Friday 29 de March, 2024

ECONOMíA | 30-10-2017 01:23

La economía heterodoxa de Macri que contribuyó a la victoria

Las alzas de la obra pública y de la deuda de las familias, factores clave ahora en duda.

"El comercio está pésimo, recién dejó de caer, arranca más lento que otras veces, pero lo anterior era una situación muy ficticia”, opina Domingo Melone, de 58 años, dueño de un bar y una confitería bailable en El Palomar, a cuadras del aeropuerto donde volará la low-cost FlyBondi. Melone fue uno de los tantos vecinos que votaron el 22 de octubre pasado a Cambiemos en Morón, partido que antaño fue bastión K.

¿Hay razones económicas que explican la victoria de la alianza de Mauricio Macri? “Se llegó a las PASO con nubarrones, entre agosto y octubre se despejaron, pero aun tenés sectores que no recuperaron el nivel de 2015 y el crecimiento del empleo es más bajo que en otras recuperaciones”, analiza el economista Fabio Rodríguez, socio director de M&R, la consultora que comparte con el también ex funcionario sciolista Gustavo Marangoni. “Pero el Gobierno tuvo la habilidad política de que los votantes miraran más al futuro que al presente. Hubo una gran vocación de la sociedad de dar vuelta la página”, agrega Rodríguez.

En cambio, el que fuera presidente del Banco Central en el final del kirchnerismo, Alejandro Vanoli, provoca con su análisis: “La heterodoxia y el populismo beneficiaron al Gobierno. Más allá de que el Gobierno ganó por la política, con aciertos propios y errores y atomización de la oposición, también ganó por ciertos componentes heterodoxos de su economía. Muchos hablaron de tarifazos y de las cosas malas que vendrían, pero en estos meses aumentó la obra pública, se incrementó fuertemente el endeudamiento de las familias para sostener el consumo, se relajaron estos meses la política monetaria y la fiscal y se hizo flotación administrada del dólar”. Vanoli, que está procesado en la polémica causa del dólar futuro y por presunto abuso de autoridad contra el Grupo Clarín, advierte: “El dilema macrista es hasta cuándo podrá sostener con endeudamiento cierta heterodoxia que le permite buenos resultados electorales o si deberá hacer más o menos ajuste. Hay que mirar a la Fed (N. de la R.: la Reserva Federal de Estados Unidos, que estudia subas de la tasa de interés que encarecerían el crédito a los países emergentes), Brasil (N. de la R.: la economía volvió a pincharse en agosto pasado, un 0,4%) y precios de los commodities”.

Rodríguez disiente con Vanoli: “Es excesivo llamar heterodoxa a la política del Gobierno porque tuviste tarifazos, tasa de interés alta, bajo crecimiento del empleo, sin plan keynesiano para aumentarlo. Mejoraron el crédito y el salario, pero no con la intensidad para explicar el triunfo”. El ex director del Banco Provincia reconoce que hay atraso cambiario, lo que eleva los sueldos en términos de moneda norteamericana y permite la compra de bienes y servicios importados, “pero tuviste un susto con el dólar entre julio y agosto”.

“Hubo dos medidas económicas que ayudaron. Hicimos encuestas en la provincia de Buenos Aires y en mayo sólo un tercio de la gente veía obra pública en su barrio y en septiembre llegaba al 50%. Hubo un crecimiento vertiginoso y sobre todo percepción de las clases media y baja de que ahora era posible llegar a la vivienda propia”.

Voto Argenta. Además del crédito hipotecario, que se expande al 50% pero aún se encuentra por debajo del nivel de 2015, desde julio pasado han comenzado a otorgarse desde la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES) préstamos Argenta a los beneficiarios de la asignación universal por hijo (AUH), con la garantía de esta prestación creada para asegurar el acceso a la alimentación básica. En apenas dos meses y medio ya concedieron a casi un millón de desempleados y trabajadores informales que reciben la AUH. Pueden obtener por cada hijo un préstamo de 3.000 pesos a pagar en 12 cuotas, o bien, uno de 5.000 a devolver en 24.

Como se pueden cobrar asignaciones por hasta cinco hijos, hay personas que sacaron 25.000 pesos. La tasa de interés es del 24% anual, es decir, mucho más altas que las metas de inflación del Banco Central para 2018, del 8% al 12%, y para 2019, del 3,5% al 6,5%. Rubén Lo Vuolo, economista que había acompañado a Elisa Carrió en sus inicios del ARI, criticó los préstamos en un artículo del diario Clarín: “En lugar de aumentar los beneficios o ampliar estos programas (sociales), con los microcréditos se transforma a los ciudadanos en deudores y a los beneficios sociales en ‘garantías colaterales de pago’ de préstamos. Mientras aumentan los ingresos corrientes de hoy, se reducen los beneficios que se cobrarían en el futuro”.

En el Gobierno, uno de los economistas que más influye en Macri reconoce que Vanoli tiene algo de razón: “En la obra pública, en el crédito a los sectores de bajos ingresos y en la relajación de la política fiscal”. El Ejecutivo logró bajar el déficit primario (antes del pago de la deuda) al 2,2% del PBI en los primeros nueve meses del año, por debajo de la meta del 3,3% y del 2,6% del mismo periodo de 2016, porque la mayor actividad económica mejoró la recaudación tributaria y se recortaron subsidios a la energía, transferencias a las provincias y el gasto en salarios, pero también se postergaron otros ajustes en las subvenciones a la electricidad, el gas y el transporte público. La baja del rojo primario no alcanzó para mermar el déficit financiero, aquel que se computa después del pago de intereses, rubro que aumentó 76%. Para el economista macrista, en cambio, ni la política monetaria se relajó ni el atraso cambiario tuvo impacto electoral. La tasa de interés de referencia del Banco Central ya era alta, 26,25%, pero esta entidad que se ufana de su independencia política la subió apenas pasaron los comicios al 27,75%. Justificó el aumento en el encarecimiento de los combustibles, cuyos precios se supone que están desregulados pero subieron justo después de las elecciones y al mismo tiempo en todas las petroleras.

Al economista Miguel Bein le parece acertado el análisis de Vanoli, pero advierte: “Eso fue hasta el 22 de octubre. Ahora el Central subió la tasa y la partida de obra pública del año se agotó. El aumento de naftas y los próximos de luz van contra el ingreso disponible. La economía, que viajaba al 4,5% anual, debería moderarse hacia un ritmo de expansión menor, sin frenarse en extremo”.

Keynes. Mariano de Miguel, presidente del Capítulo Buenos Aires de la Sociedad Internacional para el Desarrollo (Sidbaires), observa que el Gobierno “matizó la regla fiscal y aceleró el gasto desde fines del año pasado, lo que fue un elemento clave en la recuperación económica y apalancó sectores de la construcción y la industria”. El interrogante, según De Miguel, consiste en qué hará ahora el Ejecutivo: “¿Seguirá sosteniendo el gasto o volverá sobre sus pasos? Debería aprender de su keynesianismo fiscal y notar que el año pasado, con ajuste fiscal, el déficit subió y este año, con aceleración del gasto, bajó porque la recaudación creció más. Pero en términos de consumo fue ortodoxos: el salario real todavía sigue sin recuperar lo perdido en 2016 y está 5% debajo de noviembre de 2015. Para sostener la recuperación van a necesitar consumo, y para esto, salario y empleo. Veremos qué pasa con la nueva aceleración de la inflación y las próximas paritarias. El crédito al consumo es una vieja receta cuando la distribución es regresiva y el salario no empluja, ¿pero cuánto se puede sostener?”.

El director ejecutivo de FyE Consult, Hernán Hirsch, vaticina que “el escenario mundial seguirá siendo favorable y eso permitirá mantener la política de reducción gradual del déficit, pero esta es una estrategia muy arriesgada”. El economista jefe de la consultora Ecolatina, Lorenzo Sigaut Gravina, opina que “la economía no restó, el Gobierno revirtió la recesión con inflación del 40% de 2016 con obra pública y créditos blandos y posponiendo el aumento de tarifas de transporte”. Rechaza que el Central se haya relajado y considera moderada la política fiscal, dado que bajó el déficit primario en año electoral. A futuro, le preocupa el endeudamiento externo en un contexto de estancamiento de la exportación.

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