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CIENCIA | 26-11-2017 00:00

Desarrollo satelital argentino: ARSAT, en la encrucijada

Luego de que se frenara la construcción de satélites, y del intento de privatizarlos, un libro analiza cómo proteger a esta industria.

A fines de julio de este año una investigación periodística revelaba que el operador estatal ARSAT había firmado, con fecha 29 de junio, un documento preliminar que contemplaba la conformación de una nueva empresa, de nombre Newco, para fabricar el postergado ARSAT -3. El satélite de comunicaciones, tercero de la flota ARSAT, había sido suspendido tan pronto como Mauricio Macri asumió la presidencia de la Argentina. De acuerdo con el documento preliminar, el 51% de la compañía hasta ahora argentina quedaría en manos de la estadounidense Hughes, que sería la encargada de administrar el satélite. Nada de todo esto está contemplado en la Ley de Desarrollo Satelital, la Nro. 27.208, sancionada en noviembre del 2015, y entonces el escándalo estalló.

Hasta el momento nada hace pensar que la construcción del ARSAT - 3 vaya a reiniciarse y, por el contrario, el gobierno ha otorgado ya 14 licencias a operadores satelitales privados. La posibilidad de que la industria satelital nacional se fortalezca y desarrolle se aleja cada vez más. Este proceso y lo que podría hacerse es lo que se analiza en el libro " "Arsat en la encrucijada: entre la apertura de cielos, la privatización y el desarrollo de la Industria Satelital Nacional", que escribieron Martín Serra y Guillermo Rus. El primero participó en la elaboración del Plan Satelital Geoestacionario Argentino y el segundo fue vicepresidente de ARSAT hasta el año 2015.

"En este libro analizamos, entre otras cosas, la actualidad del operador satelital nacional y desarrollamos una serie de ideas para la modificación del Reglamento de Gestión y Servicios Satelitales que esta vigente desde el año 2000 y permitió en los últimos dos años la autorización de esos14 satélites de bandera extranjera. También abordamos el intento de privatización e ingreso de capitales extranjeros al operador", explica Rus. A continuación, algunos de los conceptos del libro.

Comienzos expertos

"El 6 de octubre de 2014, al lanzarse al Espacio el satélite geoestacionario de comunicaciones ARSAT-1 mediante un vehículo Ariane-5, la Argentina alcanzaba uno de los hitos más destacados de su historia en materia de desarrollo tecnológico. Ese satélite, que había requerido más de un millón de horas hombre para su realización y una inversión cercana a los U$S 350 millones, colocó a la Argentina entre un reducido conjunto de países con la capacidad de diseñar y construir este tipo de plataformas para brindar servicios en la Tierra desde el Espacio.

No se trataba del primer satélite de la Argentina: en los últimos 20 años, el país había puesto en órbita las misiones de observación de la Tierra SAC-B (1996), SAC-A (1998), SAC-C (2000) y SAC-D/Aquarius (2011), también fabricadas por INVAP en sus instalaciones de la ciudad de Bariloche. Por otro lado, Argentina disponía de importantes capacidades para la operación de satélites. La empresa ARSAT, que opera actualmente los satélites ARSAT-1 y ARSAT-2, fue creada por ley en el año 2006 absorbiendo la infraestructura y el personal de Nahuelsat, primer operador satelital privado del país que inició sus actividades en el año 1996. ARSAT fue constituida como una Sociedad Anónima (SA), cuyos accionistas eran el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, y el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas.

Ese gran paso para la tecnología nacional que significó ARSAT-1, fue en parte posible gracias a los antecedentes del país en materia satelital, tanto en lo referido a la fabricación, a cargo de INVAP, como a la operación, llevada a cabo por ARSAT. Sin embargo, también pudo ser concretado debido a la existencia misma de ARSAT como empresa, que en su ley de creación fue comandada a proteger las dos posiciones orbitales (72° y 81° Oeste) asignadas a la Argentina por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) con satélites fabricados en el país. De no mediar este condicionamiento en el estatuto de la empresa, establecido con la clara intención de desarrollar una industria de alto valor agregado, se podría afirmar que INVAP no hubiera sido la alternativa más conveniente para la fabricación de los satélites.

ARSAT, como operador satelital de comunicaciones y sociedad anónima de capital estatal creada por ley para promover el desarrollo industrial satelital nacional, fue la condición necesaria y fundamental para alcanzar el hito tecnológico que posicionó al país en el mercado de fabricantes de la industria satelital internacional.

Al momento de la creación de ARSAT, alrededor de una decena de operadores satelitales de servicios fijos por satélite abarcaban el mercado internacional. INTELSAT y SES disponían -y disponen- de las flotas más numerosas, seguidos por Eutelsat, Hipasat, Telesat, ABS, JCSAT, entre otros, casi todos ellos con más de 20 años de experiencia en mercados globales y en fuerte asociación con la industria de fabricación de satélites que se nutre también de las organizaciones gubernamentales de sus países (o bloques), a través de organismos como la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA), así como también de las fuerzas militares y de seguridad, que demandan continuamente misiones con requerimientos cada vez más sofisticados, aportando fuertemente a su competitividad.

En lo que va del siglo XXI también surgieron operadores satelitales nacionales estatales en diversos países del mundo y con variadas justificaciones, aunque siempre relacionadas con la soberanía sobre las telecomunicaciones, la inclusión digital y el fomento a industrias de alto valor agregado. En la última década, también iniciaron su actividad, o tomaron un fuerte impulso, operadores satelitales de comunicaciones de capital privado, por ejemplo en los Estados Unidos (ViaSat) y Bulgaria (BulgariaSat).

La aparición de ARSAT con sus dos satélites de fabricación nacional se ubica en un marco internacional de organizaciones ampliamente consolidadas, con un flujo de trabajo incremental y desafiante para las agencias espaciales, los complejos militares y operadores satelitales distribuidos en todos los rincones del planeta, dotados de notables capacidades técnicas, comerciales e institucionales.

En este escenario, que en principio resulta desalentador para la tecnología argentina en términos de competitividad, la viabilidad de un operador nacional –al menos en una primera etapa- requiere de entornos de cierta protección, donde se priorice el desarrollo industrial frente a la competencia internacional, teniendo en consideración los riesgos que se corren: el atraso en los servicios disponibles en el país, y el subsidio forzado de un sector industrial poco eficiente que no pueda hacer frente a sus competidores."

Legislación a modernizar

"ARSAT fue creada por ley (26.092) y por más de ocho años se transfirieron alrededor de U$S 600 millones para el diseño, fabricación y puesta en órbita de los satélites ARSAT-1 y ARSAT-2. Mediante la ley 27.208 se aprobó en el año 2015 el plan para los siguientes 20 años, con el objetivo de asegurar la continuidad y fortalecer las capacidades industriales. Ampliación de la flota de ARSAT de dos a seis satélites, búsqueda de exportación de dos plataformas, cooperación con los operadores nacionales de la región, mejora en la eficiencia mediante el desarrollo de la propulsión eléctrica, e incremento del componente nacional en el valor de las plataformas, son algunos de los elementos más relevantes del Plan Satelital Geoestacionario Argentino 2015-2035.

Toda esta Política de Estado, que atravesó tres mandatos presidenciales y que requirió de importantes inversiones en infraestructura satelital, consolidada mediante dos leyes nacionales, tambalea por la autorización indiscriminada de satélites en menos de un año y medio que generó una avalancha de capacidad en el mercado nacional. Esta situación dejó en evidencia que la desactualización del Reglamento de Gestión y Servicios Satelitales se constituyó en un atajo para implementar muy rápidamente una política de apertura de cielos sin necesidad de consensuarla en el Congreso de la Nación.

En la iniciativa de creación de una nueva empresa por parte de ARSAT junto a la norteamericana Hughes para orientar el crecimiento en la operación satelital hacia el sector privado se evidenció la importancia del marco normativo (ley 27.208) que impide que un viraje de estas características en la política satelital de comunicaciones se realice sin la participación del poder legislativo. Para normalizar este desequilibrio es importante llevar al mismo nivel acciones que tengan un impacto profundo en la política satelital. Es decir, si la naturaleza y lineamiento del operador satelital nacional (ARSAT) está establecida por ley, lo mismo debiera ocurrir con el Reglamento de Gestión y Servicios Satelitales, ya que la aplicación de este último condiciona totalmente la actividad del primero.

Por otra parte, la modernización del actual Reglamento es urgente y vital para poder establecer criterios claros que permitan un desarrollo del operador satelital nacional planificado por ley así como la competencia y la llegada al país de los servicios satelitales de última generación.

Fragmento de "Arsat, en la encrucijada", Martín Serra y Guillermo Rus, Ed. Oink.

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