan con ser Australia. Otros, con Perú. ¿Y si esta vez funciona?

Desde principios de siglo que un coloquio del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA) no convocaba a tantos hombres de negocios de primer nivel como el que este 11 de octubre comenzó en Mar del Plata. Por lo menos tres de los ocho millonarios más grandes del país, Paolo Rocca (Techint), Alejandro Bulgheroni (Pan American Energy, PAE, y Axion) y Marcos Galperín (Mercado Libre), confirmaron su presencia a una cita en la que estaban previstas las alocuciones del presidente Mauricio Macri, su jefe de Gabinete, Marcos Peña, y la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal. Este coloquio se ha convertido en un símbolo del optimismo del establishment en este país liderado por un empresario.

Antes de las primarias reinaba el escepticismo, incluso entre aquellos que confiaban en que a Cristina Fernández de Kirchner no le iría bien y quedarían así descartadas sus ambiciones de volver a la presidencia. Es que consideraban que los costos y el gasto público de la Argentina eran demasiado altos y el Gobierno no los reducía. Pero el buen resultado de Cambiemos en las PASO y la posterior difusión de datos de que la economía creció en junio y julio a más del 4% anual llevaron a que más de un gran empresario pasara a un optimismo tal vez exagerado. Quizás las pymes son otro cantar. Tal vez los grandes se ilusionen con que la victoria de Cambiemos acelere, aunque en la Casa Rosada apuestan al gradualismo para que por primera vez en nueve décadas un presidente no peronista termine su mandato y así aspire a la reelección hasta 2023.

Uno de los economistas favoritos del establishment, Luis Secco, planteó en una columna en el diario Perfil el 7 de octubre pasado el siguiente título: “‘Esto ya lo vi’, pero ¿sabemos cómo termina?”. ¿Cómo sería esa Argentina que imaginan los ex colegas de Macri? Algunos mencionan a Canadá y Australia, otros a México, Brasil, Colombia, Chile y Perú, y hay quienes que prefieren evitar modelos. Algunos de los citados implicarían un retroceso para la Argentina, en términos de PBI per cápita, índice de desarrollo humano (IDH) de la ONU (que considera también la esperanza de vida y la inclusión educativa) o pobreza (ver infografías). De hecho, de esos cinco países latinoamericanos, sólo Chile supera a la Argentina en algunos de esos indicadores (en renta personal e IDH).

Entre los más precavidos, uno de los empresarios más poderosos de la Argentina prefiere el anonimato para cantar su posta: “Una cosa es qué quiero y otra lo que va a pasar. Soy optimista, pero realista. El problema es que no hay estabilidad política en la Argentina, hay un péndulo continuo. Al menos Mauricio tiene las ideas más claras. A mí me gustaría parecerme en algunas cosas a Australia o Canadá, pero en otras no. Tenemos una herencia italiana y española pesada, y cambiarla no va a ser fácil. Además venimos de muchos años con problemas graves. La cultura del trabajo desapareció. Venimos de años de subsidios. Hay gente que cree que podemos corregirnos más rápido, pero otros no”.

Obstáculos

El empresario cuenta de sus inversiones, pero advierte sobre lo que desalienta a que sean mayores: “Los costos y las regulaciones, como la laboral o la burocracia de normas del Banco Central, la IGJ (Inspección General de Justicia) o la AFIP. El Gobierno está tratando de modernizarlas. Abriendo la economía bajarán los costos, pero no de inmediato. Cuesta políticamente tomar decisiones, y entonces no se toman. Se hace lo posible, pero no lo mejor. Entonces se invierte según el proyecto y de a poco”.

Un vicepresidente de Mercado Libre, Sean Summers, usa el condicional: “Si hacemos los deberes a mediano y largo plazo, soy muy optimista con la Argentina. Hemos invertido en las buenas y en las malas, desde que empezamos en un garaje hasta demostrar que el talento argentino puede ganar al menos en la región. Pero necesitamos más optimismo. Necesitamos muchos años de un camino a seguir por empresarios, empleados, educadores. Se empezó a recorrer. Puede haber más empleo, y de calidad, menos pobreza, más compañías argentinas. Pero necesitamos 15 años de hacer el trabajo bien, no crecer rápido para después caernos, sino crecer con inversión y generación de empleo. Vemos algunos brotes verdes económicos, pero necesitamos cambios en las instituciones. Lo primero es establecer claras reglas de juego, que es lo que está empezando. Así los empresarios de acá y de afuera empiezan a tomar decisiones. Segundo, necesitamos una reforma laboral para crear empleo. El marco de hace 50 años no sirve para un mundo flexible. Y tercero, necesitás un modelo educativo que te enseñe a reinventarte”. Summers rechaza buscar modelos en otros países: “Tenemos que parecernos a lo que queremos nosotros. Tenemos cosas buenas”.

Néstor Abatidaga, CEO de la mayor aseguradora del país, SanCor Seguros, reconoce que antes de las PASO reinaba el temor a “problemas sociales y del endeudamiento”. Pero después de las primarias, con los datos de crecimiento, reducción de la pobreza y el desempleo, “la gente está con mejores expectativas para 2018”. Su negocio crece: “Por el mayor parque automotor y porque hay mucha obra pública, no tanto privada”. Abatidaga se confiesa: “Soy optimista, aunque nadie niega los problemas. Es preocupante el nivel de endeudamiento, pero no se puede ajustar en forma abrupta. Quizás después de las elecciones del 22 de octubre no venga un aluvión de inversiones, pero lo importante es que venga la inversión productiva, no sólo la financiera, que se exploten todas las capacidades ociosas de las empresas, las pymes, la industria, el agro.

Los inversores quieren asegurarse de que no vamos a volver a un pasado de controles sino que caminemos a una economía más abierta, sin que eso signifique neoliberalismo total. Se necesita seguridad jurídica, menos carga impositiva, menos costos laborales no salariales, educar a la juventud para el trabajo. El Gobierno tiene conciencia de esto”. El CEO de SanCor Seguros no se imagina que la Argentina vaya a parecerse a Australia o Canadá: “Quizás a Perú, con una inflación de un dígito y más acceso al crédito internacional”.

En el kirchnerismo, Gabriel Martino había sido desplazado de la presidencia de HSBC Argentina por el Banco Central por la investigación de presunta lavado de dinero de clientes del banco británico, pero recuperó su cargo en 2016. Es de los más optimistas: “Veo un cambio de ciclo sumamente positivo, que tiene sus sinsabores, es un maratón, pero el Gobierno evitó una crisis. Hubo algo de incertidumbre por la presentación electoral de Cristina, pero fue sólo una piedrita en el camino. Se busca competitividad con infraestructura y acuerdos con sindicatos y provincias. Tenemos la posibilidad de un cambio importante, depende de nosotros, los argentinos. Si no, me hubiera ido a vivir a otro país. Los empresarios debemos creer en que se pueden hacer las cosas de otra manera, tener paciencia. La única forma es insertarse al mundo. La Argentina tiene que ser como la Argentina, buscando cosas buenas del mundo, que las hay en Chile, Colombia, México, Perú, incluso Brasil. Necesitamos diez o 15 años de crecimiento sostenido”, propone Martino.

“Soy muy optimista: hay crecimiento, inflación en baja y rebote industrial, y veo voluntad de políticas de largo plazo, como ahondar la inversión en ciencia para la economía real”, opina el dueño de Laboratorios Richmond, Marcelo Figueiras, otro fanático de Australia. “Hay déficit fiscal, pero sólo se corregirá con crecimiento, no con ajuste. El secreto es atraer inversión no especulativa, que genere empleo calificado y así lograr crecimiento sustentable en el tiempo. Esto es un partido que se está jugando, no estamos condenados al éxito. Lo fundamental es que haga una reforma impositiva para que paguen los que no pagan, como los de la renta financiera, y así disminuya la presión sobre los que pagamos. Que haya blanqueo laboral, pero con premio a los que cumplimos”, plantea Figueiras, sin dejar de advertir que un tratado de libre comercio entre Mercosur y la Unión Europea no debería permitir monopolios de patentes, como los que aceptaron otros países latinoamericanos que acordaron con Bruselas.

Rocca también es optimista y lo demuestra acelerando su inversión de 2.300 millones de dólares en Vaca Muerta. “Cuando el Gobierno genera marcos regulatorios que dan estabilidad, con acuerdos de productividad y senderos de precios, la Argentina arranca”, recalcan en el grupo de Rocca.

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