Thursday 28 de March, 2024

OPINIóN | 28-10-2017 00:00

Medio Oriente: Siria después de ISIS

Rusia y Estados Unidos tendrán que debatir cómo dividir en áreas de influencia el territorio que ocupó el Califato.

"Furia del Eufrates” se llamó la ofensiva que le arrebató a ISIS su capital en Siria. La reconquista de Raqqa por parte de la coalición apoyada por Estados Unidos, confirma que el Califato está desapareciendo. Y la imagen de la comandante kurda Rojda Felat izando la bandera amarilla de la Fuerza Democrática Siria (FDS) en la plaza Al-Naim, confirma también que Washington decidió no regalarle la totalidad de la victoria a Moscú.

El recuerdo de Yalta sobrevuela Oriente Medio. Como hicieron rusos, norteamericanos y británicos con Europa y otros rincones del mundo tras vencer a Hitler, ahora Moscú y Washington (secundados por Irán, Turquía y potencias europeas) definirán el futuro de Siria, dividiendo el país en áreas de influencia.

Rusia había tomado la delantera en materia de intervención directa en esa guerra. Fueron las fuerzas rusas las que hicieron resucitar al desfalleciente ejército de Bashar al Assad. Probablemente, bombardearon más a las otras milicias que luchaban contra el régimen, que al ISIS; pero fue con la ayuda de los rusos que el ejército sacó a los jihadistas de Palmira. También fueron los demoledores bombardeos de Rusia los que le devolvieron a Damasco el control de Alepo, la capital económica de Siria que había sido arrebatada al ISIS por milicias enfrentadas al régimen de Assad. Washington no reaccionaba, mientras Turquía avalaba la brutal demolición rusa de Alepo, porque allí había milicias kurdas junto a las insurgencias árabes. Estados Unidos comenzó a despabilarse recién cuando los rusos y el ejército de Assad avanzaron hacia la provincia de Idlib.

Ante la injerencia de Putin, Obama parecía Heidi y luego Trump se dedicó a simular la decisión de actuar lanzando una lluvia de Tomahawk a la base aérea de Al Shayrat, pero seguía dejando la iniciativa en manos del Kremlin. Recién cuando Trump empezó a quedar institucionalmente maniatado por el Capitolio, las fuerzas norteamericanas que tanto hicieron para ayudar a los kurdos a derrotar a ISIS en Irak, apoyaron decididamente a los kurdos sirios y otros enemigos de Assad para destruir el Califato.

Kurdos

En la Plaza Al-Naim, donde los jihadistas exponían las cabezas de las miles de personas que decapitaban en Raqqa, los milicianos kurdos del FDS y las combatientes de Shengal (milicianas kurdas) tuvieron la mala idea de desplegar un inmenso cartel con la imagen de Abdulá Ocalán, el líder del PKK (Partido de los Trabajadores Kurdos) que lleva años encarcelado en una isla del Mar de Mármara. Además del cartel, los peshmergas (combatientes kurdos) cantaron “bijî serok Apo”, que significa “larga vida al líder”, en referencia a Ocalán, cuya organización cometió atentados terroristas en Turquía invocando la causa separatista de los kurdos que habitan el sur de Anatolia.El cartel y los cánticos no hicieron más que darle al gobierno turco del presidente Recep Erdogán una “prueba” de lo que lleva tiempo denunciando: los peshmergas kurdos de Siria e Irak “responden al PKK y tienen el mismo objetivo”: construir un Kurdistán independiente en las regiones kurdas de Siria, Irak, Turquía e Irán. Washington y Ankara son aliados en la OTAN, pero los aleja el giro político de Erdogán y la relación de ambos gobiernos con los kurdos. Para Estados Unidos, son aliados a los que se debe premiar, mientras que Turquía los ve como una comunidad que engendra terrorismo para desgarrar los países en los que tienen presencia. En el norte de Irak el proyecto del Kurdistán independiente vio que no tiene la aprobación de sus principales aliados. Pero Washington está obligado a defender una autonomía ampliada en Irak y la creación de una región autónoma en el noreste sirio, mientras que Turquía rechaza cualquier iniciativa que implique mayor poder para esa etnia en sus fronteras.

Turquía

El gobierno turco será periférico en el nuevo Yalta. Tras la derrota de Hitler, en aquella ciudad de Crimea Roosevelt, Stalin y Churchill sellaron el acuerdo que dividió Europa, dejando bajo influencia soviética todos los territorios liberados del nazismo por el Ejército Rojo, y bajo influencia norteamericana los que habían liberado sus fuerzas y las británicas. La división alcanzó incluso la Península coreana.

Algo parecido puede ocurrir en Siria. Cuando termine de caer ese Tercer Reich ultraislamista que ha sido el Califato, norteamericanos y rusos tendrán que ver cómo acuerdan sus respectivas áreas de influencia. Irán, Turquía, Alemania, Francia y Gran Bretaña querrán un lugar en esa mesa. iria e Irak ya no serán lo que han sido. El Kurdistán iraquí no podrá independizarse, pero su autonomía crecerá y quedará blindada contra la hegemonía chiita y el centralismo de Bagdad, mientras que los kurdos de Siria podrían construir un gobierno autónomo protegido por Estados Unidos, tanto de Damasco como de Ankara. Y habrá otras áreas gobernadas por sunitas, bajo protección de Washington. Pero la mayor parte del territorio podría seguir regida por el régimen alauita, bajo protección de Rusia. Ya no habrá una Siria unitaria con el poder centralizado en la elite alauita. Al menos eso intentará Washington, con el aval de que los milicianos que conquistaron Raqqa, eran sus aliados y se apoderaron de “la capital del Califato” gracias a los bombardeos norteamericanos. Lo indiscutible es que la desaparición del califato no será la desaparición de ISIS. Sus jihadistas no gobernarán territorios, pero seguirán detonándose entre chiitas, drusas, alauitas, caldeas, asirias y siríacas. Y sus ideólogos seguirán infectando internet, con mensajes sicológicamente calibrados para que sicópatas de todos los rincones del planeta se conviertan en terroristas espontáneos.

por Claudio Fantini

Galería de imágenes

En esta Nota

Comentarios