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SOCIEDAD | 23-11-2017 00:10

Periodistas vs. Periodistas: El show de la grieta

Lanata, Sietecase, los Leuco, Bravo, Tenembaum, Longobardi y un largo listado. Discursos encendidos y amague de piñas. El debate entre los periodistas en su momento más caliente.

La entrega de los premios Martín Fierro siempre deja alguna polémica y esta vez no fue la excepción. Aunque la lógica hacía suponer que la ceremonia de los reconocimientos por la labor radial tendría menos repercusión que su contraparte televisiva, el clima político fue mucho más caliente que el de la fiesta anterior. La grieta hizo lo suyo. Se escucharon discursos encendidos y hubo una escena que casi termina en pugilato. Así se pusieron en juego viejos resquemores entre los periodistas, chicanas, debates actuales sobre la profesión e incluso reclamos gremiales que quedaron expuestos en el predio de la Sociedad Rural y siguieron por las redes sociales.

La locutora Verónica Castañares no imaginaba lo que provocarían sus palabras mientras leía el discurso que le había encargado el conductor de “Guetap” Reynaldo Sietecase, al subir al escenario para recibir el premio al Mejor Periodístico Matutino de FM. “Pedimos al Gobierno que no mire para otro lado, que se hagan cargo porque menos medios implica menos voces y menos voces implica menos libertad de expresión, hay algunos que se pasan echándole la culpa al gobierno anterior o a los empresarios que se fueron”, dijo ella con el teléfono celular en la mano. Este discurso fue lo que encendió la mecha que luego terminó en escándalo.

“Yo iba dispuesto a no hablar de política cuando subiera al escenario, porque estoy agotado del tema y porque creo que la gente también está agotada. Pero finalmente lo hice porque me enojó el discurso totalmente sesgado”, reconoció el propio Alfredo Leuco, quien recogió el guante y, ya sobre el escenario, le respondió a Sietecase. “Me queda decirle que se olvidó de algunos nombres. Lamento mucho los compañeros que quedaron sin trabajo, pero hay que saber elegir bien, quién es el tipo que tiene que estar en los medios de comunicación”, dijo.

El cruce, si bien fuerte, podría haber sido uno más de los tantos discursos políticos que proliferaron en los Martín Fierro durante la última década. Sin embargo, debajo del escenario se suscitaba un enfrentamiento menos dialéctico: mientras Alfredo Leuco hablaba, Diego, su hijo, se paraba para pelearse con aquellos que insultaban a su padre. Entre ellos, Julián Capasso, productor de Víctor Hugo Morales, ubicado en las antípodas políticas de Leuco. En un primer momento, se dijo que le habían gritado “judío de mierda”, aunque después eso no se pudo comprobar. Lo que sí quedó registrado fue Capasso diciéndole “Forro, hablá de Magnetto, forro. Hablá de DyN”.

Tras el encontronazo, los periodistas quedaron en la línea de fuego. Lejos de apaciguarse, el conflicto intraperiodístico creció y obligó a que todos tomaran posición. La grieta cobró vigor y volvió a abrir el debate sobre las prácticas profesionales.

Pasado no pisado. “La última década fue un momento muy especial para el periodismo. Había, en el anterior gobierno, un proyecto para terminar con el periodismo crítico. Y además un proyecto para generar medios artificiales, privados, con dinero público. Eso distorsionó todo”, graficó Jorge Fernández Díaz.

Marcelo Longobardi compartió el diagnóstico y aseguró: “En los últimos 10 años, se hicieron tantos periodismos como periodistas hay. Pero me parece que hubo un periodismo complicado, como consecuencia de persecuciones que algunos hemos vivido”. Sin embargo, aclaró que ahora sólo quedaba superar esa grieta que había quedado abierta.

Pero son justamente las rispideces y antagonismos surgidos al calor de estas posiciones los que continúan latentes y siguen alimentando las diferencias que devienen en conflictos como el de los Martín Fierro.

La enardecida reacción de Diego Leuco, los tuits de Úrsula Vargues sobre el poder de “los judíos” en los medios de comunicación (ver recuadro) y los periodistas tomando partido por uno u otro lado, no hicieron más que confirmar que las divisiones siguen vigentes. Los periodistas se metieron en el barro y no logran salir, pese a que Cristina dejó el poder hace casi dos años.

Geografía. La interminable interna entre periodistas dio origen a un término metafórico: Corea del Centro. El primero en instalar esta categoría fue Luis Majul, quien en mayo utilizó ese concepto, que ya circulaba en las redes sociales, y aseguró: “Hay una falsa grieta en la prensa argentina. Consiste en dar por sentado que a una denuncia contra Cristina Fernández tiene que corresponderle una igual, del mismo 'tamaño' e impacto, contra el gobierno de Mauricio Macri. Son los periodistas 'fanáticos' del 'así como te digo una cosa te digo la otra'. Los representantes de una imparcialidad impostada. No hacen periodismo con datos ni información verdadera. Sólo están ocupados en que no se los etiquete”, planteaba Majul. Su teorización, sin embargo, no agradó a muchos colegas.

“El concepto de Corea del Centro presupone que hay dos grupos de periodistas. Los 'autorizados' a criticar al gobierno de Macri –porque fueron voces críticas de las presidencias de Néstor y de Cristina– y los que deberían guardar un prudente silencio: los 'cómplices'”, criticó María O'Donnell, quien se autoincluyó en esa franja del medio.

Para la periodista, esta teoría supone que quienes la esgrimen crean un universo de cómplices muyu amplo que "abarca a cualquier periodista de redacción que haya trabajado alguna vez en un medio comprado durante el kirchernismo con fines políticos y dineros dudosos, y los que se sustentaron con la publicidad oficial a cambio de sostener una línea editorial afín al Gobierno o de propaganda".

Para Marcelo Longobardi, “lo peor que nos puede pasar a los periodistas es caer en una suerte de policías políticos, señalando a tal o cual porque piensa de tal modo. Yo soy de todas las Coreas, del sur, del norte, del este, del oeste o del medio, depende lo que se me ocurre pensar”.

Ernesto Tenembaum se cruzó en vivo con el propio Majul y le explicó que toda la discusión le parecía una “pavada”. “El periodismo es periodismo”, aseguró. Sin embargo, Tenembaum se había reconocido dentro de este grupo cuando escribió una columna sobre la detención de Milagro Sala en el 2016: “Más Corea del Centro que nunca y convencido, además”, dijo en aquel momento.

El primero en tomar el concepto de este país ficticio y dotarlo de un nuevo sentido fue el CEO de Perfil Network, Jorge Fontevecchia, quien dos días después de la columna de Majul en La Nación, explicó: “No es una posición cómoda la de ser 'Corea del Centro' porque se reciben críticas de ambos lados de la grieta, pero es la manera en que PERFIL entiende que puede cumplir su mandato de ser contracíclico para sumar al debate público siempre aquello que falta. Ser anticíclico fue criticar al kirchnerismo cuando nadie lo hacía durante los primeros cinco años. Y ser anticíclico hoy no sólo es criticar a Macri, porque, a diferencia de lo que sucedió con el kirchnerismo, los principales medios también le hacen críticas a Macri a pesar de que lo apoyan, sino también animarse a reconocer aquello bueno que hizo el kirchnerismo”.

Para un amplio sector del periodismo, entonces, ese ficticio país es la ubicación esperable del periodismo y hacia donde la profesión debería apuntar para cerrar la grieta. Para otros, sin embargo, el país del medio no es más que una falsa pretensión. “Hay periodistas que se autoincluyen en Corea del Centro para disimular su entusiasta apoyo al gobierno anterior, y aparentar cierta neutralidad, que en el fondo no pueden mantener”, opinó Majul. Federico Andahazi fue más allá: aseguró que este es un lugar donde se juntan a “conspirar los extremistas de todos los signos y todos los tiempos”.

Como nunca desde que Cambiemos llegó al poder, la grieta de la comunicación se puso en carne viva. Tanto que Longobardi aseguró que había una especie de “macartismo” entre periodistas. En un sentido similar ironizó Luis Novaresio: “¿Ahora resulta que hay que hacer una reválida de títulos para ver quién dijo no sé qué cosa en el kirchnerato para poder opinar hoy? Los que eso piden, ¿pasan el examen?”.

Contexto difícil. Pero además del pasado y el presente de cada periodista, el futuro también es un tema de debate en el ámbito de la comunicación. Las crisis que atraviesan varios medios, con el cierre de la agencia DyN incluido (ver recuadro), generaron una crisis en el sector que provoca preocupación y nuevos enfrentamientos.

De hecho, los discursos del Martín Fierro que acabaron reavivando la grieta giraron en torno a esta problemática: “Se olvidó de Sergio Szpolski, se olvidó de Electroingeniería, se olvidó de Cristóbal López, verdaderos delincuentes de los medios de comunicación que vaciaron y que vinieron a hacer política”, disparó Leuco, haciendo alusión a que Sietecase había omitido nombrar a los empresarios que desembarcaron en los medios con la gestión kirchnerista, recibieron una millonaria pauta oficial y ahora, sin la protección estatal, cierran sus medios. “La mayoría de los medios que están siendo afectados pertenecen o pertenecieron, hasta hace poco, a aventureros inescrupulosos que los usaron para presionar, extorsionar o como un seguro para no ir a la cárcel. Oportunistas que gozaron de millones y millones de publicidad oficial no justificada ni por el nivel de audiencia ni por ninguna otra razón”, dijo Majul.

Hoy, algunos de esos empresarios son investigados. Pero los medios, y las fuentes de trabajo que estos representaban, se ven amenazadas. De esta manera se genera una nueva discusión entre quienes sostienen que el Estado debe intervenir y los que apuntan a que no debe hacerse cargo de estos desaguisados. “Le pedimos al Gobierno que no mire a otro lado, porque menos medios implica menos voces, y menos voces es menos libertad de expresión. No nos corran con el verso de la depuración natural del mercado, porque hay algunos que se la pasan echándole la culpa al gobierno anterior”, leyó Castañeras en nombre de Sietecase.

Otros colegas están menos convencidos sobre la necesidad de cualquier tipo de intervención. “Se abren tres alternativas frente a esta historia: que el Estado se haga cargo de la cuestión bajo el argumento de que hay que proteger la diversidad de opiniones, pero los argentinos ya pagamos por esto y hacerlo dos veces me parece mucho. Quedan dos posibilidades; que los medios desaparezcan o que alguien se haga cargo”, analizó Longobardi.

Desde el Gobierno nacional, el titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, Hernán Lombardi, contestó: “Todo lo que sucede se debe a lo que se hizo en la década K. Lo mejor es que haya una continuidad en los medios y expresen distintas voces, eso hace a una Argentina mejor informada”, y aclaró que las crisis de las empresas periodísticas se debían a “un encauce real”.

Cambios. Los medios se enfrentan con los constantes avances tecnológicos que modifican el mapa periodístico, creando nuevos competidores, lenguajes, reglas y códigos. “Existen muchos medios que vivieron de la pauta artificial, sin tener consumidores, y se están cayendo. Es lógico que eso pase. Después hay otros medios que están sufriendo el cambio tecnológico. Creo que DyN es uno de esos casos. Las agencias casi han dejado de existir en el mundo. Deberían haberse reformulado desde la web”, opinó Jorge Lanata.

“Estamos en un momento de transición en la comunicación en el país. Es un momento histórico, que no sabemos hacia dónde vamos. Todo es más ágil, se viraliza, es más volátil, todo es viejo todo el tiempo”, dijo Santiago del Moro al recibir su premio Konex.

Esa radiografía fue compartida por Jorge Fontevecchia, quien en la misma ceremonia aseguró: “En el anterior Premio Konex no existían los teléfonos inteligentes, ni la pantalla táctil y Facebook era sólo una red de los estudiantes que hablaban inglés. O sea, el cambio tecnológico fue enorme. Hoy, Google y Facebook se quedan con el 80% de la publicidad mundial sin contratar a ningún periodista”. Esto hizo, por ejemplo, que en Estados Unidos la cantidad de periodistas se redujera a la mitad en sólo cinco años.

“Estamos en una etapa de transición, en donde los medios tradicionales van a luchar por su supervivencia, veremos perder muchos puestos de trabajo. Muchos chicos y chicas que salen de la universidad enfrentarán enormes dificultades para encontrar un trabajo digno, va a ser muy difícil”, pronosticó Hugo Alconada Mon.

Entre rencillas, pases de facturas, acusaciones y mucha incertidumbre, los periodistas vivieron una semana particular. Ninguno se quedó fuera de la grieta reavivada. Mientras discute su pasado y futuro, la profesión busca definir dónde pararse.

por Marcos Teijeiro, Giselle Leclercq

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